/ lunes 30 de agosto de 2021

Una relación bilateral trascendente

Para nadie es una novedad la estrecha relación, en todos los sentidos, que existe entre México y Estados Unidos de América (EUA), un vínculo que es más evidente en las zonas fronterizas. Por supuesto, uno de los datos más relevantes se refiere a los intercambios comerciales y a la economía; sin embargo, en esta ocasión no es mi intención abordar las cifras mil millonarias que supone, por ejemplo, la importación-exportación de hidrocarburos o a través de los procesos relacionados con la maquila. Más bien, quisiera abordar datos cuyo impacto se hace visible de manera inmediata en el bolsillo de las personas, tanto en México como en EUA.

Una de las dinámicas económicas más importantes consiste en los intercambios comerciales que se generan en ciudades fronterizas a través de la compraventa de productos en plazas, outlets, entre otros retailers y, por supuesto, en los negocios que, a su vez, se ven favorecidos por esta dinámica, como restaurantes, gasolineras, bares, hoteles, etc.

No siempre nos detenemos a analizar los ingresos que se generan por este tipo de vías; sin embargo, datos de la Cámara de Comercio de McAllen revelan que entre noviembre y diciembre de 2019 hubo ingresos por 600 millones de dólares, provenientes precisamente del shopping en las plazas comerciales ubicadas en la frontera, ¿qué tanto aporta México a esta importante cifra? Las mexicanas y mexicanos que viajaron a EUA para hacer compras generaron una derrama de 120 millones de dólares, que equivale al 20% de la cifra que mencioné antes, tan solo en McAllen, Texas. Con el cierre de la frontera con México, los negocios estadounidenses resintieron el impacto económico, pues tan solo en esta ciudad las ventas cayeron en un 80%; en suma, la crisis provocó el cierre de 600 establecimientos o la reducción de las plantillas de trabajadores. Lo mismo sucede en otras demarcaciones para las que el flujo de familias mexicanas es fundamental. En Laredo, por citar otra localidad, se han reportado pérdidas hasta por 800 millones de dólares.

Aquí conviene formular una serie de precisiones. Primeramente, el cierre de la fronteras no ha sido mutuo, pues México ha mantenido abiertas las fronteras para cualquier país; por el contrario, en EUA el cierre afecta el movimiento de personas, al tránsito no esencial, pero no a los cargamentos. En consecuencia, las afectaciones más graves ocurren en las tiendas de autoservicio, departamentales, restaurantes, gasolineras, etc., así como por las pérdidas en forma de impuestos a las ventas, precisamente porque las ventas han disminuido de manera considerable. En Nogales y Douglas, ciudades de Arizona, en 2019 entre el 65% y el 80% de los impuestos provenía de las compras que generaba el turismo mexicano.

Estos hechos han puesto aún más en relieve la estrecha relación que existe entre México y EUA, así como la simbiosis que sostienen ambas naciones, como decía antes, no solo por las exportaciones e importaciones a gran escala, sino por estas dinámicas que impactan de forma inmediata en el bolsillo de las personas. Paradójicamente, nunca como en tiempos de pandemia las ciudades fronterizas de EUA con México habían extrañado tanto a la población de nuestro país, pues recordemos que esta frontera es la más transitada del mundo, según información de la Arizona State University

Si bien el impacto de la pandemia aún está presente, estas nuevas dinámicas abren la puerta a nuevas oportunidades donde antes no las había. Eventualmente, EUA tendrá que abrir la frontera a las actividades no esenciales y poco a poco el panorama volverá a la normalidad; no obstante, es momento de acercarnos con las ciudades fronterizas para identificar fortalezas, aspectos en común y puntos en los que es posible llegar a acuerdos, con el objetivo de unir esfuerzos, hacer sinergia y promover más y mejores inversiones, no solo de empresarios estadounidenses que deseen venir a México, sino también de empresarias y empresarios mexicanos que busquen invertir en EUA.

Estos fueron precisamente los principales objetivos de mi gira por el sur de EUA: fortalecer las relaciones diplomáticas; atraer más y mejores inversiones a México, en especial a Aguascalientes; analizar estrategias y planes de acción para reactivar la actividad económica en la frontera, e impulsar una agenda migratoria que beneficie a ambos países, porque la única forma de enfrentar las crisis es a través del trabajo en equipo y de la suma de voluntades.

Para nadie es una novedad la estrecha relación, en todos los sentidos, que existe entre México y Estados Unidos de América (EUA), un vínculo que es más evidente en las zonas fronterizas. Por supuesto, uno de los datos más relevantes se refiere a los intercambios comerciales y a la economía; sin embargo, en esta ocasión no es mi intención abordar las cifras mil millonarias que supone, por ejemplo, la importación-exportación de hidrocarburos o a través de los procesos relacionados con la maquila. Más bien, quisiera abordar datos cuyo impacto se hace visible de manera inmediata en el bolsillo de las personas, tanto en México como en EUA.

Una de las dinámicas económicas más importantes consiste en los intercambios comerciales que se generan en ciudades fronterizas a través de la compraventa de productos en plazas, outlets, entre otros retailers y, por supuesto, en los negocios que, a su vez, se ven favorecidos por esta dinámica, como restaurantes, gasolineras, bares, hoteles, etc.

No siempre nos detenemos a analizar los ingresos que se generan por este tipo de vías; sin embargo, datos de la Cámara de Comercio de McAllen revelan que entre noviembre y diciembre de 2019 hubo ingresos por 600 millones de dólares, provenientes precisamente del shopping en las plazas comerciales ubicadas en la frontera, ¿qué tanto aporta México a esta importante cifra? Las mexicanas y mexicanos que viajaron a EUA para hacer compras generaron una derrama de 120 millones de dólares, que equivale al 20% de la cifra que mencioné antes, tan solo en McAllen, Texas. Con el cierre de la frontera con México, los negocios estadounidenses resintieron el impacto económico, pues tan solo en esta ciudad las ventas cayeron en un 80%; en suma, la crisis provocó el cierre de 600 establecimientos o la reducción de las plantillas de trabajadores. Lo mismo sucede en otras demarcaciones para las que el flujo de familias mexicanas es fundamental. En Laredo, por citar otra localidad, se han reportado pérdidas hasta por 800 millones de dólares.

Aquí conviene formular una serie de precisiones. Primeramente, el cierre de la fronteras no ha sido mutuo, pues México ha mantenido abiertas las fronteras para cualquier país; por el contrario, en EUA el cierre afecta el movimiento de personas, al tránsito no esencial, pero no a los cargamentos. En consecuencia, las afectaciones más graves ocurren en las tiendas de autoservicio, departamentales, restaurantes, gasolineras, etc., así como por las pérdidas en forma de impuestos a las ventas, precisamente porque las ventas han disminuido de manera considerable. En Nogales y Douglas, ciudades de Arizona, en 2019 entre el 65% y el 80% de los impuestos provenía de las compras que generaba el turismo mexicano.

Estos hechos han puesto aún más en relieve la estrecha relación que existe entre México y EUA, así como la simbiosis que sostienen ambas naciones, como decía antes, no solo por las exportaciones e importaciones a gran escala, sino por estas dinámicas que impactan de forma inmediata en el bolsillo de las personas. Paradójicamente, nunca como en tiempos de pandemia las ciudades fronterizas de EUA con México habían extrañado tanto a la población de nuestro país, pues recordemos que esta frontera es la más transitada del mundo, según información de la Arizona State University

Si bien el impacto de la pandemia aún está presente, estas nuevas dinámicas abren la puerta a nuevas oportunidades donde antes no las había. Eventualmente, EUA tendrá que abrir la frontera a las actividades no esenciales y poco a poco el panorama volverá a la normalidad; no obstante, es momento de acercarnos con las ciudades fronterizas para identificar fortalezas, aspectos en común y puntos en los que es posible llegar a acuerdos, con el objetivo de unir esfuerzos, hacer sinergia y promover más y mejores inversiones, no solo de empresarios estadounidenses que deseen venir a México, sino también de empresarias y empresarios mexicanos que busquen invertir en EUA.

Estos fueron precisamente los principales objetivos de mi gira por el sur de EUA: fortalecer las relaciones diplomáticas; atraer más y mejores inversiones a México, en especial a Aguascalientes; analizar estrategias y planes de acción para reactivar la actividad económica en la frontera, e impulsar una agenda migratoria que beneficie a ambos países, porque la única forma de enfrentar las crisis es a través del trabajo en equipo y de la suma de voluntades.