/ miércoles 17 de noviembre de 2021

El PEF 2022, ¿un presupuesto basado en el optimismo?

Después de una intensa discusión, durante la madrugada del pasado domingo 14 de noviembre fue aprobado el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el 2022, año en el que se ejercerá un gasto de 7.08 billones de pesos. La aprobación, hay que decirlo, tiene lugar luego de que se desecharan las 1,994 reservas que se presentaron desde la oposición a lo largo de fuertes debates que, al final del día, resultaron poco fructíferos: el PEF se aprobó sin que se moviera una sola coma.

El monto aprobado corresponde con la cifra más grande de la que se tenga registro y supone un incremento del 8.5% respecto del presupuesto de 2021, ya tomando en cuenta la inflación. Al respecto, los especialistas Javier Martínez y Leonardo Núñez ponen en contexto estas cifras en un análisis publicado por Mexicanos contra la corrupción e impunidad. En primer lugar, los autores estiman que los ingresos presupuestarios crecerán un 7.5% entre 2021 y 2022; por lo tanto, el gasto es superior a los ingresos que el gobierno espera tener. No solo este PEF es el más elevado del que se tenga noticias, sino que la diferencia entre los ingresos y los gastos también es la más alta desde el 2015, pues asciende a los 875 mil 570.5 millones de pesos. Para subsanar esta diferencia, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador echará mano de financiamientos producto de la contratación de deuda pública.

El PEF 2022 se ejercerá de la siguiente manera: el 74% se destinará al gasto programable, que es el que se emplea para ofrecer bienes y servicios públicos a la población, mientras que el restante 26% se utilizará para pagar obligaciones, como el pago de deuda y de pensiones. Por supuesto, en el PEF 2022 hay un incremento del 15.2% del gasto en salud para continuar el combate a la pandemia; sin embargo, una parte importante del presupuesto se destinará a mantener las iniciativas impulsadas desde el gobierno federal, como los programas sociales y de bienestar para adultos mayores, pero también para los proyectos faraónicos del presidente, como el Tren Maya y la construcción de la refinería de Dos Bocas, los cuales hemos criticado fuertemente desde la oposición, pues sus beneficios, tanto en lo social como en lo económico, son muy cuestionables; asimismo, habrá partidas para la Guardia Nacional y para Petróleos Mexicanos. Para todo lo anterior, el presupuesto contempla un aumento de 24 mil millones de pesos, una cifra que, en palabras de Javier Martínez y Leonardo Núñez, representa un 70% más, respecto del presupuesto disponible al segundo trimestre de este año.

Estos datos revelan dónde se encuentran los intereses de la 4T, pues en los diferentes rubros del presupuesto no se observan aumentos en ámbitos como la ciencia, la tecnología o la innovación que, además, llegarán a su punto más bajo si observamos el periodo comprendido del 2011 al 2021. A lo anterior hay que sumar los recortes a los órganos autónomos constitucionales, que han sido objeto de constantes ataques desde la federación, como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) o el Instituto Nacional Electoral (INE).

En este escenario, además, el gobierno es muy optimista, pues espera que en 2022 el Producto Interno Bruto del país crezca un 4.1%, que la inflación sea de 3.4% y que el tipo de cambio se mantenga alrededor de los 20.3 pesos por dólar; sin embargo, estas cifras contrastan con las estimaciones de organismos como el Banco de México, la OCDE, el FMI y diversas instituciones bancarias, las cuales visualizan un escenario macroeconómico menos alentador para nuestro país. El Banco Mundial visualiza un crecimiento del PIB de 3% y una inflación del 4%, similar a las estimaciones de la CEPAL-ONU, que contempla un crecimiento del PIB de 3% y una inflación del 3.5%, por mencionar solo algunos ejemplos.

Para hacer frente al 2022 habrá que ser más que optimistas, pues en caso de que no se cumplan las predicciones del gobierno federal y de los aliados de la 4T, nuestro país se enfrentará a un escenario con muchos retos y desafíos. Como oposición, por lo tanto, asumiré una postura crítica y propositiva para vigilar que cada centavo que se ejerza del PEF 2022 se gaste adecuadamente y no suponga un despilfarro que conduzca a México a una debacle económica.

Después de una intensa discusión, durante la madrugada del pasado domingo 14 de noviembre fue aprobado el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el 2022, año en el que se ejercerá un gasto de 7.08 billones de pesos. La aprobación, hay que decirlo, tiene lugar luego de que se desecharan las 1,994 reservas que se presentaron desde la oposición a lo largo de fuertes debates que, al final del día, resultaron poco fructíferos: el PEF se aprobó sin que se moviera una sola coma.

El monto aprobado corresponde con la cifra más grande de la que se tenga registro y supone un incremento del 8.5% respecto del presupuesto de 2021, ya tomando en cuenta la inflación. Al respecto, los especialistas Javier Martínez y Leonardo Núñez ponen en contexto estas cifras en un análisis publicado por Mexicanos contra la corrupción e impunidad. En primer lugar, los autores estiman que los ingresos presupuestarios crecerán un 7.5% entre 2021 y 2022; por lo tanto, el gasto es superior a los ingresos que el gobierno espera tener. No solo este PEF es el más elevado del que se tenga noticias, sino que la diferencia entre los ingresos y los gastos también es la más alta desde el 2015, pues asciende a los 875 mil 570.5 millones de pesos. Para subsanar esta diferencia, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador echará mano de financiamientos producto de la contratación de deuda pública.

El PEF 2022 se ejercerá de la siguiente manera: el 74% se destinará al gasto programable, que es el que se emplea para ofrecer bienes y servicios públicos a la población, mientras que el restante 26% se utilizará para pagar obligaciones, como el pago de deuda y de pensiones. Por supuesto, en el PEF 2022 hay un incremento del 15.2% del gasto en salud para continuar el combate a la pandemia; sin embargo, una parte importante del presupuesto se destinará a mantener las iniciativas impulsadas desde el gobierno federal, como los programas sociales y de bienestar para adultos mayores, pero también para los proyectos faraónicos del presidente, como el Tren Maya y la construcción de la refinería de Dos Bocas, los cuales hemos criticado fuertemente desde la oposición, pues sus beneficios, tanto en lo social como en lo económico, son muy cuestionables; asimismo, habrá partidas para la Guardia Nacional y para Petróleos Mexicanos. Para todo lo anterior, el presupuesto contempla un aumento de 24 mil millones de pesos, una cifra que, en palabras de Javier Martínez y Leonardo Núñez, representa un 70% más, respecto del presupuesto disponible al segundo trimestre de este año.

Estos datos revelan dónde se encuentran los intereses de la 4T, pues en los diferentes rubros del presupuesto no se observan aumentos en ámbitos como la ciencia, la tecnología o la innovación que, además, llegarán a su punto más bajo si observamos el periodo comprendido del 2011 al 2021. A lo anterior hay que sumar los recortes a los órganos autónomos constitucionales, que han sido objeto de constantes ataques desde la federación, como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) o el Instituto Nacional Electoral (INE).

En este escenario, además, el gobierno es muy optimista, pues espera que en 2022 el Producto Interno Bruto del país crezca un 4.1%, que la inflación sea de 3.4% y que el tipo de cambio se mantenga alrededor de los 20.3 pesos por dólar; sin embargo, estas cifras contrastan con las estimaciones de organismos como el Banco de México, la OCDE, el FMI y diversas instituciones bancarias, las cuales visualizan un escenario macroeconómico menos alentador para nuestro país. El Banco Mundial visualiza un crecimiento del PIB de 3% y una inflación del 4%, similar a las estimaciones de la CEPAL-ONU, que contempla un crecimiento del PIB de 3% y una inflación del 3.5%, por mencionar solo algunos ejemplos.

Para hacer frente al 2022 habrá que ser más que optimistas, pues en caso de que no se cumplan las predicciones del gobierno federal y de los aliados de la 4T, nuestro país se enfrentará a un escenario con muchos retos y desafíos. Como oposición, por lo tanto, asumiré una postura crítica y propositiva para vigilar que cada centavo que se ejerza del PEF 2022 se gaste adecuadamente y no suponga un despilfarro que conduzca a México a una debacle económica.