/ jueves 11 de noviembre de 2021

Retomar los principios

Mucho se ha hablado en los últimos días sobre la situación en el PAN. Los retos que el partido tiene son muchos. Hay una realidad que no podemos ignorar: somos la primer fuerza de oposición pero no hemos podido capitalizar del todo el descontento social ante los resultados del gobierno de la 4T. Tampoco hemos podido crecer a partir de la base ciudadana. Se ha impuesto la lógica de controlar el padrón.

Otra realidad que no se puede ignorar es que la defensa de las reformas estructurales que sacamos adelante, tras el Pacto por México y que muchos considerábamos necesarias para el país, ha sido muy compleja. Por un lado por la conformación que tenía el Congreso en el arranque de este sexenio y por el otro, por la narrativa que se esgrime en torno a éstas. La reforma educativa es un ejemplo, la energética otro.

También debemos reconocer que ha hecho falta autocrítica sobre los resultados electorales de este 2021. No todo fue bueno, como sí ocurrió en Aguascalientes y en la capital del país. En lo personal creo que estamos obligados a replantear la narrativa y nuestra posición entre la sociedad, si aspiramos a consolidar un cambio trascendental en los próximos años. Los mexicanos debemos percibirnos como la mejor opción política, gubernamental e ideológica. Pero también como la fuerza más competitiva.

Para ello es necesario presumir todo lo bueno. Los sexenios del PAN, el de Fox y el de Felipe Calderón, tienen mucho material para esa consigna. También nuestros gobiernos estatales deben ser referencia. Hemos hecho las cosas bien y es tiempo de “cantarlo”. Hay que aprovechar al máximo las fuentes de publicidad del partido para tal fin.

Estamos obligados a retomar los principios básicos y desechar las prácticas que nos han alejado de la sociedad. Los cacicazgos de partido y los “padroneros” no puede tener lugar en una organización como el PAN. Es momento de abrir las puertas del partido para que los ciudadanos se afilien de manera libre. Lo anterior no sólo nos haría crecer y nos haría más competitivos, sino que renovaría las ideas que conviven en lo interno. La elección de los liderazgos debe ser ejemplar, en procesos transparentes, democráticos y de altura.

Las propuestas de nuestros legisladores deben destacar por su calidad. Los ciudadanos deben percibir con facilidad que existe un contraste contundente en la vida parlamentaria de los Congresos de todo el país. Para ello también es fundamental acercarse y trabajar de la mano con las organizaciones de la sociedad civil. Son ellas las que tienen, en muchos casos, los mejores diagnósticos de las problemáticas y por ende, propuestas para su atención.

El PAN está llamado a recuperar su esencia y para ello su militancia debe actuar sin condicionamientos y sin temores. Impulsar de manera libre proyectos, ideas y líderes. Que lo anterior conviva en un ambiente de sana competencia interna, con reglas claras y transparentes. Solo así cada militante se sentirá parte de los triunfos y serán los mejores voceros de los buenos gobiernos encabezados por nuestro partido. También debe haber canales y espacios de diálogo transversales, que derriben los mitos de las dirigencias nacionales distantes.

Hay mucho trabajo por hacer, pero también hay mucho talento humano, convicción y propuestas. Es tiempo de dar lo mejor de nosotros, no de bajar la cabeza.

Mucho se ha hablado en los últimos días sobre la situación en el PAN. Los retos que el partido tiene son muchos. Hay una realidad que no podemos ignorar: somos la primer fuerza de oposición pero no hemos podido capitalizar del todo el descontento social ante los resultados del gobierno de la 4T. Tampoco hemos podido crecer a partir de la base ciudadana. Se ha impuesto la lógica de controlar el padrón.

Otra realidad que no se puede ignorar es que la defensa de las reformas estructurales que sacamos adelante, tras el Pacto por México y que muchos considerábamos necesarias para el país, ha sido muy compleja. Por un lado por la conformación que tenía el Congreso en el arranque de este sexenio y por el otro, por la narrativa que se esgrime en torno a éstas. La reforma educativa es un ejemplo, la energética otro.

También debemos reconocer que ha hecho falta autocrítica sobre los resultados electorales de este 2021. No todo fue bueno, como sí ocurrió en Aguascalientes y en la capital del país. En lo personal creo que estamos obligados a replantear la narrativa y nuestra posición entre la sociedad, si aspiramos a consolidar un cambio trascendental en los próximos años. Los mexicanos debemos percibirnos como la mejor opción política, gubernamental e ideológica. Pero también como la fuerza más competitiva.

Para ello es necesario presumir todo lo bueno. Los sexenios del PAN, el de Fox y el de Felipe Calderón, tienen mucho material para esa consigna. También nuestros gobiernos estatales deben ser referencia. Hemos hecho las cosas bien y es tiempo de “cantarlo”. Hay que aprovechar al máximo las fuentes de publicidad del partido para tal fin.

Estamos obligados a retomar los principios básicos y desechar las prácticas que nos han alejado de la sociedad. Los cacicazgos de partido y los “padroneros” no puede tener lugar en una organización como el PAN. Es momento de abrir las puertas del partido para que los ciudadanos se afilien de manera libre. Lo anterior no sólo nos haría crecer y nos haría más competitivos, sino que renovaría las ideas que conviven en lo interno. La elección de los liderazgos debe ser ejemplar, en procesos transparentes, democráticos y de altura.

Las propuestas de nuestros legisladores deben destacar por su calidad. Los ciudadanos deben percibir con facilidad que existe un contraste contundente en la vida parlamentaria de los Congresos de todo el país. Para ello también es fundamental acercarse y trabajar de la mano con las organizaciones de la sociedad civil. Son ellas las que tienen, en muchos casos, los mejores diagnósticos de las problemáticas y por ende, propuestas para su atención.

El PAN está llamado a recuperar su esencia y para ello su militancia debe actuar sin condicionamientos y sin temores. Impulsar de manera libre proyectos, ideas y líderes. Que lo anterior conviva en un ambiente de sana competencia interna, con reglas claras y transparentes. Solo así cada militante se sentirá parte de los triunfos y serán los mejores voceros de los buenos gobiernos encabezados por nuestro partido. También debe haber canales y espacios de diálogo transversales, que derriben los mitos de las dirigencias nacionales distantes.

Hay mucho trabajo por hacer, pero también hay mucho talento humano, convicción y propuestas. Es tiempo de dar lo mejor de nosotros, no de bajar la cabeza.