/ jueves 4 de noviembre de 2021

De candidatos y partidos

La lógica electoral ha cambiado mucho en los últimos años. Las estrafalarias campañas que reunían a miles de ciudadanos en plazas y espacios abiertos ya no son lo mismo. Hoy las redes sociales cumplen un papel fundamental. Así nos lo dejó ver la pandemia de Covid19. Pero que algo que también ha cambiado en los últimos años es la relación “partido-candidato” y de esto quiero desprender la siguiente pregunta:

¿Qué es más importante en una contienda electoral: el partido político o el candidato?

De acuerdo con diversos estudios en la materia, cada vez cobra mayor relevancia la personalidad de los candidatos, por encima de la intención de voto de los partidos. Y es que, como nunca antes, a la gente le importa más la hoja de vida de las personas que aspiran a un cargo de representación popular, que el prestigio de un partido político.

El hartazgo por los actos de corrupción, los abusos de poder, los casos de enriquecimiento ilícito y la falta de resultados, es claro. La gente quiere candidatos con honestidad, experiencia, preparación y capacidad probada. Candidatos que conozcan su sentir y que verdaderamente sepan cuáles son sus necesidades. Pero también, candidatos que representen sus aspiraciones.

Ahí está, por ejemplo, el joven Samuel García y su pareja, con quienes miles de regiomontanos se identificaron, dándole el triunfo en la pasada elección en la cual se renovó la gubernatura.

La crisis de representación de los partidos políticos, por otro lado, es una realidad. Las estructuras cerradas, los conflictos internos, la falta de identidad y las políticas antidemocráticas de muchos de ellos, todos ellos temas profusamente exhibidos por los medios de comunicación, han generado desconfianza entre la ciudadanía.

La última medición del Latinobarómetro arrojó que tan sólo el 12% de la población de nuestro país confía en los partidos políticos. El 82% restante fluctúa entre la indecisión y el surgimiento de un perfil que cumpla con sus expectativas y que genere empatía, cautivando así ese voto que marca la diferencia en una elección.

El caso de Aguascalientes no es distinto. La próxima elección, sin lugar a dudas, estará fuertemente direccionada por el perfil, la visión y la historia de vida de cada uno de los candidatos. Aunque el marketing político también jugará un papel importante, sería un error tirarse en la hamaca por el valor marca de un partido. Creer esa variable de la ecuación resuelve la ecuación misma será un autoengaño.

En estos momentos, hay que decirlo, los partidos políticos de la entidad cuentan con encuestas serias que les dicen quien es su mejor carta para buscar la gubernatura. Algunos de estas mediciones son tan detalladas, que incluso arrojan resultados precisos sobre la percepción de los ciudadanos en cuestión de atribuciones.

La gente tiene una opinión marcada y no considerar ésta sería ir a la guerra con una derrota anticipada. Hoy no se trata simple y sencillamente de querer estar en la boleta, sino de contar con la capacidad necesaria y el proyecto de gobierno que Aguascalientes necesita, de cara a los próximos años. Los partidos tiene que evolucionar para prevalecer y los candidatos deben elegirse minuciosamente para garantizar el éxito de una campaña electoral y de un gobierno.

La lógica electoral ha cambiado mucho en los últimos años. Las estrafalarias campañas que reunían a miles de ciudadanos en plazas y espacios abiertos ya no son lo mismo. Hoy las redes sociales cumplen un papel fundamental. Así nos lo dejó ver la pandemia de Covid19. Pero que algo que también ha cambiado en los últimos años es la relación “partido-candidato” y de esto quiero desprender la siguiente pregunta:

¿Qué es más importante en una contienda electoral: el partido político o el candidato?

De acuerdo con diversos estudios en la materia, cada vez cobra mayor relevancia la personalidad de los candidatos, por encima de la intención de voto de los partidos. Y es que, como nunca antes, a la gente le importa más la hoja de vida de las personas que aspiran a un cargo de representación popular, que el prestigio de un partido político.

El hartazgo por los actos de corrupción, los abusos de poder, los casos de enriquecimiento ilícito y la falta de resultados, es claro. La gente quiere candidatos con honestidad, experiencia, preparación y capacidad probada. Candidatos que conozcan su sentir y que verdaderamente sepan cuáles son sus necesidades. Pero también, candidatos que representen sus aspiraciones.

Ahí está, por ejemplo, el joven Samuel García y su pareja, con quienes miles de regiomontanos se identificaron, dándole el triunfo en la pasada elección en la cual se renovó la gubernatura.

La crisis de representación de los partidos políticos, por otro lado, es una realidad. Las estructuras cerradas, los conflictos internos, la falta de identidad y las políticas antidemocráticas de muchos de ellos, todos ellos temas profusamente exhibidos por los medios de comunicación, han generado desconfianza entre la ciudadanía.

La última medición del Latinobarómetro arrojó que tan sólo el 12% de la población de nuestro país confía en los partidos políticos. El 82% restante fluctúa entre la indecisión y el surgimiento de un perfil que cumpla con sus expectativas y que genere empatía, cautivando así ese voto que marca la diferencia en una elección.

El caso de Aguascalientes no es distinto. La próxima elección, sin lugar a dudas, estará fuertemente direccionada por el perfil, la visión y la historia de vida de cada uno de los candidatos. Aunque el marketing político también jugará un papel importante, sería un error tirarse en la hamaca por el valor marca de un partido. Creer esa variable de la ecuación resuelve la ecuación misma será un autoengaño.

En estos momentos, hay que decirlo, los partidos políticos de la entidad cuentan con encuestas serias que les dicen quien es su mejor carta para buscar la gubernatura. Algunos de estas mediciones son tan detalladas, que incluso arrojan resultados precisos sobre la percepción de los ciudadanos en cuestión de atribuciones.

La gente tiene una opinión marcada y no considerar ésta sería ir a la guerra con una derrota anticipada. Hoy no se trata simple y sencillamente de querer estar en la boleta, sino de contar con la capacidad necesaria y el proyecto de gobierno que Aguascalientes necesita, de cara a los próximos años. Los partidos tiene que evolucionar para prevalecer y los candidatos deben elegirse minuciosamente para garantizar el éxito de una campaña electoral y de un gobierno.