/ martes 7 de septiembre de 2021

La tragedia del Fonden

La llegada de la 4T ha implicado graves retrocesos en distintas áreas del gobierno. La protección civil es una de ellas. El 28 de julio de 2021, la Secretaría de Hacienda oficializó la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), por iniciativa del Presidente López Obrador, quien sostiene que esta partida era una “caja chica” usada así por los gobiernos anteriores.

El Fonden fue creado a finales de la década de los noventas, a partir de dos partidas: el Programa para la Reconstrucción y el Programa Fondo para la Prevención de Desastres Naturales, y su activación quedó sujeta a la Declaración de Emergencia.

Hasta 2020, por ejemplo, el Fonden podía disponer de 4 mil millones de pesos para apoyar a la población víctima de algún desastre natural, cuando la Coordinación General de Protección Civil consideraba que la situación así lo ameritaba.

Sin embargo, el gobierno de López Obrador decidió borrar de tajo eso y manejar esos recursos de manera discrecional, sin rendirle cuentas a nadie y sin comprobar las supuestas anomalías que motivaron su desaparición.

La organización Transparencia Mexicana, vale la pena recordar, sugirió al gobierno revisar las reglas de operación del Fonden, antes de eliminarlo, porque de hacerlo así, millones de mexicanos se quedarían en una situación vulnerable frente a los desastres naturales. Esto, desafortunadamente, se está cristalizando.

A lo largo de la historia de México, el Fonden fue indispensable para enfrentar catástrofes naturales de distinta índole. Ahí están como ejemplo el huracán “Paulina” en 1997 y el huracán “Juliette” en 2001; las lluvias torrenciales que inundaron Tabasco en 2007 y los ciclones tropicales “Ingrid” y “Manuel”, que afectaron 20 entidades del país; así como el sismo de 2017 que afectó a Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Puebla, Morelos y la Ciudad de México.

Pese a ello y por pura voluntad del Presidente, el Fonden fue eliminado y la población mexicana quedó a merced de su suerte. Para muestra las inundaciones en Tabasco que dejaron más de 115 mil familias damnificadas, entre 2019 y 2020.

La insensibilidad del gobierno, lamentablemente, ha sido absoluta. Es imposible olvidar la forma en que López Obrador reconoció que su gobierno optó por inundar la zona de los chontales, para evitar que las aguas cubrieran Villa Hermosa. Pero de la implementación de algún fondo de emergencia para ayudar a los damnificados, nada.

Como es costumbre, todo ha sido justificar las pésimas decisiones y repartir culpas entre los gobiernos anteriores. La tragedia de la eliminación del Fonden marcará el sexenio de la 4T y ante el aumento de los desastres naturales que vendrán aparejados con el avance del cambio climático, la población más vulnerable, la más pobre, seguirá a merced de su suerte. Si los gobiernos anteriores hicieron del Fonden su “caja chica”, como sostiene López Obrador; el gobierno de la Cuarta Transformación se lo echó a la cartera sin medir las consecuencias. Así la mentalidad.

La llegada de la 4T ha implicado graves retrocesos en distintas áreas del gobierno. La protección civil es una de ellas. El 28 de julio de 2021, la Secretaría de Hacienda oficializó la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), por iniciativa del Presidente López Obrador, quien sostiene que esta partida era una “caja chica” usada así por los gobiernos anteriores.

El Fonden fue creado a finales de la década de los noventas, a partir de dos partidas: el Programa para la Reconstrucción y el Programa Fondo para la Prevención de Desastres Naturales, y su activación quedó sujeta a la Declaración de Emergencia.

Hasta 2020, por ejemplo, el Fonden podía disponer de 4 mil millones de pesos para apoyar a la población víctima de algún desastre natural, cuando la Coordinación General de Protección Civil consideraba que la situación así lo ameritaba.

Sin embargo, el gobierno de López Obrador decidió borrar de tajo eso y manejar esos recursos de manera discrecional, sin rendirle cuentas a nadie y sin comprobar las supuestas anomalías que motivaron su desaparición.

La organización Transparencia Mexicana, vale la pena recordar, sugirió al gobierno revisar las reglas de operación del Fonden, antes de eliminarlo, porque de hacerlo así, millones de mexicanos se quedarían en una situación vulnerable frente a los desastres naturales. Esto, desafortunadamente, se está cristalizando.

A lo largo de la historia de México, el Fonden fue indispensable para enfrentar catástrofes naturales de distinta índole. Ahí están como ejemplo el huracán “Paulina” en 1997 y el huracán “Juliette” en 2001; las lluvias torrenciales que inundaron Tabasco en 2007 y los ciclones tropicales “Ingrid” y “Manuel”, que afectaron 20 entidades del país; así como el sismo de 2017 que afectó a Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Puebla, Morelos y la Ciudad de México.

Pese a ello y por pura voluntad del Presidente, el Fonden fue eliminado y la población mexicana quedó a merced de su suerte. Para muestra las inundaciones en Tabasco que dejaron más de 115 mil familias damnificadas, entre 2019 y 2020.

La insensibilidad del gobierno, lamentablemente, ha sido absoluta. Es imposible olvidar la forma en que López Obrador reconoció que su gobierno optó por inundar la zona de los chontales, para evitar que las aguas cubrieran Villa Hermosa. Pero de la implementación de algún fondo de emergencia para ayudar a los damnificados, nada.

Como es costumbre, todo ha sido justificar las pésimas decisiones y repartir culpas entre los gobiernos anteriores. La tragedia de la eliminación del Fonden marcará el sexenio de la 4T y ante el aumento de los desastres naturales que vendrán aparejados con el avance del cambio climático, la población más vulnerable, la más pobre, seguirá a merced de su suerte. Si los gobiernos anteriores hicieron del Fonden su “caja chica”, como sostiene López Obrador; el gobierno de la Cuarta Transformación se lo echó a la cartera sin medir las consecuencias. Así la mentalidad.