/ viernes 29 de abril de 2022

Taza de Soles | Oro en el agua y una Antología de poetas

He dicho en alguna entrevista, que Dolores Castro es nuestra poeta tutelar. Sí lo es, pero ahora que su muerte nos ha tornado mas sensibles hacia ella y su obra, quiero matizar y modificar esa expresión para encontrar una forma más exacta de expresar lo que siento, lo que sentimos. Dolores Castro es como una hermana. Y no solo porque nació en Aguascalientes, ni porque nos corresponde la dicha de que aquí abriera por primera vez sus ojos a la vida, y en el vecino estado de Zacatecas viviera sus iniciales experiencias infantiles y juveniles. Es nuestra hermana porque fue una poeta de gran nobleza y espiritualidad y porque a cada paso nos enseñó la congruencia entre vivir y escribir poesía. Quiero citar algunas de sus reflexiones para hacer notar, que detrás de su aparente sencillez, hay una gran hondura.

Para mí, la principal maravilla fue que pudiera escribir poesía. Fui una niña muy inquieta, pero quería saber. Me ponía a ver cómo eran las hormigas, cómo iban todas. Me quedaba pensando, como me habían dicho en la escuela, que los insectos no ven como nosotros. Y si a éstos les dijeran “aquí hay una niña que las está viendo”. Como ellos tienen esa manera de ver, que no es directa, dirían “me están engañando. No existe esa niña”. Y yo decía, “Dios, a lo mejor lo estamos viendo como si fuéramos hormigas. ¿Por qué no creer en él? Y creo que desde entonces, sin ser santurrona, he creído en Dios".9

Quiero pensar que eso ocurre con nuestras acciones, con nuestros empeños. Un ejemplo: Pensar en una Antología de poetas. Entrevistar de una en una a más de cuarenta escritoras durante más de dos años. Alguien podría decir que es un ejercicio inútil, que es poco probable encontrar ese oro en el agua que busca el gambusino. Que en algunas expresiones falta calidad, faltan los premios, el reconocimiento de la crítica, la permanencia de la obra. ¿Y si estamos viendo como si fuéramos hormigas? ¿Por qué no creer el proyecto? Y, desde entonces, sin caer en la ingenuidad, creímos en nuestra búsqueda y vamos encontrando el oro. Porque existe la necesidad de que ese áureo metal se pula, surja a la vista de todos, nos deslumbre. Porque existe la necesidad de romper el silencio. Ya lo ha dicho ella, nuestra hermana mayor: cuyo primer poema de su libro Cantares de vela comienza con el verso: “A cabezadas rompo este silencio”.

Es ella la que ha expresado cuál debe ser el tema central de la vida del ser humano pleno: “Es el amor, el amor más entrañable, el que rompe nuestra condición de isla y toma posesión del mundo, el que se ensancha en el tiempo, atrás, hasta el más remoto ayer, cuando Dios estaba aún “hiriendo las entrañas del vacío […]”. Es ella, la maestra de incontables poetas, quien recomendaba y sigue recomendando que para escribir poesía lo mejor es "tomarlo (el poema) inmediatamente que surge. El poema surge de pronto, como una iluminación de la vida, y de la propia vida de la conciencia. Pero esa iluminación es instantánea, y si uno no fuera capaz de tomar el poema inmediatamente que surge se va".

Pienso que Lolita fue maestra de poetas, porque antes fue maestra de vida, de su propia vida interior y entonces, solo entonces, es que pudo decir palabras como éstas: Tener una vivencia, algo que decir de esa vivencia, decirla con las palabras necesarias y tener el juicio crítico suficiente para saber si eso que uno escribió emocionó por la emoción que uno tuvo al escribirlo. En todo esto sí tiene que haber una autenticidad, amar las cosas; tratar, no cuando uno está haciendo poesía sino en general, saber qué es una piedra, qué es un árbol, qué es un arroyo. No es que uno siempre está recordando el amor, es que es la esencia de la vida y la esencia de las palabras lo que uno debe emplear”.

Una de las preguntas que el grupo ALMA hace a las poetas es: ¿Crees que cuando alguien ha sido tocado por la poesía ésta permanece en su vida para siempre? Podemos afirmar que un 99% de las poetas entrevistadas ha respondido afirmativamente. Esa sola respuesta justifica todo nuestro trabajo. Es el principio del gambusino. Encontrar una mínima piedrecita, justifica sus días y sus noches entre el agua y la estepa. Un día ese oro brillará pulido y refulgente y dará sentido a las vidas de otros, porque como decías tú Lolita, hermana nuestra: "leer poesía es educar los sentidos para ver más, para encontrar más porqué vivir".

He dicho en alguna entrevista, que Dolores Castro es nuestra poeta tutelar. Sí lo es, pero ahora que su muerte nos ha tornado mas sensibles hacia ella y su obra, quiero matizar y modificar esa expresión para encontrar una forma más exacta de expresar lo que siento, lo que sentimos. Dolores Castro es como una hermana. Y no solo porque nació en Aguascalientes, ni porque nos corresponde la dicha de que aquí abriera por primera vez sus ojos a la vida, y en el vecino estado de Zacatecas viviera sus iniciales experiencias infantiles y juveniles. Es nuestra hermana porque fue una poeta de gran nobleza y espiritualidad y porque a cada paso nos enseñó la congruencia entre vivir y escribir poesía. Quiero citar algunas de sus reflexiones para hacer notar, que detrás de su aparente sencillez, hay una gran hondura.

Para mí, la principal maravilla fue que pudiera escribir poesía. Fui una niña muy inquieta, pero quería saber. Me ponía a ver cómo eran las hormigas, cómo iban todas. Me quedaba pensando, como me habían dicho en la escuela, que los insectos no ven como nosotros. Y si a éstos les dijeran “aquí hay una niña que las está viendo”. Como ellos tienen esa manera de ver, que no es directa, dirían “me están engañando. No existe esa niña”. Y yo decía, “Dios, a lo mejor lo estamos viendo como si fuéramos hormigas. ¿Por qué no creer en él? Y creo que desde entonces, sin ser santurrona, he creído en Dios".9

Quiero pensar que eso ocurre con nuestras acciones, con nuestros empeños. Un ejemplo: Pensar en una Antología de poetas. Entrevistar de una en una a más de cuarenta escritoras durante más de dos años. Alguien podría decir que es un ejercicio inútil, que es poco probable encontrar ese oro en el agua que busca el gambusino. Que en algunas expresiones falta calidad, faltan los premios, el reconocimiento de la crítica, la permanencia de la obra. ¿Y si estamos viendo como si fuéramos hormigas? ¿Por qué no creer el proyecto? Y, desde entonces, sin caer en la ingenuidad, creímos en nuestra búsqueda y vamos encontrando el oro. Porque existe la necesidad de que ese áureo metal se pula, surja a la vista de todos, nos deslumbre. Porque existe la necesidad de romper el silencio. Ya lo ha dicho ella, nuestra hermana mayor: cuyo primer poema de su libro Cantares de vela comienza con el verso: “A cabezadas rompo este silencio”.

Es ella la que ha expresado cuál debe ser el tema central de la vida del ser humano pleno: “Es el amor, el amor más entrañable, el que rompe nuestra condición de isla y toma posesión del mundo, el que se ensancha en el tiempo, atrás, hasta el más remoto ayer, cuando Dios estaba aún “hiriendo las entrañas del vacío […]”. Es ella, la maestra de incontables poetas, quien recomendaba y sigue recomendando que para escribir poesía lo mejor es "tomarlo (el poema) inmediatamente que surge. El poema surge de pronto, como una iluminación de la vida, y de la propia vida de la conciencia. Pero esa iluminación es instantánea, y si uno no fuera capaz de tomar el poema inmediatamente que surge se va".

Pienso que Lolita fue maestra de poetas, porque antes fue maestra de vida, de su propia vida interior y entonces, solo entonces, es que pudo decir palabras como éstas: Tener una vivencia, algo que decir de esa vivencia, decirla con las palabras necesarias y tener el juicio crítico suficiente para saber si eso que uno escribió emocionó por la emoción que uno tuvo al escribirlo. En todo esto sí tiene que haber una autenticidad, amar las cosas; tratar, no cuando uno está haciendo poesía sino en general, saber qué es una piedra, qué es un árbol, qué es un arroyo. No es que uno siempre está recordando el amor, es que es la esencia de la vida y la esencia de las palabras lo que uno debe emplear”.

Una de las preguntas que el grupo ALMA hace a las poetas es: ¿Crees que cuando alguien ha sido tocado por la poesía ésta permanece en su vida para siempre? Podemos afirmar que un 99% de las poetas entrevistadas ha respondido afirmativamente. Esa sola respuesta justifica todo nuestro trabajo. Es el principio del gambusino. Encontrar una mínima piedrecita, justifica sus días y sus noches entre el agua y la estepa. Un día ese oro brillará pulido y refulgente y dará sentido a las vidas de otros, porque como decías tú Lolita, hermana nuestra: "leer poesía es educar los sentidos para ver más, para encontrar más porqué vivir".