/ viernes 5 de abril de 2024

Taza de soles | Mucho más que un beso. Historias de mujeres y feminismos en Aguascalientes

Para empezar la reseña del libro, quiero parafrasear la argumentación que desarrolla Angélica de la Peña Gómez para reinterpretar la leyenda, a la que se le atribuye la Independencia de Aguascalientes, respecto de Zacatecas, en 1835. Concuerdo con su visión irónica que relativiza la pretendida seducción ejercida a través de un beso. La juzga una visión ingenua y limitada: “La anécdota picaresca de que doña Luisa convenció al general López de Santa Anna a través de un beso, quizá guste a quienes creen que las hadas existen y las mujeres tienen un gran poder de seducción y no al revés como en realidad acontece, donde las frágiles almas femeninas caen redonditas al yugo de la pasión que más pronto que tarde se transforma en una opresión”. Las mujeres somos mucho más que un beso, proponen las coordinadoras: Marcela Leticia López Serna y Martha Elba Dávila Pérez, en esta continuación del primer tomo del mismo título. Ahora publican los textos de cuarenta y tres mujeres, entre las que se encuentran abogadas: Aline Chantal García Arámbula, Ana Luisa Cardona Landeros, Annette Mejía Cerdio, Brenda Liliana Macías de la Cruz, Emilia Esparza Varela, Luz Trinidad Rosales Hernández, Marcela Leticia López Serna, Martha Elba Dávila Pérez, Paola Nadine Cortés Calzada, Rebeca Yolanda Bernal Alemán, Zaira Angélica Rosales Tirado; que son importantes sociólogas como Consuelo Mesa Márquez y Evangelina Tapia Tovar, licenciadas en Artes visuales como Alondra Alonso Álvarez, María del Pilar Palacio Sánchez, Sumi Hamano Yabuta, Yolanda Hernández Álvarez, Psicólogas como Selfa González Gomar, licenciadas en comunicación: Daniela Estrada González, Emma Itzel García Guardado, Hilda Yolanda Hermosillo Hernández, Leticia Olivares Jiménez, María Clara Estrada González, Patricia Betsabeth Cárdenas Delgado, Angélica Medina Pérez; maestras de literatura Yolanda Ramírez Carballo, Martha Lilia Sandoval Cornejo, investigadora María del Pilar Fuerte Celis, maestra en políticas públicas: Anayeli Muñoz Moreno, catedráticas como Cecilia Palomo Caudillo, Eugenia Guadalupe Rodríguez Castellanos, Fátima Cruz Topete, Marcela Leticia Serna Macías., licenciadas en Ciencias políticas como Edith Citlali Rodríguez González y la alcaldesa Leticia Olivares Jiménez; médicas como la ginecóloga Heidi Trejo Castañeda y la oftalmóloga Lorena Romero Díaz de León. Procuradora de protección de derechos de las niñas, Luz Trinidad Rosales Hernández, diseñadoras como Pilar Pavón, gestoras culturales como Sandra Moreno, psicoterapeutas: Selfa Margarita González Gomar, historiadoras: Violeta Tavisón, fotógrafas: Julieta de la Cerda Belmont, historiadoras como Tita Topete, directora de instituciones culturales como Claudia Santa- Ana, y directora de museos como Yolanda Álvarez Hernández.

El objetivo de este libro al decir de las coordinadoras es “Reivindicar el lugar que las mujeres tenemos en la sociedad” , y yo agrego, que también tiene el objetivo de presentar semblanzas de mujeres que están reinventando su historia o reescribiendo la manera de hacer psicología, al decir de Selfa González Gomar. Mujeres compositoras de boleros, según el estudio de Evangelina Tapia; mujeres que entrevistan a poetas para visibilizar sus creaciones y trabajos, como lo hace el grupo ALMA; mujeres que han hecho de su vida una historia de apoyo a otras mujeres como Roxana D’Escobar en Mujer Contemporánea, Sociólogas como Consuelo Meza Márquez, quien inició y desarrolló los Estudios de Género en la UAA, maestras como Ana María Ramírez Alonso, quien hizo de su vida magisterial un camino de realización y Adelina Alcalá Gallegos, ”mujer libre y forjadora de paz”, esforzadas maestras de matemáticas como Marcela Leticia Serna Macías, atentas maestras de piano como Luisita Reséndiz de Yáñez, maestras de espiritualidad como Eritmé Guzmán del Pozo. También visibiliza a poetas como María del Refugio Macías Contreras, nacida en Tepezalá. Mujeres como Leticia Olivares Jiménez, primera presidenta municipal de Tepezalá en 477. Hay en Aguascalientes mujeres que dirigen museos y son capaces de cambiar el paradigma. Esto sucede en el Museo Regional de historia de Aguascalientes, según nos explica Violeta Tavisón, quien ha formado un equipo multidisciplinario y un proyecto disruptivo.

El libro nos habla de abuelas y madres de las mujeres fuertes del presente, como es el caso de Ana Luisa Cardona Landeros. Recrea la vida de mujeres valientes, según nos dice Angélica Medina Pérez, quien cierra su artículo de mujeres cotidianas de Calvillo con estas palabras: “Quién iba a decir que en un pueblo tan machista y misógino, ellas sus mujeres, dejaron de ser un susurro para convertirse en grito, en voz valiente fuerte y juntas ser las forjadoras de su magia”

Siento que este primer acercamiento al libro me deja muchas inquietudes, muchas impresiones. La más evidente es que estamos viviendo una etapa distinta, experimentando una ampliación de nuestra conciencia de la necesidad que tenemos de dejar un legado a las siguientes generaciones. Varias de las que escribimos aquí somos adultas mayores y otras son muy jóvenes. Lo importante es que todas somos personas con un camino recorrido, abiertas a la solidaridad, la sororidad y la esperanza.


Para empezar la reseña del libro, quiero parafrasear la argumentación que desarrolla Angélica de la Peña Gómez para reinterpretar la leyenda, a la que se le atribuye la Independencia de Aguascalientes, respecto de Zacatecas, en 1835. Concuerdo con su visión irónica que relativiza la pretendida seducción ejercida a través de un beso. La juzga una visión ingenua y limitada: “La anécdota picaresca de que doña Luisa convenció al general López de Santa Anna a través de un beso, quizá guste a quienes creen que las hadas existen y las mujeres tienen un gran poder de seducción y no al revés como en realidad acontece, donde las frágiles almas femeninas caen redonditas al yugo de la pasión que más pronto que tarde se transforma en una opresión”. Las mujeres somos mucho más que un beso, proponen las coordinadoras: Marcela Leticia López Serna y Martha Elba Dávila Pérez, en esta continuación del primer tomo del mismo título. Ahora publican los textos de cuarenta y tres mujeres, entre las que se encuentran abogadas: Aline Chantal García Arámbula, Ana Luisa Cardona Landeros, Annette Mejía Cerdio, Brenda Liliana Macías de la Cruz, Emilia Esparza Varela, Luz Trinidad Rosales Hernández, Marcela Leticia López Serna, Martha Elba Dávila Pérez, Paola Nadine Cortés Calzada, Rebeca Yolanda Bernal Alemán, Zaira Angélica Rosales Tirado; que son importantes sociólogas como Consuelo Mesa Márquez y Evangelina Tapia Tovar, licenciadas en Artes visuales como Alondra Alonso Álvarez, María del Pilar Palacio Sánchez, Sumi Hamano Yabuta, Yolanda Hernández Álvarez, Psicólogas como Selfa González Gomar, licenciadas en comunicación: Daniela Estrada González, Emma Itzel García Guardado, Hilda Yolanda Hermosillo Hernández, Leticia Olivares Jiménez, María Clara Estrada González, Patricia Betsabeth Cárdenas Delgado, Angélica Medina Pérez; maestras de literatura Yolanda Ramírez Carballo, Martha Lilia Sandoval Cornejo, investigadora María del Pilar Fuerte Celis, maestra en políticas públicas: Anayeli Muñoz Moreno, catedráticas como Cecilia Palomo Caudillo, Eugenia Guadalupe Rodríguez Castellanos, Fátima Cruz Topete, Marcela Leticia Serna Macías., licenciadas en Ciencias políticas como Edith Citlali Rodríguez González y la alcaldesa Leticia Olivares Jiménez; médicas como la ginecóloga Heidi Trejo Castañeda y la oftalmóloga Lorena Romero Díaz de León. Procuradora de protección de derechos de las niñas, Luz Trinidad Rosales Hernández, diseñadoras como Pilar Pavón, gestoras culturales como Sandra Moreno, psicoterapeutas: Selfa Margarita González Gomar, historiadoras: Violeta Tavisón, fotógrafas: Julieta de la Cerda Belmont, historiadoras como Tita Topete, directora de instituciones culturales como Claudia Santa- Ana, y directora de museos como Yolanda Álvarez Hernández.

El objetivo de este libro al decir de las coordinadoras es “Reivindicar el lugar que las mujeres tenemos en la sociedad” , y yo agrego, que también tiene el objetivo de presentar semblanzas de mujeres que están reinventando su historia o reescribiendo la manera de hacer psicología, al decir de Selfa González Gomar. Mujeres compositoras de boleros, según el estudio de Evangelina Tapia; mujeres que entrevistan a poetas para visibilizar sus creaciones y trabajos, como lo hace el grupo ALMA; mujeres que han hecho de su vida una historia de apoyo a otras mujeres como Roxana D’Escobar en Mujer Contemporánea, Sociólogas como Consuelo Meza Márquez, quien inició y desarrolló los Estudios de Género en la UAA, maestras como Ana María Ramírez Alonso, quien hizo de su vida magisterial un camino de realización y Adelina Alcalá Gallegos, ”mujer libre y forjadora de paz”, esforzadas maestras de matemáticas como Marcela Leticia Serna Macías, atentas maestras de piano como Luisita Reséndiz de Yáñez, maestras de espiritualidad como Eritmé Guzmán del Pozo. También visibiliza a poetas como María del Refugio Macías Contreras, nacida en Tepezalá. Mujeres como Leticia Olivares Jiménez, primera presidenta municipal de Tepezalá en 477. Hay en Aguascalientes mujeres que dirigen museos y son capaces de cambiar el paradigma. Esto sucede en el Museo Regional de historia de Aguascalientes, según nos explica Violeta Tavisón, quien ha formado un equipo multidisciplinario y un proyecto disruptivo.

El libro nos habla de abuelas y madres de las mujeres fuertes del presente, como es el caso de Ana Luisa Cardona Landeros. Recrea la vida de mujeres valientes, según nos dice Angélica Medina Pérez, quien cierra su artículo de mujeres cotidianas de Calvillo con estas palabras: “Quién iba a decir que en un pueblo tan machista y misógino, ellas sus mujeres, dejaron de ser un susurro para convertirse en grito, en voz valiente fuerte y juntas ser las forjadoras de su magia”

Siento que este primer acercamiento al libro me deja muchas inquietudes, muchas impresiones. La más evidente es que estamos viviendo una etapa distinta, experimentando una ampliación de nuestra conciencia de la necesidad que tenemos de dejar un legado a las siguientes generaciones. Varias de las que escribimos aquí somos adultas mayores y otras son muy jóvenes. Lo importante es que todas somos personas con un camino recorrido, abiertas a la solidaridad, la sororidad y la esperanza.