/ jueves 28 de septiembre de 2023

Palabras en violeta | Las nombramos Ana María y Montserrat

A Ana María la mató su exnovio, esta joven estudiante de medicina tenía apenas 18 años y fue víctima de feminicidio. El sujeto, también de apenas 18 años, ya la había amenazado, había presentado conductas violentas y al saber que ella estaría sola aprovechó para buscarla y la asesinó, sin embargo, para burlar a la autoridad intentó hacer creer que Ana María se había sido suicidado, pero afortunadamente se encontró evidencia contra él y fue detenido.

A Montserrat de 25 años también la mataron, tenía meses en calidad de desaparecida según una ficha de búsqueda y pese a que en varias ocasiones algunos vecinos de la vivienda donde la mataron habían reportado gritos de una mujer que estaba siendo víctima de violencia, la policía de la ciudad de México nunca hizo nada.

Lo único para lo que sirvió la policía de la ciudad de México fue para proteger al asesino, es increíble ver el video donde se observa a un policía sacar el cuerpo de Montserrat de esta vivienda con ayuda de 2 sujetos.

La primera versión de la policía, que violó todos los procesos, fue que ella había muerto de causas naturales. Los sujetos del video fueron identificados como la expareja y exsuegro de Montserrat quienes además de participar en sacar el cuerpo de forma ilegal de la vivienda junto al policía buscaban agilizar la incineración de sus restos, pero las pruebas forenses indicaron que había sido asesinada. Ambos se encuentran detenidos.

En estos 2 casos de feminicidio hay un elemento común: los responsables creyeron que sus crímenes quedarían en la impunidad, fueron capaces de asesinar a una mujer e intentaron burlar a las autoridades.

Esto pasa cada día en nuestro país pues a diario se registran 10 feminicidios según las cifras de organizaciones internacionales y activistas que se han dedicado a dar seguimiento al número de víctimas en todo el país. Pero la mayor parte de estos feminicidios al igual que la mayoría de otros delitos cometidos en México quedan en la impunidad.

La cifra negra reportada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2023 muestra que del total de delitos ocurridos en 2022 nuestro país el 92.4% no se investigó.

La estadística incluye los delitos no denunciados o bien los que fueron denunciados pero que simplemente no se inició una carpeta de investigación.

Esta impunidad, al igual que los altos niveles de normalización de la violencia contra niñas y mujeres provocan que 7 de cada 10 mujeres hayamos sido víctimas de violencia de género alguna vez en nuestras vidas.

En el caso de los feminicidios sigue existiendo una gran resistencia de autoridades, principalmente fiscalías, de no tipificar algunos crímenes en razón de género como feminicidios pues, aunque hay elementos que podrían constituir un feminicidio muchas veces se limitan a señalarlos como homicidios o incluso en casos mucho más graves sus “investigaciones” apuntan a que fueron suicidios.

Como muestra, los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) no reflejan la realidad de los feminicidios cometidos, sino solamente de aquellos que fueron clasificados y registrados de esta forma por parte de los estados. Es por esto que se muestra que entre enero y agosto se habían cometido en el país 572 feminicidios, cifra por supuesto dolorosa y preocupante, pero en la realidad se cometen más asesinatos en razón de género contra niñas y mujeres que lo reportado oficialmente.

La realidad es que para la dimensión del problema las acciones de los gobiernos son pocas, pero los discursos son muchos, y más discursos escucharemos el próximo 25 de noviembre que será el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra las Mujeres.

El Día Naranja, como se le conoce, veremos los moños naranjas y los anuncios de acciones que muchas veces no son soluciones a esta problemática.

Seguiremos levantando la voz y visibilizando estos casos y seguiremos nombrando a Ana María, a Montserrat y a todas las que hoy nos faltan.

A Ana María la mató su exnovio, esta joven estudiante de medicina tenía apenas 18 años y fue víctima de feminicidio. El sujeto, también de apenas 18 años, ya la había amenazado, había presentado conductas violentas y al saber que ella estaría sola aprovechó para buscarla y la asesinó, sin embargo, para burlar a la autoridad intentó hacer creer que Ana María se había sido suicidado, pero afortunadamente se encontró evidencia contra él y fue detenido.

A Montserrat de 25 años también la mataron, tenía meses en calidad de desaparecida según una ficha de búsqueda y pese a que en varias ocasiones algunos vecinos de la vivienda donde la mataron habían reportado gritos de una mujer que estaba siendo víctima de violencia, la policía de la ciudad de México nunca hizo nada.

Lo único para lo que sirvió la policía de la ciudad de México fue para proteger al asesino, es increíble ver el video donde se observa a un policía sacar el cuerpo de Montserrat de esta vivienda con ayuda de 2 sujetos.

La primera versión de la policía, que violó todos los procesos, fue que ella había muerto de causas naturales. Los sujetos del video fueron identificados como la expareja y exsuegro de Montserrat quienes además de participar en sacar el cuerpo de forma ilegal de la vivienda junto al policía buscaban agilizar la incineración de sus restos, pero las pruebas forenses indicaron que había sido asesinada. Ambos se encuentran detenidos.

En estos 2 casos de feminicidio hay un elemento común: los responsables creyeron que sus crímenes quedarían en la impunidad, fueron capaces de asesinar a una mujer e intentaron burlar a las autoridades.

Esto pasa cada día en nuestro país pues a diario se registran 10 feminicidios según las cifras de organizaciones internacionales y activistas que se han dedicado a dar seguimiento al número de víctimas en todo el país. Pero la mayor parte de estos feminicidios al igual que la mayoría de otros delitos cometidos en México quedan en la impunidad.

La cifra negra reportada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2023 muestra que del total de delitos ocurridos en 2022 nuestro país el 92.4% no se investigó.

La estadística incluye los delitos no denunciados o bien los que fueron denunciados pero que simplemente no se inició una carpeta de investigación.

Esta impunidad, al igual que los altos niveles de normalización de la violencia contra niñas y mujeres provocan que 7 de cada 10 mujeres hayamos sido víctimas de violencia de género alguna vez en nuestras vidas.

En el caso de los feminicidios sigue existiendo una gran resistencia de autoridades, principalmente fiscalías, de no tipificar algunos crímenes en razón de género como feminicidios pues, aunque hay elementos que podrían constituir un feminicidio muchas veces se limitan a señalarlos como homicidios o incluso en casos mucho más graves sus “investigaciones” apuntan a que fueron suicidios.

Como muestra, los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) no reflejan la realidad de los feminicidios cometidos, sino solamente de aquellos que fueron clasificados y registrados de esta forma por parte de los estados. Es por esto que se muestra que entre enero y agosto se habían cometido en el país 572 feminicidios, cifra por supuesto dolorosa y preocupante, pero en la realidad se cometen más asesinatos en razón de género contra niñas y mujeres que lo reportado oficialmente.

La realidad es que para la dimensión del problema las acciones de los gobiernos son pocas, pero los discursos son muchos, y más discursos escucharemos el próximo 25 de noviembre que será el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra las Mujeres.

El Día Naranja, como se le conoce, veremos los moños naranjas y los anuncios de acciones que muchas veces no son soluciones a esta problemática.

Seguiremos levantando la voz y visibilizando estos casos y seguiremos nombrando a Ana María, a Montserrat y a todas las que hoy nos faltan.