/ jueves 14 de marzo de 2024

Palabras en violeta | 8M

Hace unos días fue 8 de marzo y todavía seguimos viendo personas celebrarlo o tomándolo como un día festivo, mandando felicitaciones e imágenes alegres, se nos sigue olvidando que el 8M es un día para hacer visibles las desigualdades en las que vivimos las mujeres y niñas por haber nacido mujeres.

Es un día para levantar la voz y cuestionar porque cada día en nuestro país hay 11 feminicidios diarios, 100 mujeres denunciando acoso y otras 100 denunciando haber sido violadas.

El 8M debe ser para reclamar que el presupuesto federal destinado a los refugios de mujeres víctimas de violencia haya disminuido y que en Aguascalientes el poco recurso que hay, se gaste en ocurrencias.

Es un día para que quienes hacemos política y buscamos cargos públicos nos comprometamos, más allá de los discursos y las fotos, a pelear por el presupuesto de igualdad e impulsemos programas que hagan un piso más parejo para las mujeres.

Los retos son muchos y hay que enfrentarlos, pero para esto primero debe dejar de ocultarse la realidad como sucede en Aguascalientes ya que claramente así no están mejorando las condiciones de nuestras niñas y mujeres.

La lucha por la igualdad no es ni debe ser una bandera política, más allá de discursos y de fotografías de autoridades vestidas de morado, la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres debe llegar acompañado de compromisos, que aún y cuando se acabe marzo deben ser concretados por parte de los gobiernos de los 3 niveles y de los congresos.

La ciudadanía está haciendo lo que le corresponde: mostrarnos la realidad de la desigualdad de género que se vive a lo largo y ancho del país y levantar la voz y reclamar un cambio de fondo.

Es impresionante ver que cada año se suman más niñas y mujeres de todas las edades a la marcha del 8 de marzo, con su pañuelo morado y con esos carteles que con frases nos recuerdan justamente la triste realidad de las desapariciones, el abuso, el acoso sexual, la violencia física, la violencia psicológica y de todo tipo de violencias que podemos enfrentar en la calle, en el trabajo y lamentablemente y más frecuente, en nuestros hogares.

En estas marchas duele, y duele mucho ver la fotografía de niñas y mujeres que han sido víctimas de feminicidio y da impotencia ver a sus familiares exigiendo justicia en un México que ha normalizado esto.

El dolor y la rabia se nota en los ojos de estas familias a quienes les arrebataron a una integrante por el hecho de ser mujer y en sus gritos se nota la impotencia por la terrible impunidad.

Las marchas del 8M generan muchas emociones, desde las que te provoca el recordar cuando has sido víctima de violencia hasta contagiarte del llanto de aquella jovencita que desde una banqueta denunciaba con un cartel haber sido abusada sexualmente por su propio abuelo.

Las nuevas generaciones están creciendo con una nueva cultura de levantar la voz y exigir sus derechos, las grandes conquistas de los derechos a lo largo de la historia de la humanidad se han logrado precisamente cuando los grupos vulnerables no se quedan en silencio.

Pero el feminismo es intergeneracional porque también hay personas como yo, de 40 años, que descubrimos el feminismo ya siendo adultas y a la vez en las marchas observamos a mujeres de 60 años participando y por supuesto todas aquellas mujeres activistas, políticas, periodistas, etc., que le abrieron el camino a las niñas de 12 años que hoy ya se definen como feministas.

Por esto es importante que todas y todos hagamos conciencia de las desigualdades que no se limitan a la violencia, sino que se reflejan en la brecha salarial, en las pocas oportunidades de empleo formal para las mujeres que se hacen cargo de los cuidados de su familia o la discriminación, entre muchas otros ámbitos en los que se vive la desigualdad.

Cada 8M vamos a seguir levantando la voz hasta que el piso sea más parejo para las niñas y mujeres.

Hace unos días fue 8 de marzo y todavía seguimos viendo personas celebrarlo o tomándolo como un día festivo, mandando felicitaciones e imágenes alegres, se nos sigue olvidando que el 8M es un día para hacer visibles las desigualdades en las que vivimos las mujeres y niñas por haber nacido mujeres.

Es un día para levantar la voz y cuestionar porque cada día en nuestro país hay 11 feminicidios diarios, 100 mujeres denunciando acoso y otras 100 denunciando haber sido violadas.

El 8M debe ser para reclamar que el presupuesto federal destinado a los refugios de mujeres víctimas de violencia haya disminuido y que en Aguascalientes el poco recurso que hay, se gaste en ocurrencias.

Es un día para que quienes hacemos política y buscamos cargos públicos nos comprometamos, más allá de los discursos y las fotos, a pelear por el presupuesto de igualdad e impulsemos programas que hagan un piso más parejo para las mujeres.

Los retos son muchos y hay que enfrentarlos, pero para esto primero debe dejar de ocultarse la realidad como sucede en Aguascalientes ya que claramente así no están mejorando las condiciones de nuestras niñas y mujeres.

La lucha por la igualdad no es ni debe ser una bandera política, más allá de discursos y de fotografías de autoridades vestidas de morado, la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres debe llegar acompañado de compromisos, que aún y cuando se acabe marzo deben ser concretados por parte de los gobiernos de los 3 niveles y de los congresos.

La ciudadanía está haciendo lo que le corresponde: mostrarnos la realidad de la desigualdad de género que se vive a lo largo y ancho del país y levantar la voz y reclamar un cambio de fondo.

Es impresionante ver que cada año se suman más niñas y mujeres de todas las edades a la marcha del 8 de marzo, con su pañuelo morado y con esos carteles que con frases nos recuerdan justamente la triste realidad de las desapariciones, el abuso, el acoso sexual, la violencia física, la violencia psicológica y de todo tipo de violencias que podemos enfrentar en la calle, en el trabajo y lamentablemente y más frecuente, en nuestros hogares.

En estas marchas duele, y duele mucho ver la fotografía de niñas y mujeres que han sido víctimas de feminicidio y da impotencia ver a sus familiares exigiendo justicia en un México que ha normalizado esto.

El dolor y la rabia se nota en los ojos de estas familias a quienes les arrebataron a una integrante por el hecho de ser mujer y en sus gritos se nota la impotencia por la terrible impunidad.

Las marchas del 8M generan muchas emociones, desde las que te provoca el recordar cuando has sido víctima de violencia hasta contagiarte del llanto de aquella jovencita que desde una banqueta denunciaba con un cartel haber sido abusada sexualmente por su propio abuelo.

Las nuevas generaciones están creciendo con una nueva cultura de levantar la voz y exigir sus derechos, las grandes conquistas de los derechos a lo largo de la historia de la humanidad se han logrado precisamente cuando los grupos vulnerables no se quedan en silencio.

Pero el feminismo es intergeneracional porque también hay personas como yo, de 40 años, que descubrimos el feminismo ya siendo adultas y a la vez en las marchas observamos a mujeres de 60 años participando y por supuesto todas aquellas mujeres activistas, políticas, periodistas, etc., que le abrieron el camino a las niñas de 12 años que hoy ya se definen como feministas.

Por esto es importante que todas y todos hagamos conciencia de las desigualdades que no se limitan a la violencia, sino que se reflejan en la brecha salarial, en las pocas oportunidades de empleo formal para las mujeres que se hacen cargo de los cuidados de su familia o la discriminación, entre muchas otros ámbitos en los que se vive la desigualdad.

Cada 8M vamos a seguir levantando la voz hasta que el piso sea más parejo para las niñas y mujeres.