/ martes 23 de enero de 2024

La cuesta de enero y el deber tributario

No son pocos “analistas” en materia económica suelen vincular la cuesta de enero a los gastos extraordinarios realizados en la época navideña, a los excesos o mala planeación financiera familiar; nosotros creemos que la cuesta de enero, es mucho más que esos supuestos puntualizados por “especialistas” en los que insisten que la cuesta de enero (maldita), se deba fundamentalmente al derroche y consumismo que las personas realizamos en el último mes de cada año diciembre).

Lo que no podemos dejar de reconocer es que, la generalidad de esos “gastos extraordinarios”, se realizan con el pago extra que se recibe en el mismo mes (diciembre); el pago extra se define como el ingreso extraordinario que el trabajador recibe; además de su ingreso ordinario, un trabajador recibe una gratificación anual, en una especie de compensación por el producto del trabajo realizado durante todo un año; ese pago extra recibido por el trabajador, es un derecho irrenunciable que obligatoriamente otorga el patrón.

La cuesta de enero debe atribuirse a otros factores y no propiamente a los gastos extraordinarios que realicemos al cierre de año, ese desafortunado proceso experimentado cada que inicia un nuevo año, está asociado a los efectos (fenómenos) económicos, propiciados en la economía que obedece al modelo económico adoptado por el estado.

Es inexacto decir que la cuesta de enero se deba a excesos o gastos innecesarios (consumismo) realizados por las personas; no debemos perder de vista que los ajustes de precio a bienes y servicios (incrementos), son generados en el mes de enero con el alza de precios de algunos productos de la canasta básica, de algunos derechos como ya sucedió en este año con el incremento en la solicitud de un pasaporte por primera vez o la renovación de uno existente o, el tributo (contribuciones) que normalmente debemos hacer en el mes de enero a los gobiernos locales (estatales y municipales), nos referimos al pago del impuesto predial y al pago de la tenencia vehicular, incluso, pagos por conceptos como el innecesario cambio de placas de automotores, esa política recaudatoria del ente público (acciones como estas entiéndanse, como la forma para recaudar recursos económicos). Esa, entre otras acciones gubernamentales, es atentatorias contra la economía de los bolsillos de la ciudadanía.

No menos importante, a los efectos de la cuesta de enero es, el imposible incremento de sueldo a los trabajadores; para el caso es innegable el impacto gradual de la pérdida del poder adquisitivo que impacta negativamente en detrimento de la economía familiar.

Entonces, no es tan exacto como lo pretenden vender algunos “analistas en economía” que la cuesta de enero, se a consecuencia de gastos extraordinario, por el manejo inadecuado a nuestra economía individual o por un probable rezago a nuestras finanzas personales.

El proceso ineludible de la cuesta de enero, como se puede advertir se debe a incrementos en las contribuciones; por cierto no en términos establecidos en la Constitución, para el caso los principios constitucionales que rigen la obligación de tributar al fisco la legislación señala que “Contribuir para los gastos públicos, así de la Federación, como de los Estados, de la Ciudad de México y del Municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes” es decir, las autoridades públicas deberán establecer gravámenes o impuestos en el marco de la proporcionalidad y la equidad del contribuyente. En realidad han imperado las contribuciones desproporcionadas.

El modelo económico que desde los años 80´ se estableció en nuestro país ha sido de privilegios para los que más tienen, para la clase alta (elite del poder económico), en cambio ha golpeado a la clase media y baja a la clase trabajadora. El sistema de administración tributaria en más de tres décadas fue inequitativo e injusto, la carga tributaria no fue de forma proporcional como lo establece la constitución.

¿Cómo sería en el pasado, la desproporción el requerimiento de las obligación fiscal y tributaria a los ingresos? solo con un ejemplo, damos cuenta: el pasado domingo en visita realizada por el presidente de México a Zacatecas, AMLO compartía a los zacatecanos que en su administración un solo contribuyente (de muchos de la elite del poder económico), adeudaba al fisco doce mil millones de pesos, el equivalente al 30% del presupuesto anual para zacatecas.

Inadmisible que solo un personaje potentado del sector económico en el país, adeudara esa cantidad al fisco. Imaginemos a cuantos asciende el estándar de esa clase privilegiada que protegían los gobernantes del periodo neoliberal, convirtiéndose en cómplices de delincuentes de cuello blanco, evasores fiscales que, por cierto, aún tienen una deuda pendiente de saldar con los mexicanos.

Incalculable debe ser el tamaño al daño que ha hecho la elite del poder económico a la nación. La pregunta es ¿desde cuándo y cuantos son los evasores fiscales que al amparo de gobernantes, han violados sistemáticamente la constitución? debiera preocuparnos, más ahora que se avecina el proceso electoral en el que habremos de definir el rumbo que debe convenir al país.

Reflexión en año electoral. Una oportunidad de consolidar la transformación iniciada en 2018.

No son pocos “analistas” en materia económica suelen vincular la cuesta de enero a los gastos extraordinarios realizados en la época navideña, a los excesos o mala planeación financiera familiar; nosotros creemos que la cuesta de enero, es mucho más que esos supuestos puntualizados por “especialistas” en los que insisten que la cuesta de enero (maldita), se deba fundamentalmente al derroche y consumismo que las personas realizamos en el último mes de cada año diciembre).

Lo que no podemos dejar de reconocer es que, la generalidad de esos “gastos extraordinarios”, se realizan con el pago extra que se recibe en el mismo mes (diciembre); el pago extra se define como el ingreso extraordinario que el trabajador recibe; además de su ingreso ordinario, un trabajador recibe una gratificación anual, en una especie de compensación por el producto del trabajo realizado durante todo un año; ese pago extra recibido por el trabajador, es un derecho irrenunciable que obligatoriamente otorga el patrón.

La cuesta de enero debe atribuirse a otros factores y no propiamente a los gastos extraordinarios que realicemos al cierre de año, ese desafortunado proceso experimentado cada que inicia un nuevo año, está asociado a los efectos (fenómenos) económicos, propiciados en la economía que obedece al modelo económico adoptado por el estado.

Es inexacto decir que la cuesta de enero se deba a excesos o gastos innecesarios (consumismo) realizados por las personas; no debemos perder de vista que los ajustes de precio a bienes y servicios (incrementos), son generados en el mes de enero con el alza de precios de algunos productos de la canasta básica, de algunos derechos como ya sucedió en este año con el incremento en la solicitud de un pasaporte por primera vez o la renovación de uno existente o, el tributo (contribuciones) que normalmente debemos hacer en el mes de enero a los gobiernos locales (estatales y municipales), nos referimos al pago del impuesto predial y al pago de la tenencia vehicular, incluso, pagos por conceptos como el innecesario cambio de placas de automotores, esa política recaudatoria del ente público (acciones como estas entiéndanse, como la forma para recaudar recursos económicos). Esa, entre otras acciones gubernamentales, es atentatorias contra la economía de los bolsillos de la ciudadanía.

No menos importante, a los efectos de la cuesta de enero es, el imposible incremento de sueldo a los trabajadores; para el caso es innegable el impacto gradual de la pérdida del poder adquisitivo que impacta negativamente en detrimento de la economía familiar.

Entonces, no es tan exacto como lo pretenden vender algunos “analistas en economía” que la cuesta de enero, se a consecuencia de gastos extraordinario, por el manejo inadecuado a nuestra economía individual o por un probable rezago a nuestras finanzas personales.

El proceso ineludible de la cuesta de enero, como se puede advertir se debe a incrementos en las contribuciones; por cierto no en términos establecidos en la Constitución, para el caso los principios constitucionales que rigen la obligación de tributar al fisco la legislación señala que “Contribuir para los gastos públicos, así de la Federación, como de los Estados, de la Ciudad de México y del Municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes” es decir, las autoridades públicas deberán establecer gravámenes o impuestos en el marco de la proporcionalidad y la equidad del contribuyente. En realidad han imperado las contribuciones desproporcionadas.

El modelo económico que desde los años 80´ se estableció en nuestro país ha sido de privilegios para los que más tienen, para la clase alta (elite del poder económico), en cambio ha golpeado a la clase media y baja a la clase trabajadora. El sistema de administración tributaria en más de tres décadas fue inequitativo e injusto, la carga tributaria no fue de forma proporcional como lo establece la constitución.

¿Cómo sería en el pasado, la desproporción el requerimiento de las obligación fiscal y tributaria a los ingresos? solo con un ejemplo, damos cuenta: el pasado domingo en visita realizada por el presidente de México a Zacatecas, AMLO compartía a los zacatecanos que en su administración un solo contribuyente (de muchos de la elite del poder económico), adeudaba al fisco doce mil millones de pesos, el equivalente al 30% del presupuesto anual para zacatecas.

Inadmisible que solo un personaje potentado del sector económico en el país, adeudara esa cantidad al fisco. Imaginemos a cuantos asciende el estándar de esa clase privilegiada que protegían los gobernantes del periodo neoliberal, convirtiéndose en cómplices de delincuentes de cuello blanco, evasores fiscales que, por cierto, aún tienen una deuda pendiente de saldar con los mexicanos.

Incalculable debe ser el tamaño al daño que ha hecho la elite del poder económico a la nación. La pregunta es ¿desde cuándo y cuantos son los evasores fiscales que al amparo de gobernantes, han violados sistemáticamente la constitución? debiera preocuparnos, más ahora que se avecina el proceso electoral en el que habremos de definir el rumbo que debe convenir al país.

Reflexión en año electoral. Una oportunidad de consolidar la transformación iniciada en 2018.