/ martes 16 de abril de 2024

El arte de la vida

El “arte de la vida” es el título que lleva una de las múltiples e interesantes obras que ha escrito el sociólogo especialista en comunicación y humanidades Zygmunt Bauman.

En mi experiencia docente, no son pocas las ocasiones que escolares se encuentran bajo presión en el cumplimiento de una o varias de sus responsabilidades estudiantiles (sobre todo en las evaluaciones parciales, finales o de curso, no se diga de investigaciones para obtener el grado académico). Es recurrente y muy común algunos que estudiantes en el último momento de cumplir con algún compromiso académico duden del efectivo o adecuado responder (desempeño), normalmente la incertidumbre se presenta cuando al cuarto para la hora del límite del tiempo establecido para el cumplimiento de algún entregable; -alegan- encontrarse “bajo presión”, con frecuencia los no provisorios, así lo manifiestan.

Lo presupuesto a las justificaciones puede ser por un cumplimiento parcial, o bien, cuando el resultado del producto académicos entregable no logra las expectativas de aprendizaje en dicha etapa formativa. Pero eso sucede más bien ante el descuido o cuando se es poco provisorio. Ya porque el resultado es poco convincente (en el mejor de los casos); o bien, porque le fue imposible al estudiante atender el deber, con excusas justificables o no.

Cuando se es estudiante, hábilmente se formulan alegatos ante un supuesto “estado de presión” propiciado por sí mismo; sobra imaginación o ingenio para intentar de varias formas justificar un deber incumplido.

En el mas de los intentos a justificar, se pueden advertir desprovistas argumentaciones poco concluyentes.

Por cierto, en el interés de subsanar la falta académica, no son pocas las expresiones asociadas a saturación debido a cargas por excesivos deberes académicos diversos; no falta, tampoco, estudiantes que en sus dichos relacionan el descuido u omisión a sobrecargas laborales, incluso, otros incumben su fracaso a situaciones por obligaciones familiares, entre otras, muy particulares.

Desde luego nadie nos encontramos exentos de faltar a una responsabilidad por razones de fuerza mayor o caso fortuito, las que justamente se deben encontrar en el marco de la justificación. Sin embargo, cuando se es estudiante son esporádicas las faltas en las que se actualizan dichos presupuestos ante el incumplimiento de un deber o responsabilidad académica que corresponda atender.

En nuestro paso de la etapa de estudiante, la responsabilidad o deber académicos se pueden clasificar desde las más complejas (finalización de carrera o grado académicos) hasta los compromisos más simples (cotidianeidad en los cursos académicos); de los primeros, se puede señalar la elaboración de una tesis para obtener un grado académico (por cierto, cada vez menos obligatorio para el pregrado de licenciaturas), la elaboración de una tesis se trata de una responsabilidad que conlleva mucho esfuerzo, dedicación, disciplina, indagatoria,

administración de tiempos, concentración, pasión entre otros componentes que podrían garantizar un resultado satisfactorio y hasta sobresaliente; los segundos (simples), los podemos visualizar como aquellos que implican un esfuerzo mínimo de forma cotidiana o regular, tales como tareas, reportes de lectura, síntesis o resumen de laguna indagatoria académica realizada en cualquiera de las etapas del proceso formativos (independiente del grado que se curse).

En el nivel licenciatura o universitario (educación superior) dentro de lo deseable se encuentran los ensayos académicos.

A propósito del deber, vale la pena referir lo que Zygmunt Bauman en su obra referida en reglones arriba sugiere en uno de los capítulos o contenido:

DE LA ORGANIZACIÓN Y DE ORGANIZARSE en el que refiere que “No hay tiempo para dormirse en los laureles: se sabe que los laureles se marchitan y mueren en poco tiempo, los éxitos tienden olvidarse un instante después de conseguido, la vida en una empresa es una sucesión infinita de emergencias. Se trata de una vida emocionante y agotadora; emocionante en la vida de los aventureros, agotadora para los de corazón débil”.

Por ello, no es demás considerar lo dicho por Zygmunt Bauman, cuando de administrar nuestro tiempo se trata:

“<<organizar>> (o <<gestionar>>: las dos expresiones son siamesas) significa conseguir hacer las cosas uniendo y coordinando varios actores y recursos que de otro modo estarían separados y esparcidos (presunción tacita: esta unión y cooperación no podría producirse de otro modo). Para expresar lo que implica hablamos a menudo de la necesidad de <<organizar las cosas>> o, de hecho a organizarme a uno mismo>> (en cuyo caso nos referimos al arte de la vida), y a veces explicamos, aunque siempre suponemos, que esto es precisamente lo que tenemos que hacer si queremos <<hacer las cosas>>”.

“Nuestra vida, tanto si lo sabemos como si no, y tanto si nos gusta esta noticia como si la lamentamos, es una obra de arte…Tenemos que intentar lo imposible…mediante un esfuerzo largo y agotador podremos algún día llegar a alcanzar estos niveles y conseguir aquellas metas para, de este modo, ponernos a la altura del reto planteado”

Zygmunt Bauman.

Una pausa para la reflexión.

El “arte de la vida” es el título que lleva una de las múltiples e interesantes obras que ha escrito el sociólogo especialista en comunicación y humanidades Zygmunt Bauman.

En mi experiencia docente, no son pocas las ocasiones que escolares se encuentran bajo presión en el cumplimiento de una o varias de sus responsabilidades estudiantiles (sobre todo en las evaluaciones parciales, finales o de curso, no se diga de investigaciones para obtener el grado académico). Es recurrente y muy común algunos que estudiantes en el último momento de cumplir con algún compromiso académico duden del efectivo o adecuado responder (desempeño), normalmente la incertidumbre se presenta cuando al cuarto para la hora del límite del tiempo establecido para el cumplimiento de algún entregable; -alegan- encontrarse “bajo presión”, con frecuencia los no provisorios, así lo manifiestan.

Lo presupuesto a las justificaciones puede ser por un cumplimiento parcial, o bien, cuando el resultado del producto académicos entregable no logra las expectativas de aprendizaje en dicha etapa formativa. Pero eso sucede más bien ante el descuido o cuando se es poco provisorio. Ya porque el resultado es poco convincente (en el mejor de los casos); o bien, porque le fue imposible al estudiante atender el deber, con excusas justificables o no.

Cuando se es estudiante, hábilmente se formulan alegatos ante un supuesto “estado de presión” propiciado por sí mismo; sobra imaginación o ingenio para intentar de varias formas justificar un deber incumplido.

En el mas de los intentos a justificar, se pueden advertir desprovistas argumentaciones poco concluyentes.

Por cierto, en el interés de subsanar la falta académica, no son pocas las expresiones asociadas a saturación debido a cargas por excesivos deberes académicos diversos; no falta, tampoco, estudiantes que en sus dichos relacionan el descuido u omisión a sobrecargas laborales, incluso, otros incumben su fracaso a situaciones por obligaciones familiares, entre otras, muy particulares.

Desde luego nadie nos encontramos exentos de faltar a una responsabilidad por razones de fuerza mayor o caso fortuito, las que justamente se deben encontrar en el marco de la justificación. Sin embargo, cuando se es estudiante son esporádicas las faltas en las que se actualizan dichos presupuestos ante el incumplimiento de un deber o responsabilidad académica que corresponda atender.

En nuestro paso de la etapa de estudiante, la responsabilidad o deber académicos se pueden clasificar desde las más complejas (finalización de carrera o grado académicos) hasta los compromisos más simples (cotidianeidad en los cursos académicos); de los primeros, se puede señalar la elaboración de una tesis para obtener un grado académico (por cierto, cada vez menos obligatorio para el pregrado de licenciaturas), la elaboración de una tesis se trata de una responsabilidad que conlleva mucho esfuerzo, dedicación, disciplina, indagatoria,

administración de tiempos, concentración, pasión entre otros componentes que podrían garantizar un resultado satisfactorio y hasta sobresaliente; los segundos (simples), los podemos visualizar como aquellos que implican un esfuerzo mínimo de forma cotidiana o regular, tales como tareas, reportes de lectura, síntesis o resumen de laguna indagatoria académica realizada en cualquiera de las etapas del proceso formativos (independiente del grado que se curse).

En el nivel licenciatura o universitario (educación superior) dentro de lo deseable se encuentran los ensayos académicos.

A propósito del deber, vale la pena referir lo que Zygmunt Bauman en su obra referida en reglones arriba sugiere en uno de los capítulos o contenido:

DE LA ORGANIZACIÓN Y DE ORGANIZARSE en el que refiere que “No hay tiempo para dormirse en los laureles: se sabe que los laureles se marchitan y mueren en poco tiempo, los éxitos tienden olvidarse un instante después de conseguido, la vida en una empresa es una sucesión infinita de emergencias. Se trata de una vida emocionante y agotadora; emocionante en la vida de los aventureros, agotadora para los de corazón débil”.

Por ello, no es demás considerar lo dicho por Zygmunt Bauman, cuando de administrar nuestro tiempo se trata:

“<<organizar>> (o <<gestionar>>: las dos expresiones son siamesas) significa conseguir hacer las cosas uniendo y coordinando varios actores y recursos que de otro modo estarían separados y esparcidos (presunción tacita: esta unión y cooperación no podría producirse de otro modo). Para expresar lo que implica hablamos a menudo de la necesidad de <<organizar las cosas>> o, de hecho a organizarme a uno mismo>> (en cuyo caso nos referimos al arte de la vida), y a veces explicamos, aunque siempre suponemos, que esto es precisamente lo que tenemos que hacer si queremos <<hacer las cosas>>”.

“Nuestra vida, tanto si lo sabemos como si no, y tanto si nos gusta esta noticia como si la lamentamos, es una obra de arte…Tenemos que intentar lo imposible…mediante un esfuerzo largo y agotador podremos algún día llegar a alcanzar estos niveles y conseguir aquellas metas para, de este modo, ponernos a la altura del reto planteado”

Zygmunt Bauman.

Una pausa para la reflexión.