/ martes 28 de diciembre de 2021

Viejo y el porvenir de lo nuevo

El mes de diciembre, conocido mundialmente como el mes de la navidad. Los católicos, el mes de diciembre, prácticamente, lo dedicamos al nacimiento de Jesús y la inmaculada Concepción de María. En la Edad Antigua, en éste periodo de línea de tiempo de la humanidad, se registra el nacimiento de Jesús Cristo, con él, inicia la calendarización del año 0. Diciembre y navidad son un binomio que normalmente, lo relacionamos como un sinónimo emocionante, de la conclusión de lo viejo y el porvenir de lo nuevo.

Indudablemente, diciembre ha significado y sigue representando una amplia diversidad de connotaciones para las personas. Implica la conclusión o cierre de un ciclo calendario anual, la terminación de un año e inicio de uno nuevo.

Diciembre, se trata de un mes en el que las personas solemos compartir el repertorio -en afán anecdotario-, de navidades pasadas. Hacer un recuento de las navidades vividas y acumuladas, en las que están vivos los recuerdos de momentos maravillosos, en los que hubo reuniones con la familia que nos dio origen o a la que pertenecemos. Los primeros diciembre (navidades), de nuestras vidas, generalmente, suelen recordarse en primer plano de nuestra infancia, en compañía de nuestros progenitores, hermanos, hermanas; cuando se trata de familias que se han caracterizado por ser integrales o unidas, en el mismo plano, se encuentra la familia ampliada; es decir, los tíos, primas y primos, cuñadas, cuñados, etc. Incluso en muchos casos, se registra evidencia de haber disfrutado esos momentos de felicidad con abuelas y abuelos. Ocasionalmente también aparecen en documentales de video y fotografías, amigas o amigos entrañables de la familia o de algún miembro de la familia.

No son pocas familias en las que, pasado el tiempo, se recuerden aquellos diciembre, como momentos mejor recordados de alegría, de armonía, de paz, de sinceridad, de amor, se recuerdan como los momentos más felices. Desde luego, también resurge ocasionalmente momentos no muy gratos. Finalmente, eso es la vida, contrastes, no falta en esas fechas: rivalidades intrafamiliares, tristezas, frustraciones, irrealizaciones personales, resentimientos, envidias, incriminaciones, imprudencias, entre otras.

Diciembre, tradicional e históricamente, se ha caracterizado por ser un mes para reunirse en familia o por amistad, para reencontrarse ante un posible distanciamiento que por cuestiones normales de trabajo (rutinarias), o de cualquier otra índole, se han suscitado (física o de comunicación) y, precisamente la época navideñas, es el mejor motivo para un reencuentro.

El duodécimo mes de una anualidad, significa la suma de un año más de existencia; independientemente de la fecha de nuestro nacimiento, se trata de un ciclo en el que crecimos y desarrollamos en todos los sentidos. Se trata de un año más de vida; en oposición a ellos, se trata también de un año menos de vida.

Cuando la suma de navidades vividas en las personas es alta (cincuenta o más), nuestras reflexiones, suelen ser más maduras, mesuradas, centradas, humanistas, menos superficiales, más inteligentes y sabias. Probablemente, diciembre se trate del mes en el que dedicamos más tiempo a la reflexión, incluso no seremos pocos, los que intentamos renovar o replantear nuestro sentido de la vida, partiendo de algunas dimensiones, que nos puedan parecer importantes para lograr y mantener un equilibrio como personas, las dimensiones en el ejercicio de reflexión al que nos referimos son: lo económico, mental, física, espiritual, social y talentos.

Diciembre es un mes en el que las personas propiciamos un ejercicio de reflexión, respecto a familiares, amigos y personas que tienen importancia en nuestras vidas.

La época (diciembre), trae consigo varias acciones navideñas que nos humanizan, nos sensibilizan y nos renuevan como personas.

De forma especial, espontánea y la naturalmente, es cuando gozamos de un espíritu navideño, para reencontrarnos en familia y amistades; es un mes para perdonar, reconciliar, armonizar, amar, crear paz, comprender, dar, fortalecer amistad, aceptar, entender; sobre todo, es el mejor momento de paz, para reencontrarse así mismo, renovarse y darse la oportunidad de ser humanamente mejor.

Diciembre y navidad, el binomio que se festeja con la misma intensidad que, la conclusión del año y el inicio de un año nuevo, lleno de esperanza, para renovar nuestras relaciones interpersonales.

A horas de que concluya 2021, expreso mi deseo de que el año venidero sea de esperanza, armonía y respeto para todos los seres que tenemos la virtud de compartir el universo.

El mes de diciembre, conocido mundialmente como el mes de la navidad. Los católicos, el mes de diciembre, prácticamente, lo dedicamos al nacimiento de Jesús y la inmaculada Concepción de María. En la Edad Antigua, en éste periodo de línea de tiempo de la humanidad, se registra el nacimiento de Jesús Cristo, con él, inicia la calendarización del año 0. Diciembre y navidad son un binomio que normalmente, lo relacionamos como un sinónimo emocionante, de la conclusión de lo viejo y el porvenir de lo nuevo.

Indudablemente, diciembre ha significado y sigue representando una amplia diversidad de connotaciones para las personas. Implica la conclusión o cierre de un ciclo calendario anual, la terminación de un año e inicio de uno nuevo.

Diciembre, se trata de un mes en el que las personas solemos compartir el repertorio -en afán anecdotario-, de navidades pasadas. Hacer un recuento de las navidades vividas y acumuladas, en las que están vivos los recuerdos de momentos maravillosos, en los que hubo reuniones con la familia que nos dio origen o a la que pertenecemos. Los primeros diciembre (navidades), de nuestras vidas, generalmente, suelen recordarse en primer plano de nuestra infancia, en compañía de nuestros progenitores, hermanos, hermanas; cuando se trata de familias que se han caracterizado por ser integrales o unidas, en el mismo plano, se encuentra la familia ampliada; es decir, los tíos, primas y primos, cuñadas, cuñados, etc. Incluso en muchos casos, se registra evidencia de haber disfrutado esos momentos de felicidad con abuelas y abuelos. Ocasionalmente también aparecen en documentales de video y fotografías, amigas o amigos entrañables de la familia o de algún miembro de la familia.

No son pocas familias en las que, pasado el tiempo, se recuerden aquellos diciembre, como momentos mejor recordados de alegría, de armonía, de paz, de sinceridad, de amor, se recuerdan como los momentos más felices. Desde luego, también resurge ocasionalmente momentos no muy gratos. Finalmente, eso es la vida, contrastes, no falta en esas fechas: rivalidades intrafamiliares, tristezas, frustraciones, irrealizaciones personales, resentimientos, envidias, incriminaciones, imprudencias, entre otras.

Diciembre, tradicional e históricamente, se ha caracterizado por ser un mes para reunirse en familia o por amistad, para reencontrarse ante un posible distanciamiento que por cuestiones normales de trabajo (rutinarias), o de cualquier otra índole, se han suscitado (física o de comunicación) y, precisamente la época navideñas, es el mejor motivo para un reencuentro.

El duodécimo mes de una anualidad, significa la suma de un año más de existencia; independientemente de la fecha de nuestro nacimiento, se trata de un ciclo en el que crecimos y desarrollamos en todos los sentidos. Se trata de un año más de vida; en oposición a ellos, se trata también de un año menos de vida.

Cuando la suma de navidades vividas en las personas es alta (cincuenta o más), nuestras reflexiones, suelen ser más maduras, mesuradas, centradas, humanistas, menos superficiales, más inteligentes y sabias. Probablemente, diciembre se trate del mes en el que dedicamos más tiempo a la reflexión, incluso no seremos pocos, los que intentamos renovar o replantear nuestro sentido de la vida, partiendo de algunas dimensiones, que nos puedan parecer importantes para lograr y mantener un equilibrio como personas, las dimensiones en el ejercicio de reflexión al que nos referimos son: lo económico, mental, física, espiritual, social y talentos.

Diciembre es un mes en el que las personas propiciamos un ejercicio de reflexión, respecto a familiares, amigos y personas que tienen importancia en nuestras vidas.

La época (diciembre), trae consigo varias acciones navideñas que nos humanizan, nos sensibilizan y nos renuevan como personas.

De forma especial, espontánea y la naturalmente, es cuando gozamos de un espíritu navideño, para reencontrarnos en familia y amistades; es un mes para perdonar, reconciliar, armonizar, amar, crear paz, comprender, dar, fortalecer amistad, aceptar, entender; sobre todo, es el mejor momento de paz, para reencontrarse así mismo, renovarse y darse la oportunidad de ser humanamente mejor.

Diciembre y navidad, el binomio que se festeja con la misma intensidad que, la conclusión del año y el inicio de un año nuevo, lleno de esperanza, para renovar nuestras relaciones interpersonales.

A horas de que concluya 2021, expreso mi deseo de que el año venidero sea de esperanza, armonía y respeto para todos los seres que tenemos la virtud de compartir el universo.