/ viernes 8 de octubre de 2021

Taza de Soles | La (efímera) belleza de los seres vivos

En estos últimos tiempos a todos nos ha llegado con más claridad la conciencia de lo efímero. A los escritores y artistas con más intensidad -creo yo- que a los políticos que aún están dudando cuáles deben ser las medidas más idóneas para preservar la vida en este planeta, que nos ha albergado por años, pero que cada vez con mayor contundencia nos advierte que la vida como la conocemos podría dejar de existir. Mientras tanto, empiezan a tomar forma proyectos artísticos que retoman el tema, que lo recrean para nosotros en un afán de despertar ese instinto dormido que nos liga a nuestros orígenes, que nos hace palpable la unidad que tenemos con el medio ambiente, con la vegetación y con el mundo animal.

Tres trabajos artísticos como muestra de que la vida sigue siendo una prioridad.

Primero les hablaré de Thercy Arvizu, poeta, que escribió un poemario, cuya justificación para recibir un apoyo por parte del FECA, fue la siguiente:

“"Los dioses del sigilo" surge debido a una preocupación que siento desde hace tiempo, tanto por la flora como por la fauna. Es evidente que cada vez más los animales y las plantas ((creo que esto está relacionado con la expansión demográfica y con nuestra manera desmesurada y caprichosa de vivir) sufren y son marginados, explotados, exterminados. Nunca se había visto una explotación animal tan descomunal ni una deforestación tan desproporcionada. El poemario es pues una necesidad de expresar esa preocupación y en la medida de lo posible hacer visible la situación que vivimos, sin embargo, lo hago desde la exaltación de la belleza de esos seres que forman parte del mundo”.

En seguida, como muestra, uno de sus poemas. Bellísimo, logrado.

XIX Coyote

(Canis latrans)/Es de madrugada,/siento cómo se cierne la noche alrededor,/imagino la oscuridad

y el silencio de las inmediaciones. / Todo está negro. /Y escucho ese sonido ancestral. /No sé qué es./Me despierta/un sonido gregario/y simultáneamente/tan solo. /Imagino qué es,/mis ojos lo dibujan/ es un Goya lleno de misterio, /un aquelarre animal, /una reunión en penumbras. /Y siento culpa, /si los escucho es que estoy muy cerca, /invadiendo, /coartando tus movimientos. /Es tu aullido tribal,La oscuridad que desciende a tu pelo, /te tomas de la noche y danzas,/te presentas a mi imaginación como lo remoto,/lo que nunca veré,/lo que encarna el misterio, coyote,/ huehue,/viejo, sabio, perro indómito,/murmura tu canto en mis sueños/y dime quién eres.

II “Jaulérica vida” es un proyecto de Ana Leticia Romo, donde compila los relatos de varios autores hidrocálidos que dan voz a los animales silvestres en cautiverio. Les presento dos fragmentos del cuento, “Tres momentos en el camino del héroe”.

1.- ¿Quién soy?

“Esa mañana, despertó de un mal sueño, pues había dormido apretujada, a pesar de que lo había hecho como siempre, haciendo un círculo con su cuerpo, rozando con su alargada nariz la zona del ombligo, pero ahora eso no le iba bien a su panza, cada día más creciente. Entonces, lo primero que pensó al levantarse fue ¿quién soy? Y es que últimamente estaba confundida, pues veía en su casa y en su patio a muchos otros seres diferentes a ella. Animales de pelo color miel, como el zorro, o parecidos a ella como el mapache, y hasta se asustó con el fuerte gruñido del cerdo salvaje. ¿o quizá todo lo soñó? Era urgente salir de las dudas. Así que fue a buscar la límpida pileta de agua, donde se bañaba todas las mañanas, para verse de cuerpo entero, pero antes de llegar ahí, los gruñidos en su panza le recordaron que primero tenía que buscar comida y se puso a rascar la tierra para encontrar insectos, hasta que, más allá de donde estaba, descubrió su plato y entonces empezó a silbar a gruñir y a ladrar, casi todo al mismo tiempo, pero el plato estaba vacío. Otros habían llegado antes. […]

III

“Herbario poético” es un libro electrónico, cuyos coordinadores: Hugo Araiza Arvilla e Ilse Díaz Márquez presentan una selección de textos del taller “Poesía y naturaleza”. Un taller que, al decir del prologuista, permitió a sus integrantes encontrarse, reconocerse, y resignificar el medio ambiente en sus espacios de convivencia diaria.

Una muestra poética de ese taller es la siguiente:

“Dicen que nosotros somos seres inertes/y sin lengua/pero hablamos con una lengua primigenia

de dos códigos arborescentes. /Nuestra lengua es un sistema de sonidos/que se trasmiten con el tiempo arbóreo por/nuestras mil bocas, /como una flauta que sólo el ave ha aprendido/distinguir

y a imitar con la torpeza de una nube. /Tenemos comunidad y tenemos un sueño/en que la bellota de un nuevo día se siembre/para esparcir la savia de una nueva boca/que será.

Y para cerrar, unas palabras del prólogo que hago mías. “Esperamos que estas sensaciones te revelen tu ser más profundo”.

En estos últimos tiempos a todos nos ha llegado con más claridad la conciencia de lo efímero. A los escritores y artistas con más intensidad -creo yo- que a los políticos que aún están dudando cuáles deben ser las medidas más idóneas para preservar la vida en este planeta, que nos ha albergado por años, pero que cada vez con mayor contundencia nos advierte que la vida como la conocemos podría dejar de existir. Mientras tanto, empiezan a tomar forma proyectos artísticos que retoman el tema, que lo recrean para nosotros en un afán de despertar ese instinto dormido que nos liga a nuestros orígenes, que nos hace palpable la unidad que tenemos con el medio ambiente, con la vegetación y con el mundo animal.

Tres trabajos artísticos como muestra de que la vida sigue siendo una prioridad.

Primero les hablaré de Thercy Arvizu, poeta, que escribió un poemario, cuya justificación para recibir un apoyo por parte del FECA, fue la siguiente:

“"Los dioses del sigilo" surge debido a una preocupación que siento desde hace tiempo, tanto por la flora como por la fauna. Es evidente que cada vez más los animales y las plantas ((creo que esto está relacionado con la expansión demográfica y con nuestra manera desmesurada y caprichosa de vivir) sufren y son marginados, explotados, exterminados. Nunca se había visto una explotación animal tan descomunal ni una deforestación tan desproporcionada. El poemario es pues una necesidad de expresar esa preocupación y en la medida de lo posible hacer visible la situación que vivimos, sin embargo, lo hago desde la exaltación de la belleza de esos seres que forman parte del mundo”.

En seguida, como muestra, uno de sus poemas. Bellísimo, logrado.

XIX Coyote

(Canis latrans)/Es de madrugada,/siento cómo se cierne la noche alrededor,/imagino la oscuridad

y el silencio de las inmediaciones. / Todo está negro. /Y escucho ese sonido ancestral. /No sé qué es./Me despierta/un sonido gregario/y simultáneamente/tan solo. /Imagino qué es,/mis ojos lo dibujan/ es un Goya lleno de misterio, /un aquelarre animal, /una reunión en penumbras. /Y siento culpa, /si los escucho es que estoy muy cerca, /invadiendo, /coartando tus movimientos. /Es tu aullido tribal,La oscuridad que desciende a tu pelo, /te tomas de la noche y danzas,/te presentas a mi imaginación como lo remoto,/lo que nunca veré,/lo que encarna el misterio, coyote,/ huehue,/viejo, sabio, perro indómito,/murmura tu canto en mis sueños/y dime quién eres.

II “Jaulérica vida” es un proyecto de Ana Leticia Romo, donde compila los relatos de varios autores hidrocálidos que dan voz a los animales silvestres en cautiverio. Les presento dos fragmentos del cuento, “Tres momentos en el camino del héroe”.

1.- ¿Quién soy?

“Esa mañana, despertó de un mal sueño, pues había dormido apretujada, a pesar de que lo había hecho como siempre, haciendo un círculo con su cuerpo, rozando con su alargada nariz la zona del ombligo, pero ahora eso no le iba bien a su panza, cada día más creciente. Entonces, lo primero que pensó al levantarse fue ¿quién soy? Y es que últimamente estaba confundida, pues veía en su casa y en su patio a muchos otros seres diferentes a ella. Animales de pelo color miel, como el zorro, o parecidos a ella como el mapache, y hasta se asustó con el fuerte gruñido del cerdo salvaje. ¿o quizá todo lo soñó? Era urgente salir de las dudas. Así que fue a buscar la límpida pileta de agua, donde se bañaba todas las mañanas, para verse de cuerpo entero, pero antes de llegar ahí, los gruñidos en su panza le recordaron que primero tenía que buscar comida y se puso a rascar la tierra para encontrar insectos, hasta que, más allá de donde estaba, descubrió su plato y entonces empezó a silbar a gruñir y a ladrar, casi todo al mismo tiempo, pero el plato estaba vacío. Otros habían llegado antes. […]

III

“Herbario poético” es un libro electrónico, cuyos coordinadores: Hugo Araiza Arvilla e Ilse Díaz Márquez presentan una selección de textos del taller “Poesía y naturaleza”. Un taller que, al decir del prologuista, permitió a sus integrantes encontrarse, reconocerse, y resignificar el medio ambiente en sus espacios de convivencia diaria.

Una muestra poética de ese taller es la siguiente:

“Dicen que nosotros somos seres inertes/y sin lengua/pero hablamos con una lengua primigenia

de dos códigos arborescentes. /Nuestra lengua es un sistema de sonidos/que se trasmiten con el tiempo arbóreo por/nuestras mil bocas, /como una flauta que sólo el ave ha aprendido/distinguir

y a imitar con la torpeza de una nube. /Tenemos comunidad y tenemos un sueño/en que la bellota de un nuevo día se siembre/para esparcir la savia de una nueva boca/que será.

Y para cerrar, unas palabras del prólogo que hago mías. “Esperamos que estas sensaciones te revelen tu ser más profundo”.