/ jueves 2 de mayo de 2024

Indicadores del Éxito Profesional

Iniciare este artículo citando una frase que he compartido con directivos en el ámbito empresarial y que he corroborado a lo largo de los años: “Todos los esfuerzos – para crear una estrategia empresarial competitiva, para desarrollar un liderazgo auténtico, o para generar más negocio – se reducen a una crítica verdad: Su éxito se basa en el éxito individual de sus colaboradores.

Sin lugar a duda, tener clara nuestra definición de éxito, contribuirá de manera sustancial a enfocarnos en lo que realmente te es importante en la vida. Sin un sentido claro de propósito (saber lo que se quiere y el para qué se quiere), es fácil perder el rumbo y sentir que no se está avanzando. Pero cuando tienes una idea clara de lo que quieres lograr, puedes tomar medidas concretas para alcanzar tus metas.

Definir el éxito en términos personales, ayuda a evitar compararte con los demás. Cuando no tienes una idea clara de lo que quieres, es fácil mirar a los demás y sentir que no estás a la altura. A diferencia de ello cuando tienes una idea clara de lo que quieres lograr, puedes enfocarte en tus propias metas y no perder energía o desviar tu atención en lo que están haciendo los demás.

El actuar de un Profesional Exitoso debe estar basado en valores, principios y conductas éticas:

Compromiso

El compromiso implica poner al máximo las capacidades, el esfuerzo, la motivación y el desempeño para alcanzar los objetivos y superar las adversidades.

Integridad

Una persona íntegra logra que lo que dice, aquello que hace, sus sentimientos y pensamientos estén completamente alineados, no hay grietas ni rupturas, es un todo uniforme. Las personas nos relacionamos en un universo de emociones, lenguaje, acciones y pensamientos. Estos universos no son independientes, más bien son interdependientes, lo que implica que cada acción genera un pensamiento coherente y una emoción acorde.

Cuando hablamos de una persona íntegra, hacemos referencia a aquella para la que no son negociables sus valores en pro de beneficios inmediatos, no negocia con su integridad. Este alineamiento le otorga una sensación de paz interior y tranquilidad que le permiten sentir recompensa no monetaria por su actuación coherente.

Empatía

Una persona empática jamás asumirá que puede ponerse en los zapatos de los demás, sin embargo puede entender que con base a su contexto de vida la otra persona ve, siente y escucha y lo respeta. Es la habilidad que nos permite relacionarnos con los otros cuidando que lo que hacemos, lo que decimos y sentimos no solo no lo dañe, sino que además contribuya a un estado emocional positivo. Las personas empáticas son percibidas como más amorosas y confiables, con lo cual es más fácil vincularse con ellas, ya que sentimos que estamos al resguardo y que no corremos peligro.

El valor de la empatía en los líderes de la empresa, radica en la capacidad de salirse de sí mismos. Es un estado de profunda conexión. Las personas con altos niveles de empatía suelen ser más exitosas y son requeridas para puestos más altos.

Responsabilidad

Las personas exitosas tienen un alto nivel de responsabilidad. La ética de la responsabilidad permite que nuestra conducta sea el producto de acciones reflexionadas y pensadas y no reacciones automáticas producto de las circunstancias.

Ser responsables es tener la capacidad de poder ser proactivos, anticipándonos creativamente a los acontecimientos reduciendo los riesgos de forma inteligente. Lo que implica pensar antes de actuar.

Humildad

No obstante, ninguno de los valores aquí, mencionados sería de verdadero valor sin humildad. De hecho, la humildad es la que posibilita el compromiso, la integridad, la empatía y la responsabilidad.

En este sentido, la humildad es una condición de posibilidad para el surgimiento del resto de los valores éticos. Una ética sin humildad nos convierte en manipuladores

Con base a lo anterior me atrevo a decir que triunfar no significa siempre tener un ascenso, un alto puesto de liderazgo o ganar mucho dinero. Implica llevar una vida digna de ser vivida, ser recordados por nuestras acciones tanto dentro como fuera de las organizaciones.

El verdadero éxito se fundamenta en la superación de adversidades que nos permita ser mejores personas y trasciende cuando nos damos la oportunidad de ayudar a otros a superar limitaciones o fracasos.

Iniciare este artículo citando una frase que he compartido con directivos en el ámbito empresarial y que he corroborado a lo largo de los años: “Todos los esfuerzos – para crear una estrategia empresarial competitiva, para desarrollar un liderazgo auténtico, o para generar más negocio – se reducen a una crítica verdad: Su éxito se basa en el éxito individual de sus colaboradores.

Sin lugar a duda, tener clara nuestra definición de éxito, contribuirá de manera sustancial a enfocarnos en lo que realmente te es importante en la vida. Sin un sentido claro de propósito (saber lo que se quiere y el para qué se quiere), es fácil perder el rumbo y sentir que no se está avanzando. Pero cuando tienes una idea clara de lo que quieres lograr, puedes tomar medidas concretas para alcanzar tus metas.

Definir el éxito en términos personales, ayuda a evitar compararte con los demás. Cuando no tienes una idea clara de lo que quieres, es fácil mirar a los demás y sentir que no estás a la altura. A diferencia de ello cuando tienes una idea clara de lo que quieres lograr, puedes enfocarte en tus propias metas y no perder energía o desviar tu atención en lo que están haciendo los demás.

El actuar de un Profesional Exitoso debe estar basado en valores, principios y conductas éticas:

Compromiso

El compromiso implica poner al máximo las capacidades, el esfuerzo, la motivación y el desempeño para alcanzar los objetivos y superar las adversidades.

Integridad

Una persona íntegra logra que lo que dice, aquello que hace, sus sentimientos y pensamientos estén completamente alineados, no hay grietas ni rupturas, es un todo uniforme. Las personas nos relacionamos en un universo de emociones, lenguaje, acciones y pensamientos. Estos universos no son independientes, más bien son interdependientes, lo que implica que cada acción genera un pensamiento coherente y una emoción acorde.

Cuando hablamos de una persona íntegra, hacemos referencia a aquella para la que no son negociables sus valores en pro de beneficios inmediatos, no negocia con su integridad. Este alineamiento le otorga una sensación de paz interior y tranquilidad que le permiten sentir recompensa no monetaria por su actuación coherente.

Empatía

Una persona empática jamás asumirá que puede ponerse en los zapatos de los demás, sin embargo puede entender que con base a su contexto de vida la otra persona ve, siente y escucha y lo respeta. Es la habilidad que nos permite relacionarnos con los otros cuidando que lo que hacemos, lo que decimos y sentimos no solo no lo dañe, sino que además contribuya a un estado emocional positivo. Las personas empáticas son percibidas como más amorosas y confiables, con lo cual es más fácil vincularse con ellas, ya que sentimos que estamos al resguardo y que no corremos peligro.

El valor de la empatía en los líderes de la empresa, radica en la capacidad de salirse de sí mismos. Es un estado de profunda conexión. Las personas con altos niveles de empatía suelen ser más exitosas y son requeridas para puestos más altos.

Responsabilidad

Las personas exitosas tienen un alto nivel de responsabilidad. La ética de la responsabilidad permite que nuestra conducta sea el producto de acciones reflexionadas y pensadas y no reacciones automáticas producto de las circunstancias.

Ser responsables es tener la capacidad de poder ser proactivos, anticipándonos creativamente a los acontecimientos reduciendo los riesgos de forma inteligente. Lo que implica pensar antes de actuar.

Humildad

No obstante, ninguno de los valores aquí, mencionados sería de verdadero valor sin humildad. De hecho, la humildad es la que posibilita el compromiso, la integridad, la empatía y la responsabilidad.

En este sentido, la humildad es una condición de posibilidad para el surgimiento del resto de los valores éticos. Una ética sin humildad nos convierte en manipuladores

Con base a lo anterior me atrevo a decir que triunfar no significa siempre tener un ascenso, un alto puesto de liderazgo o ganar mucho dinero. Implica llevar una vida digna de ser vivida, ser recordados por nuestras acciones tanto dentro como fuera de las organizaciones.

El verdadero éxito se fundamenta en la superación de adversidades que nos permita ser mejores personas y trasciende cuando nos damos la oportunidad de ayudar a otros a superar limitaciones o fracasos.