Actualmente la obtención del máximo beneficio económico ha dejado de ser el principal objetivo de las empresas cuya visión ha logrado ir más allá de basar sus estrategias en la rentabilidad, buscando con ello proteger a las futuras generaciones.
Para ello es necesario que la estrategia empresarial tome en consideración múltiples variables, como son el contar con una cultura organizacional sólida y buenas prácticas que se traduzcan en la satisfacción y bienestar de sus colaboradores, la máxima calidad de sus productos, considerando también el impacto ambiental de sus actividades y su nivel de compromiso con el desarrollo social y económico no sólo de su comunidad, también del país.
Una empresa sostenible tiene 3 ejes fundamentales:
- Económico, persigue la independencia y el acceso a los recursos económicos.
- Social, cuyos esfuerzos estarán siempre dirigidos a la defensa y protección de los derechos humanos, laborales y culturales de las personas, la igualdad de género, y la inclusividad.
- Medioambiental, cuyas acciones son encaminadas al cuidado del planeta, el uso más adecuado de los recursos y el consumo de energías renovables, menos dañinas para el medio ambiente.
Varios años atrás la sostenibilidad comenzó como un aspecto visto como filantrópico, donde los empresarios y dueños de empresas tomaron la decisión de tomar acciones y con ello contribuir a mejorar las condiciones de su entorno como el donar el 1% de las utilidades generadas en apoyo a alguna causa benéfica, lo que colateralmente beneficiaba también la reputación de la empresa.
Características de las empresas sostenibles
Las empresas sostenibles, además de apoyarse en los 3 ejes antes mencionados, cuentan con valores que las visibilizan como entidades responsables:
- Integridad, basada en la total transparencia y con un máximo respeto a los derechos humanos, medio ambiente y anticorrupción.
- Fortalecimiento de la sociedad, no solo realizar acciones que la beneficien directamente, sino también a las comunidades que la rodean, a su estado y en el mejor de los casos incluso a su país.
- Cumplimiento de las Legislaciones de tipo ambiental. Es de vital importancia cumplir con los requerimientos y contar con las licencias y certificaciones necesarias es esencial para catalogar a una empresa como sustentable.
- Uso eficiente del agua. El uso del agua es uno de los puntos más importantes para determinar si la empresa es sustentable. Hoy en día existen herramientas como instalaciones sanitarias ahorradoras que facilitan su aprovechamiento.
- Selección adecuada de Proveedores. No es suficiente con contar internamente con políticas verdes, también es importante estar al tanto de las políticas ambientales de cada proveedor y buscar que todos cumplan con un mínimo estándar y normativas de cuidado al medio ambiente.
- Manejo adecuado de desperdicios y reciclaje. Lo que la empresa haga con la basura que genera es un punto fundamental al definirla o no como sustentable. Separar la basura para su reciclaje es importante en este rubro.
- Contribución a la comunidad. Una empresa sustentable sostiene un compromiso con la comunidad local que se materializa a través de acciones como programas de empleo a discapacitados, voluntariados o becas para estudiantes.
- Liderazgo, lo que requiere que sus altos cargos se aseguren del cumplimiento de los estándares requeridos al respecto.
A pesar de que el hablar de la responsabilidad social de la empresa no es algo nuevo, ha cobrado mayor importancia en los últimos años. “La Declaración tripartita de principios de la OIT sobre las empresas multinacionales y la política social, formulada en 1977 y actualizada en varias ocasiones, la más reciente de ellas en 2006, es uno de los primeros instrumentos internacionales que abarcan la dimensión social de la actividad empresarial”.
Beneficios de ser una empresa sostenible
Las empresas que actualmente alinean sus estrategias por la sostenibilidad pueden observar una serie de ventajas, entre las que destacan las siguientes:
- Mejorar tanto la imagen de marca como la reputación de la compañía.
- Acceso a beneficios fiscales.
- Ahorro en costos, derivado de la optimización de recursos, al reciclaje, etc.
- Mejora el clima organizacional con la aplicación de buenas prácticas y generar sentido de pertenencia.
En conclusión, las empresas sostenibles no solo deben cumplir con sus obligaciones jurídicas, fiscales y laborales, también contribuyen a mejorar el planeta y la vida de aquellos que lo habitan. Las empresas, ya sea individualmente o por conducto de las organizaciones que las representan, pueden participar de manera active si se involucran en las políticas públicas, en la planificación de las estrategias estatales o nacionales para la reducción de la pobreza, los foros de donantes, la elaboración de políticas comerciales y medioambientales, y/o en diálogos mundiales sobre cuestiones como el cambio climático, la biodiversidad, la seguridad nacional, la corrupción y los derechos humanos, lo que mejorará significativamente su imagen de marca, convirtiéndola incluso en una opción óptima a la hora de invertir.
