/ domingo 19 de agosto de 2018

Entre el hombre y el hambre

Principal riqueza del hombre desde siempre. Desde siempre su peor enemigo, su peor enemigo y su víctima”: Jaquees Attali. Diccionario del siglo XX.

Hoy quiero comentar sobre este tema que ha sido por años tan escabroso. El hombre que al iniciar su recorrido, su peregrinar por la tierra se ufanaba de sentirse “libre”, ¡y nada!, que le marcan cierto entorno en “hábitat”. Es aquí donde ya no tiene ese libre albedrío que tanto se ha proclamado.

Es aquí donde comienza el suplicio, la odisea del ser viviente, porque no debe salirse de tal o cual entorno, en cualquier aspecto que se le mire. Vamos, como desde los inicios de las generaciones los grupos nómadas, de guerreros, de indios, de comarcanos, etc., ellos mismos se fueron marcando su territorio, su propio entorno.

Pero en realidad el hombre y el hambre han ido de la mano, no ha existido distancia de por medio, porque si bien las hambrunas han desaparecido “aparentemente”, con el poder del hombre de engendrar más vidas, más seres humanos, las generaciones han sido capaces de sobrevivir a las mayores calamidades que ha atacado a la humanidad, por muy exterminadores que hayan existido, y que aún hoy día siguen existiendo.

A través de los siglos, a través de la historia, nos damos cuenta de las epidemias que han destruido poblaciones enteras. Pero no las han exterminado totalmente.

A propósito de las epidemias, se nos dice el siguiente dato muy interesante. Epidemias:

“Podrán reaparecer grandes epidemias como consecuencia del nomadismo de las personas, de las mercancías y de los animales. Por ejemplo, el virus H5N1 podría manifestarse de manera tan peligrosa como el de la gripe que, durante el invierno de 1918-|9|9, afectó a casi la mitad de la humanidad y mató a más de 40 millones de personas. El virus del sarampión o rubeola seguirá siendo devastador.

Habrá epidemias que tendrán su origen en la destrucción de nichos ecológicos protectores de ciertas especies animales. De acuerdo con la ley del mercado, se preferirá cuidar a los ricos afectados de una enfermedad antes que vacunar a los pobres para evitar que se vean afectados. Por lo tanto, podría haber hecatombes en el sur.

Se tomarán medidas mundiales de acotamiento que pondrán en tela de juicio, durante un tiempo, el nomadismo y la democracia. Con motivo de la epidemia en cualquiera de nuestros tiempos, aun en este pleno siglo XXI, surgirá una policía, esta vez necesariamente mundial, lo mismo que ocurrió en el siglo XV a escala de las naciones. Así pues, a largo, o mediano plazo tendrá que existir un poder mundial en bien de la sociedad, en bien de la humanidad entera, antes de que llegue una epidemia mucho más poderosa que extermine sin remedio a todo ser humano. El mundo lógico no se acabará, pero si las generaciones que les toque sufrir esta atroz devastación.

Principal riqueza del hombre desde siempre. Desde siempre su peor enemigo, su peor enemigo y su víctima”: Jaquees Attali. Diccionario del siglo XX.

Hoy quiero comentar sobre este tema que ha sido por años tan escabroso. El hombre que al iniciar su recorrido, su peregrinar por la tierra se ufanaba de sentirse “libre”, ¡y nada!, que le marcan cierto entorno en “hábitat”. Es aquí donde ya no tiene ese libre albedrío que tanto se ha proclamado.

Es aquí donde comienza el suplicio, la odisea del ser viviente, porque no debe salirse de tal o cual entorno, en cualquier aspecto que se le mire. Vamos, como desde los inicios de las generaciones los grupos nómadas, de guerreros, de indios, de comarcanos, etc., ellos mismos se fueron marcando su territorio, su propio entorno.

Pero en realidad el hombre y el hambre han ido de la mano, no ha existido distancia de por medio, porque si bien las hambrunas han desaparecido “aparentemente”, con el poder del hombre de engendrar más vidas, más seres humanos, las generaciones han sido capaces de sobrevivir a las mayores calamidades que ha atacado a la humanidad, por muy exterminadores que hayan existido, y que aún hoy día siguen existiendo.

A través de los siglos, a través de la historia, nos damos cuenta de las epidemias que han destruido poblaciones enteras. Pero no las han exterminado totalmente.

A propósito de las epidemias, se nos dice el siguiente dato muy interesante. Epidemias:

“Podrán reaparecer grandes epidemias como consecuencia del nomadismo de las personas, de las mercancías y de los animales. Por ejemplo, el virus H5N1 podría manifestarse de manera tan peligrosa como el de la gripe que, durante el invierno de 1918-|9|9, afectó a casi la mitad de la humanidad y mató a más de 40 millones de personas. El virus del sarampión o rubeola seguirá siendo devastador.

Habrá epidemias que tendrán su origen en la destrucción de nichos ecológicos protectores de ciertas especies animales. De acuerdo con la ley del mercado, se preferirá cuidar a los ricos afectados de una enfermedad antes que vacunar a los pobres para evitar que se vean afectados. Por lo tanto, podría haber hecatombes en el sur.

Se tomarán medidas mundiales de acotamiento que pondrán en tela de juicio, durante un tiempo, el nomadismo y la democracia. Con motivo de la epidemia en cualquiera de nuestros tiempos, aun en este pleno siglo XXI, surgirá una policía, esta vez necesariamente mundial, lo mismo que ocurrió en el siglo XV a escala de las naciones. Así pues, a largo, o mediano plazo tendrá que existir un poder mundial en bien de la sociedad, en bien de la humanidad entera, antes de que llegue una epidemia mucho más poderosa que extermine sin remedio a todo ser humano. El mundo lógico no se acabará, pero si las generaciones que les toque sufrir esta atroz devastación.

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Se preferirá cuidar a los ricos, antes que vacunar a los pobres

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