/ martes 7 de mayo de 2024

El arte del gobierno

Ugo Pipitone, profesor emérito del CIDE, economista e historiador de amplia trayectoria ensayista, de origen italiano; a través de su obra titulada “El ARTE del GOBIERNO” elabora tres ensayos sobre importantes figuras (pensamientos políticos), que contribuyeron a formar estilos y estrategias de gobierno en distintos contextos e historias, personajes que en desiguales épocas sus aportaciones fueron determinantes para el ejercicio del poder público (gobierno): Confucio, Nizam y Maquiavelo.

Con el propósito de destacar el legado que cada uno de los referidos inmortales ofreció a la humanidad. En este ejercicio plantearemos una recapitulación breve en tres apartados sugeridos por Pipitone que, en obviedad del insuficiente que tenemos es este espacio virtual intentaremos simplificar.

El presente intento de ensayo seriado, lo realizaremos en el mismo orden original. Cualquier época que nos propongamos analizar, podría ser: ¿Cómo se gobierna ante la complejidad? para Confucio, la clave es “la moralidad que debe impregnar el comportamiento de gobernantes y gobernados” donde convergen dos planteamientos contradictorios: la educación por una parte y, el acatamiento de valores y jerarquía ancestrales, por la otra.

En el pensamiento político de Confucio habitaban convicciones de gobernar que se traducía en la legitimación del gobernante y, el bienestar de la población. Sin dejar de lado la idea, sino todo lo contrario; podemos visualizar el necesario agregado rigurosamente permanente de: la educación, con la que se establecen objetivos a reconocer por la sociedad en el afán de bienestar social.

El proverbial filosofo chino -sin titubeo propone, que el gobernante debe garantizar las diferencias que se presentan en quienes integran una unidad política; igualmente que, el compromiso con el gobernado es desplegar vigilancia permanente para evitar arbitrariedades o abusos de funcionarios que tienen a cargo el ejercicio de autoridad.

Cuidar lo dicho, proporciona paz y bienestar, un binomio estratégico indisoluble para un gobierno con aspiraciones del orden y el respeto a las jerarquías.

El planteamiento consiste en restaurar valores morales traducidos en bienestar; es decir, es pensar en ética basada en benevolencia, en disciplina, en mejora personal a través del estudio y derecho a gobernar el hombre virtuoso (inteligente y humano). “El hombre virtuoso busca una posición en la maquinaria del gobierno y no la riqueza.”

La influencia del confucionismo regresa a mitad del siglo XX con un pensamiento que aún sigue vigente (y que deberíamos pugnar), “condicionar el comportamiento de autoridades y de la sociedad entera”.

La cultura confucionista no solo es recomendable para china sino para todo estado-nación del mundo. Es una visión que tiene propósito de cumplir con un sistema de reglas en el cumplimiento de los deberes de los gobernados, así también, del sentido de responsabilidad de gobernantes en favor del bienestar para el pueblo, con la finalidad de restablecer vínculos morales.

Bienestar y educación - considerados-, columnas para la paz. Confucio, tenaz en formar hombres nobles para las tareas de gobierno, lo basaba en el talento o méritos morales e intelectuales de los hombres que aspiraban gobernar.

Esas ideas de aquella época fueron recogidas siglos después en china mediante el establecimiento de un sistema de selección de burócratas-literatos a base de exámenes con enseñanzas confucianas. “Confucio se propuso educar a cualquiera que, por sus virtudes morales y sus méritos intelectuales, pudiera asumir responsabilidades de gobierno.” Ugo Pipitone.

Sería para éste filosofo chino, la educación, una condición de la formación moral de quienes aspiran a gobernar en la que podrían advertir tres dimensiones: el individuo en busca de sabiduría (mucho estudio), el arte de gobierno y requisitos de una sociedad virtuosa.

En ese contexto y con el mismo orden de ideas, diríamos que reconocer objetiva y racionalmente la inestabilidad habitual en nuestro país, se acentúa a partir del establecimiento de un modelo económico (neoliberal). Desde hace poco más de tres décadas y de manera gradual, se ha desarrollado la inestabilidad cultural, económica, política y social; es, por ello, que sería bien aventurada una reactivación y vital intelectualidad nacional que definan y califique personalidades político culturales para prohibir a altos funcionarios realizar negocios privados o formar camarillas, en el mismo orden, establecer un sistema de responsabilidad familiar que castigue a integrantes del clan del gobernante por comportamientos que violen la ley (cero impunidad).

Siguiendo ideas confucionistas sería ideal a nuestras democracias, la institucionalización de un cuerpo de funcionarios letrados que personifiquen las razones éticas de todo el sistema.

No podemos dejar de resaltar a Confucio por su desconfianza hacia quienes anhelan riqueza individual (fuente del desconcierto social). Fue más que evidente su animadversión por conocimientos ligeros, por la riqueza y por la oratoria superficial (su indudable animosidad ante la complacencia de palabras de fácil efecto).

No se puede dejar de pensar que en la época de Confucio (2500 años) se vivía caos de guerras interminables, intrigas, artimañas diplomáticas, asesinatos de gobernantes, sublevaciones sociales, guerras civiles, alianzas y discordias entre Estados.

Ante ese escenario, fue necesario el establecimiento urgente para la restauración civilizatoria jamás logrado en su tiempo.

Para el pensamiento político de Confucio “la estrecha vinculación entre individuo y su núcleo familiar se ensancha al clan, hasta llegar al sentido de pertenencia nacional, lo que, en tiempos recientes hizo creíbles las elites políticas…El espíritu comunitario se cimienta en la confianza mutua y en el intenso sentido de pertenencia a una empresa colectiva.”

Del confucionismo democrático -se dice-, es necesaria una maduración moral en la que participen los individuos en asociaciones de todo tipo y genero capaces de fortalecer el tejido cultural pluralista, tolerante y consciente de la variedad de problemas comunitarios.

¡una visión de gobierno!

Ugo Pipitone, profesor emérito del CIDE, economista e historiador de amplia trayectoria ensayista, de origen italiano; a través de su obra titulada “El ARTE del GOBIERNO” elabora tres ensayos sobre importantes figuras (pensamientos políticos), que contribuyeron a formar estilos y estrategias de gobierno en distintos contextos e historias, personajes que en desiguales épocas sus aportaciones fueron determinantes para el ejercicio del poder público (gobierno): Confucio, Nizam y Maquiavelo.

Con el propósito de destacar el legado que cada uno de los referidos inmortales ofreció a la humanidad. En este ejercicio plantearemos una recapitulación breve en tres apartados sugeridos por Pipitone que, en obviedad del insuficiente que tenemos es este espacio virtual intentaremos simplificar.

El presente intento de ensayo seriado, lo realizaremos en el mismo orden original. Cualquier época que nos propongamos analizar, podría ser: ¿Cómo se gobierna ante la complejidad? para Confucio, la clave es “la moralidad que debe impregnar el comportamiento de gobernantes y gobernados” donde convergen dos planteamientos contradictorios: la educación por una parte y, el acatamiento de valores y jerarquía ancestrales, por la otra.

En el pensamiento político de Confucio habitaban convicciones de gobernar que se traducía en la legitimación del gobernante y, el bienestar de la población. Sin dejar de lado la idea, sino todo lo contrario; podemos visualizar el necesario agregado rigurosamente permanente de: la educación, con la que se establecen objetivos a reconocer por la sociedad en el afán de bienestar social.

El proverbial filosofo chino -sin titubeo propone, que el gobernante debe garantizar las diferencias que se presentan en quienes integran una unidad política; igualmente que, el compromiso con el gobernado es desplegar vigilancia permanente para evitar arbitrariedades o abusos de funcionarios que tienen a cargo el ejercicio de autoridad.

Cuidar lo dicho, proporciona paz y bienestar, un binomio estratégico indisoluble para un gobierno con aspiraciones del orden y el respeto a las jerarquías.

El planteamiento consiste en restaurar valores morales traducidos en bienestar; es decir, es pensar en ética basada en benevolencia, en disciplina, en mejora personal a través del estudio y derecho a gobernar el hombre virtuoso (inteligente y humano). “El hombre virtuoso busca una posición en la maquinaria del gobierno y no la riqueza.”

La influencia del confucionismo regresa a mitad del siglo XX con un pensamiento que aún sigue vigente (y que deberíamos pugnar), “condicionar el comportamiento de autoridades y de la sociedad entera”.

La cultura confucionista no solo es recomendable para china sino para todo estado-nación del mundo. Es una visión que tiene propósito de cumplir con un sistema de reglas en el cumplimiento de los deberes de los gobernados, así también, del sentido de responsabilidad de gobernantes en favor del bienestar para el pueblo, con la finalidad de restablecer vínculos morales.

Bienestar y educación - considerados-, columnas para la paz. Confucio, tenaz en formar hombres nobles para las tareas de gobierno, lo basaba en el talento o méritos morales e intelectuales de los hombres que aspiraban gobernar.

Esas ideas de aquella época fueron recogidas siglos después en china mediante el establecimiento de un sistema de selección de burócratas-literatos a base de exámenes con enseñanzas confucianas. “Confucio se propuso educar a cualquiera que, por sus virtudes morales y sus méritos intelectuales, pudiera asumir responsabilidades de gobierno.” Ugo Pipitone.

Sería para éste filosofo chino, la educación, una condición de la formación moral de quienes aspiran a gobernar en la que podrían advertir tres dimensiones: el individuo en busca de sabiduría (mucho estudio), el arte de gobierno y requisitos de una sociedad virtuosa.

En ese contexto y con el mismo orden de ideas, diríamos que reconocer objetiva y racionalmente la inestabilidad habitual en nuestro país, se acentúa a partir del establecimiento de un modelo económico (neoliberal). Desde hace poco más de tres décadas y de manera gradual, se ha desarrollado la inestabilidad cultural, económica, política y social; es, por ello, que sería bien aventurada una reactivación y vital intelectualidad nacional que definan y califique personalidades político culturales para prohibir a altos funcionarios realizar negocios privados o formar camarillas, en el mismo orden, establecer un sistema de responsabilidad familiar que castigue a integrantes del clan del gobernante por comportamientos que violen la ley (cero impunidad).

Siguiendo ideas confucionistas sería ideal a nuestras democracias, la institucionalización de un cuerpo de funcionarios letrados que personifiquen las razones éticas de todo el sistema.

No podemos dejar de resaltar a Confucio por su desconfianza hacia quienes anhelan riqueza individual (fuente del desconcierto social). Fue más que evidente su animadversión por conocimientos ligeros, por la riqueza y por la oratoria superficial (su indudable animosidad ante la complacencia de palabras de fácil efecto).

No se puede dejar de pensar que en la época de Confucio (2500 años) se vivía caos de guerras interminables, intrigas, artimañas diplomáticas, asesinatos de gobernantes, sublevaciones sociales, guerras civiles, alianzas y discordias entre Estados.

Ante ese escenario, fue necesario el establecimiento urgente para la restauración civilizatoria jamás logrado en su tiempo.

Para el pensamiento político de Confucio “la estrecha vinculación entre individuo y su núcleo familiar se ensancha al clan, hasta llegar al sentido de pertenencia nacional, lo que, en tiempos recientes hizo creíbles las elites políticas…El espíritu comunitario se cimienta en la confianza mutua y en el intenso sentido de pertenencia a una empresa colectiva.”

Del confucionismo democrático -se dice-, es necesaria una maduración moral en la que participen los individuos en asociaciones de todo tipo y genero capaces de fortalecer el tejido cultural pluralista, tolerante y consciente de la variedad de problemas comunitarios.

¡una visión de gobierno!