Hay un componente dentro de la inflación del que poco se habla y está presente en la mayoría de los productos que se comercializan en el país, el cual es la delincuencia organizada, aunque es difícil estimar su impacto directo en los precios.
Juan Manuel Ávila, presidente estatal de la Coparmex, señaló que cuando un comercio, empresa o transportista paga uno cuota fija a los grupos criminales para no ser agredido, ese costo monetario tiene que salir de algún lado y en muchas ocasiones es del precio que se fija en artículos y servicios para el consumidor final.
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Indicó que llega un punto en que el empresario no lo puede absorber y lo tiene que trasladar al producto; añadió que en algunas regiones del país prácticas como el cobro de piso la pagan incluso pequeños comercios, los cuales se ven obligados a modificar los precios para pagar a los grupos criminales.
Juan Manuel Ávila manifestó que los ejemplos más notables son el aguacate y el limón, donde están bien documentados los derechos por cobro de piso y extorsión que cobró el crimen organizado a grupos de productores, esto obligó a algunos de ellos a abandonar el producto en las huertas, no fue cosechado, lo cual derivó en que hubiera menos oferta en el mercado, y eso influyó en la escalada de precios.
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Hay otros factores que no resultan tan directos, por ejemplo, el alza en los robos vía carretera provoca que las pólizas de seguro para los camiones se eleven, y eso impacta en el precio de los fletes.
Para concluir, el presidente estatal de la Coparmex lamentó que haya cierta tolerancia hacia la delincuencia organizada por parte de algunos sectores, por ello se debe ser preciso e informar que el crimen incluso genera problemas en temas económicos como la inflación.
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