/ domingo 22 de julio de 2018

Tendencia a criminalizar a nuestra juventud: EDA

Prevalece la falta de oportunidades educativas y laborales, además de que son muchos los riesgos a los que se enfrenta para poder construir su futuro

Carencia de oportunidades educativas y de empleo, cooptación por el crimen organizado o la economía informal, e incluso riesgo de perder la vida por ser joven, son algunos de los desafíos que ese sector -donde se encuentran los ‘ninis’- enfrenta en su esfuerzo por construirse una identidad y un futuro, afirmó el sociólogo Ernesto Domínguez Arellano.

El desánimo, la desesperanza, la falta de autoestima, la depresión y los suicidios son rasgos frecuentes en el estado emocional de un número cada vez mayor de jóvenes, quienes no encuentran los “modelos identificatorios” que el Estado debiera proveerles para transitar con mayores perspectivas a mejores condiciones de vida.

El maestro de bachillerato explicó que hay distintas formas de ser ‘nini’. Una de ellas, tal vez la más frecuente, tiene lugar cuando el muchacho no alcanza la oferta educativa; sin embargo, lo interesante es que a muchos de estos jóvenes la escuela y el trabajo que les ofrece el proyecto de modernidad “no les crea ningún sentido”, porque no les garantiza una mejor neoliberal condición de vida.

Es necesario saber “leer” estas situaciones donde, para jóvenes de clase media y alta, la educación ya no les significa nada importante ni económica ni simbólicamente; “hay una fractura de sentido”, insistió.

Por otro lado, una de las alternativas que tienen para ejercer una actividad es el trabajo “flexible” que se ofrece bajo las peores condiciones y propicia que hoy sean los jóvenes el sector que trabaja más y al que se le paga menos, lo cual los convierte en la fuente de explotación más abierta que existe en este momento. Domínguez Arellano señaló que tienen la sensación de que el futuro no existe, que el presente no se puede construir y se les diluye en la mano.

En el proceso de exclusión social en que viven, afirmó, corren “el riesgo de morir jóvenes”, ya que existe una fuerte tendencia a la criminalización de la condición juvenil. En el México de hoy “puede ser sospechoso ser joven y ser asesinado por policías al ser confundido con sicarios o narcotraficantes”, como ocurrió con los estudiantes del Tecnológico de Monterrey en la capital norteña y en Ciudad Juárez.

“Aquí puedes morir por ser joven, el país está militarizado y el panorama es muy desfavorable”; al no ofrecer el Estado modelos identificatorios para los jóvenes, el crimen organizado se presenta como uno de los rostros que resultan mucho más atractivos para este sector”, aseveró Domínguez Arellano.

Al referirse a cómo los ‘ninis’ tratan de resolver su situación social, dijo que la mayoría de los que logran insertarse en una actividad laboral lo hacen por conducto de sus relaciones sociales y familiares; sin embargo, muchos lo resuelven en el trabajo informal “que no necesariamente es ilegal”.

Señaló, por último, que para revertir la situación por la que atraviesa gran parte de la juventud es necesario hacer un nuevo pacto social, “reformar la idea de un Estado-Nación e ir a un nuevo contrato social”.

Se requiere ciudadanizar los institutos locales y federales de juventud, lo que permitiría transitar de políticas de gobierno a políticas de Estado. Por otro lado, es necesario diseñar planes integrales que apunten a los temas cultural y social, a mejorar condiciones económicas y a establecer políticas de construcción de ciudadanía.

EL DATO:

Se requieren planes integrales que permitan garantizar un mejor futuro para las nuevas generaciones.

Carencia de oportunidades educativas y de empleo, cooptación por el crimen organizado o la economía informal, e incluso riesgo de perder la vida por ser joven, son algunos de los desafíos que ese sector -donde se encuentran los ‘ninis’- enfrenta en su esfuerzo por construirse una identidad y un futuro, afirmó el sociólogo Ernesto Domínguez Arellano.

El desánimo, la desesperanza, la falta de autoestima, la depresión y los suicidios son rasgos frecuentes en el estado emocional de un número cada vez mayor de jóvenes, quienes no encuentran los “modelos identificatorios” que el Estado debiera proveerles para transitar con mayores perspectivas a mejores condiciones de vida.

El maestro de bachillerato explicó que hay distintas formas de ser ‘nini’. Una de ellas, tal vez la más frecuente, tiene lugar cuando el muchacho no alcanza la oferta educativa; sin embargo, lo interesante es que a muchos de estos jóvenes la escuela y el trabajo que les ofrece el proyecto de modernidad “no les crea ningún sentido”, porque no les garantiza una mejor neoliberal condición de vida.

Es necesario saber “leer” estas situaciones donde, para jóvenes de clase media y alta, la educación ya no les significa nada importante ni económica ni simbólicamente; “hay una fractura de sentido”, insistió.

Por otro lado, una de las alternativas que tienen para ejercer una actividad es el trabajo “flexible” que se ofrece bajo las peores condiciones y propicia que hoy sean los jóvenes el sector que trabaja más y al que se le paga menos, lo cual los convierte en la fuente de explotación más abierta que existe en este momento. Domínguez Arellano señaló que tienen la sensación de que el futuro no existe, que el presente no se puede construir y se les diluye en la mano.

En el proceso de exclusión social en que viven, afirmó, corren “el riesgo de morir jóvenes”, ya que existe una fuerte tendencia a la criminalización de la condición juvenil. En el México de hoy “puede ser sospechoso ser joven y ser asesinado por policías al ser confundido con sicarios o narcotraficantes”, como ocurrió con los estudiantes del Tecnológico de Monterrey en la capital norteña y en Ciudad Juárez.

“Aquí puedes morir por ser joven, el país está militarizado y el panorama es muy desfavorable”; al no ofrecer el Estado modelos identificatorios para los jóvenes, el crimen organizado se presenta como uno de los rostros que resultan mucho más atractivos para este sector”, aseveró Domínguez Arellano.

Al referirse a cómo los ‘ninis’ tratan de resolver su situación social, dijo que la mayoría de los que logran insertarse en una actividad laboral lo hacen por conducto de sus relaciones sociales y familiares; sin embargo, muchos lo resuelven en el trabajo informal “que no necesariamente es ilegal”.

Señaló, por último, que para revertir la situación por la que atraviesa gran parte de la juventud es necesario hacer un nuevo pacto social, “reformar la idea de un Estado-Nación e ir a un nuevo contrato social”.

Se requiere ciudadanizar los institutos locales y federales de juventud, lo que permitiría transitar de políticas de gobierno a políticas de Estado. Por otro lado, es necesario diseñar planes integrales que apunten a los temas cultural y social, a mejorar condiciones económicas y a establecer políticas de construcción de ciudadanía.

EL DATO:

Se requieren planes integrales que permitan garantizar un mejor futuro para las nuevas generaciones.

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