En un estudio sobre los cambios dentro de la población urbana del país, Julio Gómez Turrubiartes, especialista del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social (IIPCS), detalló que
la sociedad actual es narcisista, perversa y, por tanto, carente de afectos,
lo que lleva a los individuos a formar relaciones destructivas que propician elevados niveles de violencia y un aumento significativo en la tasa de divorcios.
Destacó que proliferan individuos solitarios que muchas veces sacrifican las relaciones de pareja al no encontrar a una persona
que se adapte a sus necesidades o esté a su altura
En el ámbito laboral, continúa, el problema se observa con las actitudes que asumen algunos trabajadores a quienes más que llenarles el éxito propio, se sienten verdaderamente complacidos
cuando uno de sus compañeros fracasa o le va mal
El egresado del IIPCS destacó que en la actualidad uno de los mayores retos de los sicólogos es transformar y hacer conciencia entre las personas para que retomen valores como la solidaridad, la cooperación, el trabajo en equipo y, a nivel individual, el amor y la amistad.
Expuso que los narcisistas
conforman grupos donde la envidia y el rencor es el común denominador; en el ámbito personal su plática ronda sobre ellos mismos y pueden tener problemas de índole sexual
Ejemplo de lo anterior son la metro-sexualidad, la bulimia, la anorexia, la frigidez y la impotencia, entre otros, añadió. Otro sector se integra en “sociedad perversa”, donde los individuos se relacionan con otras personas sólo con el afán de conseguir algún beneficio, como dinero, mejores puestos laborales o sexo, expuso en entrevista con este Diario.
De visita en esta capital, acompañado del psicólogo aguascalentense Moisés Durán Zaragoza, el especialista Gómez Turrubiartes explicó que
si bien el narcisismo es necesario para la formación de la propia identidad, existe más en los adolescentes de estos tiempos y está estimulado por un medio más individualista, donde se valora lo hedónico y lo rápido. También el desarrollo tecnológico hace que se necesite menos de los otros
Aunque ese “amor de cada uno consigo mismo” es una característica normal, propia de la adolescencia, los especialistas consultados concuerdan en que está acentuado en los jóvenes e incluso tiñe a toda la sociedad.
El proceso de individualización que es propio de la modernidad se ve acrecentado hoy como marca de época. Vemos una adolescencia extendida que va desde los 13 hasta más allá de los 30 años. Entonces, una característica que es propia del adolescente se traslada como modelo al resto de las generaciones
Además de los avances tecnológicos, el entrevistado ve a la forma en que se concibe hoy el trabajo como un elemento que fomenta esa individualización:
El valor primordial es la actitud de la persona, cómo es y cómo se construye a sí misma, antes que conocimientos más tradicionales. Son individuos que se hacen a sí mismos y ahí aparece la sobreexposición del sujeto. Julio Gómez Turrubiartes
Lo cierto es que asistimos a cambios profundos en la forma de trato y vínculo social, los cuales se producen a una velocidad inusitada. La experiencia generalizada de la inmediatez, la pérdida de las tradiciones y la disolución de las costumbres, completan estos cambios.
Bajo la óptica de la denominada “mirada débil”, en la sociedad actual podemos observar: permisividad, competencia, indiferencia, falta de credibilidad institucional, crisis de valores, desamparo, falta de solidaridad, incertidumbre, desconcierto, desigualdades, impunidad, inmunidad, injusticia, violencia y transgresión, hedonismo, ostentación, corrupción, insensibilidad, mayor indulgencia y tolerancia, relajamiento de normas, despreocupación, valorización de la búsqueda del sí mismo.
EL DATO:
La sociedad de hoy se distingue por su permisividad, competencia, indiferencia, falta de credibilidad institucional, crisis de valores y falta de solidaridad