Una de las costumbres de una gran mayoría de madres de familia es darles a sus bebés la mamila (biberón) cargada con algún producto considerado como lácteo o de supuestos jugos de frutas, líquidos que por lo general contienen muchos azúcares y ácidos que van a provocar una fuerte destrucción de la primera dentadura.

Así lo advirtió la ortodoncista Ana Italia Marín Bosque, que todas esas bebidas que "resultan muy atractivas al paladar de los bebés pero que contenidas en estos biberones y dejándolos arrullarse hasta quedarse dormidos terminan por causar un daño masivo de los primeros dientes”.

La destrucción se inicia “al surgir una especie de mancha blanca que habla de una descalcificación que con el tiempo se transforma en una perforación de los dientes deciduos o de leche como se les conoce y de ahí la invitación a evitar esta práctica y a no endulzar los líquidos que vayan a estar contenidos en los biberones y apostar por la lactancia, pero si alguna madre necesita dejar que su hijo se arrulle, pues que no sea con un biberón que contenga líquidos industrializados”.

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En caso de que esos primeros dientes se les llenen de caries rampante o de biberón y se destruyan, se va a dificultar la pronunciación de las primeras palabras.

...esto está ocurriendo en países en donde no se ha logrado eliminar este hábito, México entre ellos”.

“En en Suecia donde está erradicada la caries, se tomaron medidas desde la década de los años 70s para instruir a la población y por supuesto a las mujeres embarazadas sobre cómo evitar este riesgo a sus futuros hijos, capacitándolas, además, en las dietas más apropiadas durante la gestación, para la adecuada formación intrauterina de las futuras piezas dentales”.

Fue así como en ese país se tomaron las medidas necesarias para contrarrestar los casos de caries entre su población “la cual no padece ni ha padecido este problema desde hace varios años, una situación extraordinaria, en cambio en países como el nuestro, tenemos una prevalencia de un 80 o 90% de presencia de dientes picados entre la población”:

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Para evitar esta situación “lo más adecuado y económico es la prevención en todos los ámbitos de la salud, en este caso, en el cuidado de los niños desde su primera infancia, incluyendo la visita al dentista para recibir instrucciones adecuadas para la protección de las piezas dentales y evitar los dolores de dientes y las temidas extracciones, consultas preventivas que a la larga son más económicas que las que implican algún tratamiento”.

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