El famoso e icónico puente aguascalentense, el antiguo puente a San Ignacio, comenzó a construirse en el año de 1743 y fue concluido dos años después durante la temporada de lluvias.
La edificación se debió gracias a los jesuitas, pues el río San Pedro impedía que dicha orden religiosa se comunicara con la población de la Villa, según se puede leer en una publicación realizada por la Secretaría de Turismo, del municipio de Aguascalientes.
Sin embargo, el 29 de septiembre de 1759 la impresionante estructura fue derribada por una tromba. En 1780 el gobierno de la Villa de Aguascalientes reanudó la construcción, pero fue terminada casi 55 años después por la falta de recursos.
El antiguo puente, ubicado en la zona norponiente de la ciudad de Aguascalientes, concretamente en el fraccionamiento Colinas del Río, lleva por nombre San Ignacio en honor a San Ignacio de Loyola, fundador de la orden de los jesuitas.
La construcción está conformada por “nueve arcos de medio punto, con una longitud de casi 85 metros y un ancho de vía libre de 3.85 metros. Los tres arcos principales colocados en el centro son de medio punto y tienen casi cinco metros de claro; las restantes son irregulares y de dimensiones más reducidas”, indica la citada fuente.
Actualmente ha sido restaurado y sirve como atractivo donde la gente puede salir a caminar y apreciar los detalles de la famosa estructura.
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