Al poniente de la ciudad, se encuentra uno de los emblemas de Aguascalientes: el Cerro del Muerto.
Cada tarde, durante la puesta del sol, la silueta de este cerro, junto a las nubes que se iluminan con los últimos rapos del Astro Rey, se convierte en un regalo a la vista, con atardeceres que, se dice, están entre los más bellos del mundo.
Existe un relato que ha pasado de generación en generación, que intenta explicar el origen de este lugar. Uno de los más populares es el que narra la historia de las tribus chichimeca, chalca y nahuatlaca, lideradas por tres sacerdotes; uno para cada grupo. Ellos eran hombres grandes, casi gigantes; fuertes e imponentes.
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Estos grupos intentaban ponerse de acuerdo sobre la ocupación del territorio; después de una larga deliberación, lograron el consenso y convivieron de manera pacífico por un rato.
Para descansar, el sacerdote de los chichimecas decidió ir a bañarse en uno de los charcos de agua caliente de esa zona. Estos charcos eran uno de los motivos por los cuales, el lugar era tan peleado. Se decía que, si los pobladores hacían un hoyo en la tierra, depositaban en él un poco de agua, agregaban una medida de sal y lo tapaban con tierra, al paso de unos años, surgía ahí un manantial.
Con paciencia, su pueblo esperó el regreso de su líder. Sin embargo, al ver que pasaban meses enteros y él no volvía, creyeron que los chalcas lo había asesinado.
Sin preguntar ni mediar palabra, los atacaron; y pese a que no comprendían el motivo de la afrenta, los chalcas respondieron con todo lo que tenían para defenderse.
Justo en ese momento, el sacerdote de los chichimecas apareció, intentó explicar que su tardanza obedecía a que había estado sembrando charcos por los alrededores; pero nadie lo escuchó. Al encontrarse en medio de la batalla, una flecha hizo blanco en su corazón, y cayó muerto, sepultando a los chichimecas.
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Se dice que el cuerpo del gigante, junto a los cadáveres de los chichimecas que cubrió, dieron forma al Cerro del Muerto.
La leyenda dice que se puede acceder al interior del cerro, a través de los socavones y túneles que hay. Muchos han intentado corroborarlo, pero escuchan voces y lamentos, lo que provoca que huyan o, en el peor de los casos, mueran.
Hay quienes dicen que el Cerro del Muerto no está tan muerto, pues en su interior habitan las almas de los chichimecas, que dieron origen a esta tierra.
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