El Ferial ha sido, desde su creación, en el año 1966, una muestra de la cultura y la identidad de Aguascalientes, representada a través del trabajo de sus artistas. Convertido, ya, en un emblema del estado y de su Feria de San Marcos, es uno de los espectáculos más reconocidos y populares entre el público.
Quien ha tenido la fortuna de presenciar esta puesta en escena, seguramente habrá escuchado el tema del final, que a más de uno le eriza la piel. Es una pieza en la que todos los bailarines y actores se reúnen, para danzar y agradecer al público sus asistencia.
Este tema lleva por nombre “El Pregonero”, y es una adaptación del poema original del escritor español Rafael Alberti, titulado “Pregón”
Se dice que, en el año 1967, el maestro Víctor Sandoval solicitó al maestro Ladislao Juárez Ponce, creara una pieza que reflejara las belleza, el folclor, el color y la esencia de Aguascalientes. Quizá fue por eso que, el texto de Alberti, que describe la belleza de un atardecer, le pareció ideal para responder a la solicitud del maestro Sandoval.
Aunado al ingenio y virtuosismo de Juárez Ponce, con la musicalización, derivó en una de las piezas más representativas de esta tierra. Es así que, cada año, al término de cada presentación del Ferial, se escucha “El Pregonero”, para anunciar que una función ha terminado, pero el público y los artistas se volverán a encontrar, mientras haya tradiciones de Aguascalientes qué celebrar.
La letra dice así
¡Vendo nubes de colores, las redondas, coloradas, para endulzar los calores!
¡Vendo los cirros morados, y las rosas, las alboradas, los crepúsculos dorados!
¡El amarillo lucero, cogido a la verde rama del celeste duraznero!
¡Vendo la nieve, la llama y el canto del pregonero!
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