/ viernes 1 de diciembre de 2023

Taza de soles | Desafíos de la transmisión de historias

En el Tercer festival estatal de culturas populares, indígenas y urbanas que se llevó a cabo el 26 de noviembre de este año, en los patios del Instituto cultural de Aguascalientes, se presentaron seis libros, cuya impresión fue apoyada por el Programa de apoyo a culturas municipales y comunitarias.

1.- Instructivo para florecer la ciudad, libro interactivo, proyecto de Sofía González Ponce; 2.- El violín de la danza de matlachines en Aguascalientes” de Jonathan Pedro Saldívar Arteaga; 3.- Una, dos tres por mí y todos mis amigos, de Joaquín Chávez Pérez; 4.- Breve semblanza del Ejido de San Ignacio de Perla Virginia González Gallardo; 5.- Más que un beso, proyecto de Marcela López Serna y 6.- Los cuentos que todos contamos de Martha Lilia Sandoval y sus nietos y otros casi nietos.

Los simples títulos nos resultan atractivos y nos gustaría conocer sus contenidos. Me alegra mucho haber formado parte de este grupo, y agradezco el apoyo que nos permite convertir en libro las investigaciones o creaciones literarias, según sea el caso. En el nuestro, el producto final se conforma de trece cuentos escritos por niños y jóvenes que van desde los siete a los veinte años. Textos que fueron escritos en el género de cuento, ya que éste permite plasmar ideas, pero también emociones, pues tiene como vehículos unos personajes y una trama. Esto puede resultar atractivo a los niños y jóvenes lectores, que se acerquen a esta experiencia.

En la presentación de este libro pudimos escuchar a la joven Valentina Rodríguez Muñoz quien sintetizó su experiencia de la siguiente manera:

“La creación de estos cuentos no sólo ha sido un ejercicio de inventiva sino también una forma de encontrar humor en medio de la adversidad. A través de las páginas hemos creado historias que, a pesar de estar arraigadas en la ficción, reflejan las complejidades, e incluso las risas que hemos compartido durante estos tiempos inciertos. Lo más gratificante para mí ha sido ver como cada autor ha abrazado esta experiencia con entusiasmo. La diversidad de estilos ha enriquecido estos relatos. En este proceso hemos descubierto, no sólo la capacidad de la imaginación, sino también la conexión que surge cuando se comparten historias que se escriben desde el corazón”.

Por su parte, la Sra. Elvia Narváez nos dice: “Este proyecto no solo cumplió con su cometido de unir abuelos con nietos y madres con hijos, también nos hizo plasmar en palabras las vivencias que hablan de nosotros. Al dejar a nuestros descendientes un pedacito de nuestra historia, hemos dejado nuestro legado, además de abrir la puerta para que ustedes sean parte de la zaga de escritura intergeneracional”.

Pilar Palacio Sánchez, la ilustradora de estos cuentos, nos dice: “Estoy feliz, satisfecha, orgullosa, llena de gozo, porque un proyecto nacido en tiempos de pandemia alcanzó su maduración y entonces los sueños compartidos, las largas pláticas se materializan en este libro de cuentos y narraciones, tanto de jóvenes como de niños, que alcanzó incluso a Lucio. El libro es coordinado por una persona a quien agradezco nuevamente la confianza de entregarme los relatos para darles forma a través del dibujo, fue un reto que disfruté y es una de las mejores noticias de este año”.

Ya en la presentación editorial fueron importantes las preguntas del público. Destaco la siguiente: ¿Cómo hacer posible la creación literaria entre los niños y jóvenes?

Para responder esta pregunta, acudí al testimonio de Alejandra Muñoz Sandoval, subdirectora académica de un CECyT en Jesús María, y le pedí que contara al público la experiencia de la que fue testigo cuando mi nieta Andrea y yo impartimos un taller a un grupo de 40 jóvenes estudiantes de esa preparatoria. Ella comentó que los resultados fueron elocuentes, pues cuando los estudiantes escucharon de viva voz el cuento de una adolescente de 18 años, se motivaron y escribieron conmovedores relatos basados en sus experiencias.

Otra participación significativa estuvo a cargo de las personas que manifestaron haberse sentido impresionadas por esta práctica, al grado de quererla poner en práctica con sus propios familiares y descendientes.

Sé que nuestra experiencia no termina aquí, todos los que fuimos apoyados para tener los libros emprenderemos ahora la aventura de llegar a otros públicos. Nos espera un camino por ferias de libro, salas de lectura y espacios similares, para llegar a diversos públicos y alcanzar los espacios de los municipios y los sitios populares, donde una experiencia como la que hemos vivido y compartido pueda tener resonancias y todos podamos salir enriquecidos.

Desde este artículo hago una invitación a los compañeros y compañeras que, habiendo recibido este apoyo, cuentan con los libros impresos. Formemos un grupo donde podamos compartir dificultades y tropiezos, experiencias y resultados

Este libro es un modelo para que todo abuelo que desea acercarse a sus nietos.

En el Tercer festival estatal de culturas populares, indígenas y urbanas que se llevó a cabo el 26 de noviembre de este año, en los patios del Instituto cultural de Aguascalientes, se presentaron seis libros, cuya impresión fue apoyada por el Programa de apoyo a culturas municipales y comunitarias.

1.- Instructivo para florecer la ciudad, libro interactivo, proyecto de Sofía González Ponce; 2.- El violín de la danza de matlachines en Aguascalientes” de Jonathan Pedro Saldívar Arteaga; 3.- Una, dos tres por mí y todos mis amigos, de Joaquín Chávez Pérez; 4.- Breve semblanza del Ejido de San Ignacio de Perla Virginia González Gallardo; 5.- Más que un beso, proyecto de Marcela López Serna y 6.- Los cuentos que todos contamos de Martha Lilia Sandoval y sus nietos y otros casi nietos.

Los simples títulos nos resultan atractivos y nos gustaría conocer sus contenidos. Me alegra mucho haber formado parte de este grupo, y agradezco el apoyo que nos permite convertir en libro las investigaciones o creaciones literarias, según sea el caso. En el nuestro, el producto final se conforma de trece cuentos escritos por niños y jóvenes que van desde los siete a los veinte años. Textos que fueron escritos en el género de cuento, ya que éste permite plasmar ideas, pero también emociones, pues tiene como vehículos unos personajes y una trama. Esto puede resultar atractivo a los niños y jóvenes lectores, que se acerquen a esta experiencia.

En la presentación de este libro pudimos escuchar a la joven Valentina Rodríguez Muñoz quien sintetizó su experiencia de la siguiente manera:

“La creación de estos cuentos no sólo ha sido un ejercicio de inventiva sino también una forma de encontrar humor en medio de la adversidad. A través de las páginas hemos creado historias que, a pesar de estar arraigadas en la ficción, reflejan las complejidades, e incluso las risas que hemos compartido durante estos tiempos inciertos. Lo más gratificante para mí ha sido ver como cada autor ha abrazado esta experiencia con entusiasmo. La diversidad de estilos ha enriquecido estos relatos. En este proceso hemos descubierto, no sólo la capacidad de la imaginación, sino también la conexión que surge cuando se comparten historias que se escriben desde el corazón”.

Por su parte, la Sra. Elvia Narváez nos dice: “Este proyecto no solo cumplió con su cometido de unir abuelos con nietos y madres con hijos, también nos hizo plasmar en palabras las vivencias que hablan de nosotros. Al dejar a nuestros descendientes un pedacito de nuestra historia, hemos dejado nuestro legado, además de abrir la puerta para que ustedes sean parte de la zaga de escritura intergeneracional”.

Pilar Palacio Sánchez, la ilustradora de estos cuentos, nos dice: “Estoy feliz, satisfecha, orgullosa, llena de gozo, porque un proyecto nacido en tiempos de pandemia alcanzó su maduración y entonces los sueños compartidos, las largas pláticas se materializan en este libro de cuentos y narraciones, tanto de jóvenes como de niños, que alcanzó incluso a Lucio. El libro es coordinado por una persona a quien agradezco nuevamente la confianza de entregarme los relatos para darles forma a través del dibujo, fue un reto que disfruté y es una de las mejores noticias de este año”.

Ya en la presentación editorial fueron importantes las preguntas del público. Destaco la siguiente: ¿Cómo hacer posible la creación literaria entre los niños y jóvenes?

Para responder esta pregunta, acudí al testimonio de Alejandra Muñoz Sandoval, subdirectora académica de un CECyT en Jesús María, y le pedí que contara al público la experiencia de la que fue testigo cuando mi nieta Andrea y yo impartimos un taller a un grupo de 40 jóvenes estudiantes de esa preparatoria. Ella comentó que los resultados fueron elocuentes, pues cuando los estudiantes escucharon de viva voz el cuento de una adolescente de 18 años, se motivaron y escribieron conmovedores relatos basados en sus experiencias.

Otra participación significativa estuvo a cargo de las personas que manifestaron haberse sentido impresionadas por esta práctica, al grado de quererla poner en práctica con sus propios familiares y descendientes.

Sé que nuestra experiencia no termina aquí, todos los que fuimos apoyados para tener los libros emprenderemos ahora la aventura de llegar a otros públicos. Nos espera un camino por ferias de libro, salas de lectura y espacios similares, para llegar a diversos públicos y alcanzar los espacios de los municipios y los sitios populares, donde una experiencia como la que hemos vivido y compartido pueda tener resonancias y todos podamos salir enriquecidos.

Desde este artículo hago una invitación a los compañeros y compañeras que, habiendo recibido este apoyo, cuentan con los libros impresos. Formemos un grupo donde podamos compartir dificultades y tropiezos, experiencias y resultados

Este libro es un modelo para que todo abuelo que desea acercarse a sus nietos.