/ lunes 9 de septiembre de 2019

Comunicación con otros datos

POR: TOÑO MARTÍN DEL CAMPO

Desde que inició este sexenio a AMLO le gusta hablar. Le gusta estar en control de la narrativa. Le gusta que la agenda política gire en torno a él.

Es el Presidente de México ser dueño de la conversación es parte fundamental del trabajo: reduce críticas, consolida su posición de no ser así sería un presidente inexistente como le pasó EPN.

En este caso el gobierno es quien dicta los términos, como López Obrador con su conferencia matutina, la situación se vuelve difícil. Los periodistas deben encontrar maneras de romper el la barrera o cerco informativo.

Por el contrario, eso no quiere decir que los medios no deban hacer su papel de escrutinio; deben ser más tenaces y persuasivos.

Habitualmente, no hay mucho que cubrir en la fuente Presidencial: a la prensa se le dan boletines y con eso se llena la cuota diaria. La batalla, si es que se da, se da en otra trinchera: como son las editoriales.

Eso cambió cuando llegó este nuevo sexenio el Presidente tiene un estilo distinto: se pone al frente, dispuesto a defender su proyecto desde cualquier lugar de nuestro País y le ha funcionado, en parte…

Si tuviéramos que hacer un balance de este primer año sería el siguiente:

•Si el parámetro es la presencia abrumadora del Presidente y sus decisiones en toda mesa de debate o familiar, podemos afirmar que ha tenido una comunicación exitosa.

•Polémica constante, pero el grado de polarización al que su discurso ha orillado a detractores y simpatizantes, tenemos un balance menos halagador.

•Un año de incomunicación entre el gobierno y un sector de la sociedad. Y ésas, no son buenas noticias.

•Más allá de los logros reales de un gobierno, importa cómo sea percibido.

•Gobierno que no comunica bien, manda un mensaje de incapacidad. Gobierno que sí lo hace, será percibido como eficiente, independientemente de sus logros concretos.

•Hay que implementar una comunicación estratégica que logre el consenso mayoritario. No es fácil, pero debe ser el objetivo de un gobierno.

•Las maratónicas comparecencias revelan sus limitaciones.

•La constante justificación de su discurso acaba sonando hueca.

•Contrariamente a la novedad del formato mañanero, los spots del Primer Informe no aportan nada.

•El “no es para presumir, pero soy un hombre de palabra”, suena a justificación no pedida.

•El balance de la comunicación del primer año es regular.

•Se mezcla la búsqueda de hacer cosas diferentes con formatos viejos como la spotización.

•De diciembre a la fecha su aprobación ha bajado entre 8% y 11%. De persistir la caída, antes de cumplir un tercio del sexenio tendremos un presidente desgastado y una sociedad saturada.

En conclusión desde hace varias semanas, las mañaneras se han convertido en una cortina de humo llena de distracciones.

El supuesto espionaje en el comedor de Palacio Nacional, con una cámara a la vista de todos, sin sonido, que no transmite y para la cual hay que sacarle la memoria para ver qué grabó suena hasta cierto punto inventado.

En cuanto al tema de salud, donde todos se echan la pelotita y ninguno asume las responsabilidad para dar frente al gran problema de desabasto

Lo del fiscal de Veracruz, Jorge Winckler, le ayudó en este esfuerzo distractor, como también el indeseado agandalle de Morena en la Cámara de Diputados para retroceder la ley electoral.

AMLO es un experto en comunicación política y con un maestro en plantar temas en la opinión pública para que se entretenga al pueblo y no voltee a ver los asuntos que sí importan.

El circo mediático ocultó la realidad de la economía nacional y nos hace presa de la incertidumbre que vive nuestro país ya que seguimos estando sin un rumbo definido y a expensas de decisiones de último momento, que sólo llegan a perjudicar al pueblo, más allá de buscar soluciones a las crisis que se han presentado hasta el momento, vivimos una comunicación que sólo se dedica a brindar pan y circo al pueblo…

En resumen, la comunicación de AMLO es como un atropellado que llega a las salas de emergencia donde los doctores se apuran para que este no les caiga en paro.


Toño Martín Del Campo

Senador de la República

Twitter: @TMartinDelCampo

POR: TOÑO MARTÍN DEL CAMPO

Desde que inició este sexenio a AMLO le gusta hablar. Le gusta estar en control de la narrativa. Le gusta que la agenda política gire en torno a él.

Es el Presidente de México ser dueño de la conversación es parte fundamental del trabajo: reduce críticas, consolida su posición de no ser así sería un presidente inexistente como le pasó EPN.

En este caso el gobierno es quien dicta los términos, como López Obrador con su conferencia matutina, la situación se vuelve difícil. Los periodistas deben encontrar maneras de romper el la barrera o cerco informativo.

Por el contrario, eso no quiere decir que los medios no deban hacer su papel de escrutinio; deben ser más tenaces y persuasivos.

Habitualmente, no hay mucho que cubrir en la fuente Presidencial: a la prensa se le dan boletines y con eso se llena la cuota diaria. La batalla, si es que se da, se da en otra trinchera: como son las editoriales.

Eso cambió cuando llegó este nuevo sexenio el Presidente tiene un estilo distinto: se pone al frente, dispuesto a defender su proyecto desde cualquier lugar de nuestro País y le ha funcionado, en parte…

Si tuviéramos que hacer un balance de este primer año sería el siguiente:

•Si el parámetro es la presencia abrumadora del Presidente y sus decisiones en toda mesa de debate o familiar, podemos afirmar que ha tenido una comunicación exitosa.

•Polémica constante, pero el grado de polarización al que su discurso ha orillado a detractores y simpatizantes, tenemos un balance menos halagador.

•Un año de incomunicación entre el gobierno y un sector de la sociedad. Y ésas, no son buenas noticias.

•Más allá de los logros reales de un gobierno, importa cómo sea percibido.

•Gobierno que no comunica bien, manda un mensaje de incapacidad. Gobierno que sí lo hace, será percibido como eficiente, independientemente de sus logros concretos.

•Hay que implementar una comunicación estratégica que logre el consenso mayoritario. No es fácil, pero debe ser el objetivo de un gobierno.

•Las maratónicas comparecencias revelan sus limitaciones.

•La constante justificación de su discurso acaba sonando hueca.

•Contrariamente a la novedad del formato mañanero, los spots del Primer Informe no aportan nada.

•El “no es para presumir, pero soy un hombre de palabra”, suena a justificación no pedida.

•El balance de la comunicación del primer año es regular.

•Se mezcla la búsqueda de hacer cosas diferentes con formatos viejos como la spotización.

•De diciembre a la fecha su aprobación ha bajado entre 8% y 11%. De persistir la caída, antes de cumplir un tercio del sexenio tendremos un presidente desgastado y una sociedad saturada.

En conclusión desde hace varias semanas, las mañaneras se han convertido en una cortina de humo llena de distracciones.

El supuesto espionaje en el comedor de Palacio Nacional, con una cámara a la vista de todos, sin sonido, que no transmite y para la cual hay que sacarle la memoria para ver qué grabó suena hasta cierto punto inventado.

En cuanto al tema de salud, donde todos se echan la pelotita y ninguno asume las responsabilidad para dar frente al gran problema de desabasto

Lo del fiscal de Veracruz, Jorge Winckler, le ayudó en este esfuerzo distractor, como también el indeseado agandalle de Morena en la Cámara de Diputados para retroceder la ley electoral.

AMLO es un experto en comunicación política y con un maestro en plantar temas en la opinión pública para que se entretenga al pueblo y no voltee a ver los asuntos que sí importan.

El circo mediático ocultó la realidad de la economía nacional y nos hace presa de la incertidumbre que vive nuestro país ya que seguimos estando sin un rumbo definido y a expensas de decisiones de último momento, que sólo llegan a perjudicar al pueblo, más allá de buscar soluciones a las crisis que se han presentado hasta el momento, vivimos una comunicación que sólo se dedica a brindar pan y circo al pueblo…

En resumen, la comunicación de AMLO es como un atropellado que llega a las salas de emergencia donde los doctores se apuran para que este no les caiga en paro.


Toño Martín Del Campo

Senador de la República

Twitter: @TMartinDelCampo

ÚLTIMASCOLUMNAS