/ viernes 9 de febrero de 2024

Café Fausto | Violeta ausente

El pasado cinco de febrero fue el 57 aniversario del fallecimiento de la cantautora chilena Violeta Parra, a quien recordamos por piezas inolvidables como “Gracias a la vida”, “Volver a los diecisiete”, “Que vivan los estudiantes” y “La carta”, entre otras muchas, pero sobre todo con un inmenso legado de investigación de la cultura popular de su país, así como una obra visual que ya es parte del patrimonio artístico de Nuestra América.

A la obra de Violeta Parra la escuché desde niño, pero con mayor interés desde mi adolescencia, sin embargo, fue durante mi residencia artística en Chile en 2006 como poeta cuando pude adentrarme más en su legado artístico.

Previo a mi viaje a Chile había decidido escribir un poemario sobre la vida cotidiana en la región de Santiago y Valparaíso, para eso elegí a la canción “Violeta ausente” como guía para conocer la capital chilena, ese tema fue compuesto por ella en 1964 durante su estancia en Europa.

En esa canción llena de nostalgia la cantautora describe lugares, bebidas y alimentos que añoraba de su tierra, con eso hice una lista por visitar y conocer, luego en Chile con el invaluable apoyo de mis amigas Colomba y Manuela Orrego, y luego con las sugerencias de un montón de poetas de la Generación NN como Aristóteles España, Mauricio Redolés, Jorge Montealegre y Eduardo Llanos inicié el recorrido haciendo poemas al que sumé más lugares y retratos de hombres y mujeres del pueblo. Luego ese libro de poemas cambió de rumbo y de temática, se convirtió en el libro “Cementerio General” editado primero en Guadalajara con una beca del Consejo Estatal para la Cultura de Jalisco en 2011 y reditado por la Universidad Autónoma de Aguascalientes en el 2023.

El libro aborda los últimos días en la dictadura de Augusto Pinochet, sin embargo, al leer con atención ese poemario podemos sentir a “Violeta ausente”.

En esos recorridos visité precisamente el Cementerio General y ahí estuve ante la modesta tumba de Violeta Parra ubicada muy cerca del Memorial del Detenido Desaparecido y del Ejecutado Político, un lugar estremecedor que nos hace recordar el criminal legado del gobierno militar de extrema derecha.

Días antes de eso, gracias a las gestiones de Colomba y Manuela tuve la oportunidad de conversar con el cantautor Ángel Parra, hijo de Violeta de la que surgió mucha información para mis dos libros, el poemario y la antología de poetas NN, así como una entrevista que publiqué en el suplemento La Jornada Semanal y en el diario vasco Gara en España. De esa reunión surgió una amistad de correspondencia intermitente hasta su muerte.

En esa charla hablamos de su madre, de su labor como investigadora y formadora de artistas como Víctor Jara, toda esa charla quedó para mi consumo y memoria.

Ese mismo año Ángel Parra a quien admiraba desde mi adolescencia había publicado su novela “Violeta se fue a los cielos” que incluye un CD grabado en París con quince canciones de su madre que Ángel interpreta acompañado de un piano, al final de esa reunión me obsequió un ejemplar en el que escribió a modo de autógrafo: “querido Fabián ‘Violeta se fue a los cielos’ presenta algunos recuerdos de mi infancia junto a ella. Un abrazo”.

La novela es una conmovedora obra de narrativa sencilla y bien lograda en la que el cantautor narra la vida de su madre desde los ojos del hijo hasta el suicido de la cantautora en 1967.

Luego, en 2011 bajo la dirección de Andrés Wood y guion de Ángel Parra se estrenó la cinta “Violeta se fue a los cielos”, basada en la novela de Ángel que es una bella pieza fílmica que retrata a la cantautora desde su más profunda humanidad.

Un año después al presentar mi libro “Cementerio General” durante el programa cultural de la Feria Nacional de San Marcos en Aguascalientes, mi amigo Rafael Juárez musicalizó para la ocasión mi poema “Cueca a Ángel Parra” que está incluido en ese libro. Recuerdo que el audio de la canción se lo envié por correo electrónico a Ángel.

A finales de ese año me reuní con Ángel Parra en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, ahí le regalé un ejemplar de “Cementerio General” y conversamos un momento. Ese año por fin escuché en un concierto inolvidable al grupo Los Jaivas con su versión de “Violeta ausente” que es la interpretación que a mi más me gusta.

Por los medios de comunicación me enteré de que Ángel Parra falleció en París en marzo de 2017, recuerdo que meses antes de su muerte puso a descarga gratuita toda su discografía.

Ese año en julio al realizar mi estancia académica doctoral en Cuba, ya en La Habana y luego de recibir asesoría para mi tesis en la Casa de Las Américas, Jorge Fornet, su director del Centro de Investigaciones Literarias generosamente me dio un recorrido por el edificio. Ahí, en una de sus salas pude apreciar a una de las piezas visuales de Violeta Parra que se encuentra expuesta de manera permanente como parte del acervo de la institución, me causó una enorme emoción, fue como ver a una vieja amiga, como ver su canto en esa obra, como saludar a su hijo.

Con su canto, con su obra y su legado como investigadora estoy seguro que, Violeta Parra, nunca está ausente.

El pasado cinco de febrero fue el 57 aniversario del fallecimiento de la cantautora chilena Violeta Parra, a quien recordamos por piezas inolvidables como “Gracias a la vida”, “Volver a los diecisiete”, “Que vivan los estudiantes” y “La carta”, entre otras muchas, pero sobre todo con un inmenso legado de investigación de la cultura popular de su país, así como una obra visual que ya es parte del patrimonio artístico de Nuestra América.

A la obra de Violeta Parra la escuché desde niño, pero con mayor interés desde mi adolescencia, sin embargo, fue durante mi residencia artística en Chile en 2006 como poeta cuando pude adentrarme más en su legado artístico.

Previo a mi viaje a Chile había decidido escribir un poemario sobre la vida cotidiana en la región de Santiago y Valparaíso, para eso elegí a la canción “Violeta ausente” como guía para conocer la capital chilena, ese tema fue compuesto por ella en 1964 durante su estancia en Europa.

En esa canción llena de nostalgia la cantautora describe lugares, bebidas y alimentos que añoraba de su tierra, con eso hice una lista por visitar y conocer, luego en Chile con el invaluable apoyo de mis amigas Colomba y Manuela Orrego, y luego con las sugerencias de un montón de poetas de la Generación NN como Aristóteles España, Mauricio Redolés, Jorge Montealegre y Eduardo Llanos inicié el recorrido haciendo poemas al que sumé más lugares y retratos de hombres y mujeres del pueblo. Luego ese libro de poemas cambió de rumbo y de temática, se convirtió en el libro “Cementerio General” editado primero en Guadalajara con una beca del Consejo Estatal para la Cultura de Jalisco en 2011 y reditado por la Universidad Autónoma de Aguascalientes en el 2023.

El libro aborda los últimos días en la dictadura de Augusto Pinochet, sin embargo, al leer con atención ese poemario podemos sentir a “Violeta ausente”.

En esos recorridos visité precisamente el Cementerio General y ahí estuve ante la modesta tumba de Violeta Parra ubicada muy cerca del Memorial del Detenido Desaparecido y del Ejecutado Político, un lugar estremecedor que nos hace recordar el criminal legado del gobierno militar de extrema derecha.

Días antes de eso, gracias a las gestiones de Colomba y Manuela tuve la oportunidad de conversar con el cantautor Ángel Parra, hijo de Violeta de la que surgió mucha información para mis dos libros, el poemario y la antología de poetas NN, así como una entrevista que publiqué en el suplemento La Jornada Semanal y en el diario vasco Gara en España. De esa reunión surgió una amistad de correspondencia intermitente hasta su muerte.

En esa charla hablamos de su madre, de su labor como investigadora y formadora de artistas como Víctor Jara, toda esa charla quedó para mi consumo y memoria.

Ese mismo año Ángel Parra a quien admiraba desde mi adolescencia había publicado su novela “Violeta se fue a los cielos” que incluye un CD grabado en París con quince canciones de su madre que Ángel interpreta acompañado de un piano, al final de esa reunión me obsequió un ejemplar en el que escribió a modo de autógrafo: “querido Fabián ‘Violeta se fue a los cielos’ presenta algunos recuerdos de mi infancia junto a ella. Un abrazo”.

La novela es una conmovedora obra de narrativa sencilla y bien lograda en la que el cantautor narra la vida de su madre desde los ojos del hijo hasta el suicido de la cantautora en 1967.

Luego, en 2011 bajo la dirección de Andrés Wood y guion de Ángel Parra se estrenó la cinta “Violeta se fue a los cielos”, basada en la novela de Ángel que es una bella pieza fílmica que retrata a la cantautora desde su más profunda humanidad.

Un año después al presentar mi libro “Cementerio General” durante el programa cultural de la Feria Nacional de San Marcos en Aguascalientes, mi amigo Rafael Juárez musicalizó para la ocasión mi poema “Cueca a Ángel Parra” que está incluido en ese libro. Recuerdo que el audio de la canción se lo envié por correo electrónico a Ángel.

A finales de ese año me reuní con Ángel Parra en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, ahí le regalé un ejemplar de “Cementerio General” y conversamos un momento. Ese año por fin escuché en un concierto inolvidable al grupo Los Jaivas con su versión de “Violeta ausente” que es la interpretación que a mi más me gusta.

Por los medios de comunicación me enteré de que Ángel Parra falleció en París en marzo de 2017, recuerdo que meses antes de su muerte puso a descarga gratuita toda su discografía.

Ese año en julio al realizar mi estancia académica doctoral en Cuba, ya en La Habana y luego de recibir asesoría para mi tesis en la Casa de Las Américas, Jorge Fornet, su director del Centro de Investigaciones Literarias generosamente me dio un recorrido por el edificio. Ahí, en una de sus salas pude apreciar a una de las piezas visuales de Violeta Parra que se encuentra expuesta de manera permanente como parte del acervo de la institución, me causó una enorme emoción, fue como ver a una vieja amiga, como ver su canto en esa obra, como saludar a su hijo.

Con su canto, con su obra y su legado como investigadora estoy seguro que, Violeta Parra, nunca está ausente.