/ viernes 16 de febrero de 2024

Café Fausto | Regresa El Ánima de Sayula

Uno de los poemas populares humorísticos que más disfruto es “El Ánima de Sayula” escrito en la segunda mitad del siglo XIX y que en algún tiempo se pensó durante que era de autor anónimo, pero que gracias al trabajo de investigación académica ahora sabemos que el autor fue Teófilo Pedroza, quien entonces radicaba en Zamora, Michoacán.

A la luz y criterio de nuestra actualidad el contenido y temática de “El Ánima de Sayula” sería tal vez severamente censurado, por eso deseo enfatizar desde mi punto de vista que las obras de arte de cualquier disciplina, incluyendo la literatura, deben de leerse y disfrutarse desde el tiempo y circunstancia en que fueron escritas, en el caso de este poema, con sentido del humor y comprendiendo su contexto.

En este texto se narra la historia de un sujeto que necesitado de dinero se entera que en el cementerio hay un fantasma que ofrece talegas de oro a cambio de algo. Cuando la persona se le enfrenta al espectro se da cuenta de la exigencia del alma pícara y después esa experiencia “cuando oía hablar del aparecido, / receloso y precavido / se ponía la mano atrás”.

El poema llega como tema a esta columna, porque me entero que mi amigo, el escritor jalisciense Dante Medina acaba de publicar hace unos meses una edición facsimilar del texto con base en una edición de 1879 firmada por Teófilo Pedroza al que añade un texto de presentación de su autoría, esto bajo el sello Puerta abierta Editores de Colima.

A mi amigo Dante Medina lo conozco desde inicios de los años noventa en una de sus visitas a Aguascalientes y luego en mi década de residencia en Guadalajara pude constatar su dedicación y compromiso con la literatura, su incansable trabajo creativo en el que ha abordado prácticamente todos los géneros con numerosos premios y becas y, en su trato su generosidad y amabilidad, siempre inconfundibles.

Dante Medina es Doctor en Literatura, ha publicado más de cien libros, ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores y del Sistema Nacional de Investigadores de México, becario de la Guggenheim Foundation, miembro de Número de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística de México y del Seminario de la Cultura Mexicana.

Desde hace tres años reside en Huelva, España y al conversar por teléfono me comentó que desde hace unos 25 años sabía de las muchas ediciones artesanales de este extenso poema en el que más de un editor creativo llegó a cambiar o modificar el texto nacido en el siglo XIX. Así, en 2003 publicó un primer intento de rescate de este poema a través de la Secretaría de Cultura de Jalisco (SCJ), luego con el mismo sello hizo una edición de gran formato e ilustrada en 2006. Sin embargo, hace unos años recibió como obsequio en Zamora una edición de 1897 firmada por su autor, Teófilo Pedroza del seguramente fue también editor.

Añadió que tiempo después, Federico Munguía, cronista de Sayula le mostró una edición de 1889, pero sin firma, sin embargo el fechado en 1897 en Zamora al tener autor mantiene su importancia.

La nueva edición que fue presentada hace cuatro meses en Colima tiene la forma de un libro, pero guarda en su interior el facsimilar que no está encuadernado, sino doblado como pliego, así, como se conserva el original descubierto, es decir que su dueño que inicialmente lo adquirió prefirió preservarlo de esa manera. Se añade una presentación de Medina.

Ahora se planea su próxima presentación en Huelva, España el 29 de febrero, la venta de los ejemplares es posible a través de la página de internet de la editorial. Recomiendo adquieran un ejemplar tanto por su contenido, como por el trabajo de edición.

De “El Ánima de Sayula” puedo comentar que en 2014, cuando era miembro del Consejo Editorial de la revista Cultura Jalisco de la SCJ escribí ahí un reportaje sobre el origen del poema, para ese trabajo consulté a la investigadora Clara Cisneros Michel, revisé la edición de ese poema realizada por Ediciones Arlequín en 2012 y visité Sayula en busca de su origen.

De acuerdo a lo indagado, el poema nació presuntamente en 1893 (ahora sabemos que el poema es anterior) de una broma que fraguaron el boticario Blas Mejía Granados, mejor conocido como “Blasito”, el abogado Joaquín Camberos Vizcaíno y el peluquero José Arreola contra el vecino Apolonio Aguilar, un modesto ropavejero de Sayula. Al incauto le dijeron que en el panteón de La Soledad, ahora vivero, se aparecía un fantasma que ocultaba oro y lo animaron a ir por esa fortuna, pero resultó una broma por lo que le pidió el ánima.

Años después Teófilo Pedroza que residía temporalmente en Sayula conoció la historia, ya en Zamora hizo el poema y lo publicó. En 1924, el entonces coronel Manuel Ávila Camacho que estaba asignado a esa plaza conoció del texto por su tropa que lo traían en modesta edición y provocaba trifulcas con los lugareños, el coronel lo leyó, le gustó y se lo llevó a la capital del país donde lo difundió entre sus amigos.

Uno de los poemas populares humorísticos que más disfruto es “El Ánima de Sayula” escrito en la segunda mitad del siglo XIX y que en algún tiempo se pensó durante que era de autor anónimo, pero que gracias al trabajo de investigación académica ahora sabemos que el autor fue Teófilo Pedroza, quien entonces radicaba en Zamora, Michoacán.

A la luz y criterio de nuestra actualidad el contenido y temática de “El Ánima de Sayula” sería tal vez severamente censurado, por eso deseo enfatizar desde mi punto de vista que las obras de arte de cualquier disciplina, incluyendo la literatura, deben de leerse y disfrutarse desde el tiempo y circunstancia en que fueron escritas, en el caso de este poema, con sentido del humor y comprendiendo su contexto.

En este texto se narra la historia de un sujeto que necesitado de dinero se entera que en el cementerio hay un fantasma que ofrece talegas de oro a cambio de algo. Cuando la persona se le enfrenta al espectro se da cuenta de la exigencia del alma pícara y después esa experiencia “cuando oía hablar del aparecido, / receloso y precavido / se ponía la mano atrás”.

El poema llega como tema a esta columna, porque me entero que mi amigo, el escritor jalisciense Dante Medina acaba de publicar hace unos meses una edición facsimilar del texto con base en una edición de 1879 firmada por Teófilo Pedroza al que añade un texto de presentación de su autoría, esto bajo el sello Puerta abierta Editores de Colima.

A mi amigo Dante Medina lo conozco desde inicios de los años noventa en una de sus visitas a Aguascalientes y luego en mi década de residencia en Guadalajara pude constatar su dedicación y compromiso con la literatura, su incansable trabajo creativo en el que ha abordado prácticamente todos los géneros con numerosos premios y becas y, en su trato su generosidad y amabilidad, siempre inconfundibles.

Dante Medina es Doctor en Literatura, ha publicado más de cien libros, ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores y del Sistema Nacional de Investigadores de México, becario de la Guggenheim Foundation, miembro de Número de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística de México y del Seminario de la Cultura Mexicana.

Desde hace tres años reside en Huelva, España y al conversar por teléfono me comentó que desde hace unos 25 años sabía de las muchas ediciones artesanales de este extenso poema en el que más de un editor creativo llegó a cambiar o modificar el texto nacido en el siglo XIX. Así, en 2003 publicó un primer intento de rescate de este poema a través de la Secretaría de Cultura de Jalisco (SCJ), luego con el mismo sello hizo una edición de gran formato e ilustrada en 2006. Sin embargo, hace unos años recibió como obsequio en Zamora una edición de 1897 firmada por su autor, Teófilo Pedroza del seguramente fue también editor.

Añadió que tiempo después, Federico Munguía, cronista de Sayula le mostró una edición de 1889, pero sin firma, sin embargo el fechado en 1897 en Zamora al tener autor mantiene su importancia.

La nueva edición que fue presentada hace cuatro meses en Colima tiene la forma de un libro, pero guarda en su interior el facsimilar que no está encuadernado, sino doblado como pliego, así, como se conserva el original descubierto, es decir que su dueño que inicialmente lo adquirió prefirió preservarlo de esa manera. Se añade una presentación de Medina.

Ahora se planea su próxima presentación en Huelva, España el 29 de febrero, la venta de los ejemplares es posible a través de la página de internet de la editorial. Recomiendo adquieran un ejemplar tanto por su contenido, como por el trabajo de edición.

De “El Ánima de Sayula” puedo comentar que en 2014, cuando era miembro del Consejo Editorial de la revista Cultura Jalisco de la SCJ escribí ahí un reportaje sobre el origen del poema, para ese trabajo consulté a la investigadora Clara Cisneros Michel, revisé la edición de ese poema realizada por Ediciones Arlequín en 2012 y visité Sayula en busca de su origen.

De acuerdo a lo indagado, el poema nació presuntamente en 1893 (ahora sabemos que el poema es anterior) de una broma que fraguaron el boticario Blas Mejía Granados, mejor conocido como “Blasito”, el abogado Joaquín Camberos Vizcaíno y el peluquero José Arreola contra el vecino Apolonio Aguilar, un modesto ropavejero de Sayula. Al incauto le dijeron que en el panteón de La Soledad, ahora vivero, se aparecía un fantasma que ocultaba oro y lo animaron a ir por esa fortuna, pero resultó una broma por lo que le pidió el ánima.

Años después Teófilo Pedroza que residía temporalmente en Sayula conoció la historia, ya en Zamora hizo el poema y lo publicó. En 1924, el entonces coronel Manuel Ávila Camacho que estaba asignado a esa plaza conoció del texto por su tropa que lo traían en modesta edición y provocaba trifulcas con los lugareños, el coronel lo leyó, le gustó y se lo llevó a la capital del país donde lo difundió entre sus amigos.