/ miércoles 8 de mayo de 2024

Bajo el sol | Los periodistas de ayer (XIV)

Antes de comenzar y de entrar en materia, debo aclarar que faltan todavía muchos capítulos, pues Aguascalientes ha sido y es cuna de buenos, malos y regulares periodistas, que a lo largo de su vida se dedicaron y se empeñan todavía en la abnegada y sacrificada labor de informar a la opinión pública. Muchos de estos colegas, tanto hombres como mujeres, pasan al mundo de la gente olvidada y uno de los objetivos de estos textos es rendirles reconocimiento y homenaje.

Dicho lo anterior, ahora recordamos con sentida emoción a otro malogrado periodista, cronista deportivo y comunicador Juan Manuel Díaz Andrade, fallecido hace unos cuantos años con un gran futuro por delante. Desgraciadamente su adicción desmedida a las bebidas embriagantes lo condujeron a su temprano deceso. Cabe señalar que aquí no juzgamos ni exhibimos a nadie, solamente digo las cosas tal y como sucedieron.

Juan Manuel fue amigo mío y sus primeros pasos en el quehacer periodístico los dio bajo mi supervisión. A él lo conocí cuando ambos fuimos socorristas voluntarios de la benemérita Cruz Roja, ahora paramédicos o técnicos en urgencias médicas. En ese tiempo Juan Manuel era estudiante de preparatoria y luego ingresó a la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), para cursar la carrera de licenciatura en Salud Pública.

Siempre se distinguió por ser buen estudiante, por lo que terminó su carrera y se graduó como licenciado en Salud Pública, al tiempo que se dedicaba a la actividad periodística. Inició como aprendiz de reportero en la redacción de este Diario, posteriormente se le concedió la oportunidad de trabajar como redactor deportivo.

Juan Manuel comenzó a brillar con luz propia en su tarea de informar sobre los acontecimientos deportivos locales, si bien tenía una marcada inclinación por la fiesta brava.

Por necesidades internas del Diario, el director de ese entonces, don Francisco Gamboa López, lo asignó como coordinador de redacción, de tal suerte que entraba a trabajar muy entrada la tarde y hasta después de la medianoche.

Sin embargo, Juan Manuel tenía muy presente su espíritu reporteril, por lo que aceptó una oferta de Radio Grupo para formar parte de su equipo de reporteros y no dudó en renunciar al periódico para lograr una superación profesional.

En Radio Grupo fue reportero y cronista deportivo, con intervenciones en los programas informativos y en la cobertura de numerosos eventos. Por méritos propios logró incorporarse también a BI Televisión, en la cadena Gigacable, donde tuvo su propio programa taurino.

A la vez, Díaz Andrade no abandonó su profesión de licenciado en Salud Pública, toda vez que ya tenía tiempo de trabajar en el Instituto de Salud del Estado de Aguascalientes (ISEA). Su tarea la hizo tanto en la jurisdicción sanitaria de esta ciudad capital como en el municipio de Calvillo a donde se trasladaba todos los días, de lunes a viernes.

Con bombo y platillo celebró el jubiloso aniversario de su programa taurino a través de BI Televisión, incluso con un festejo taurino en el Coso San Marcos, con la asistencia de importantes figuras de la tauromaquía y numerosos invitados especiales.

Desafortunadamente no supo controlar su gusto por ingerir bebidas embriagantes, que le ocasionó diversos trastornos en su organismo. A causa de ello, dos o tres veces fue internado de urgencia pues ya padecía enfermedades a causa del excesivo alcohol.

Los médicos le advirtieron que dejara de consumir bebidas espirituosas, recomendación que acató solamente algunos meses. Y volvió a las andadas, pues constantemente se le veía en un bar ubicado al sur de la ciudad.

Su salud se deterioró rápidamente y aunque recibió atención médica inmediata, la ciencia médica ya no pudo hacer mucho y días después de estar, internado en un nosocomio, Juan Manuel partió de este mundo terrenal, ante la consternación y pesar de sus familiares, numerosas amistades, colegas, compañeras y compañeros de Cruz Roja y del ISSEA.

Juan Manuel había crecido como periodista deportivo y se había convertido en buen crónista taurino. Aunque le faltaba mucho por hacer, Juan Manuel dejó huella en el periodismo local, tanto en el público lector como en sus radioescuchas y televidentes.

Lo recordamos con gran emoción y cariño. Un abrazo fraterno a sus deudos.

Antes de comenzar y de entrar en materia, debo aclarar que faltan todavía muchos capítulos, pues Aguascalientes ha sido y es cuna de buenos, malos y regulares periodistas, que a lo largo de su vida se dedicaron y se empeñan todavía en la abnegada y sacrificada labor de informar a la opinión pública. Muchos de estos colegas, tanto hombres como mujeres, pasan al mundo de la gente olvidada y uno de los objetivos de estos textos es rendirles reconocimiento y homenaje.

Dicho lo anterior, ahora recordamos con sentida emoción a otro malogrado periodista, cronista deportivo y comunicador Juan Manuel Díaz Andrade, fallecido hace unos cuantos años con un gran futuro por delante. Desgraciadamente su adicción desmedida a las bebidas embriagantes lo condujeron a su temprano deceso. Cabe señalar que aquí no juzgamos ni exhibimos a nadie, solamente digo las cosas tal y como sucedieron.

Juan Manuel fue amigo mío y sus primeros pasos en el quehacer periodístico los dio bajo mi supervisión. A él lo conocí cuando ambos fuimos socorristas voluntarios de la benemérita Cruz Roja, ahora paramédicos o técnicos en urgencias médicas. En ese tiempo Juan Manuel era estudiante de preparatoria y luego ingresó a la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), para cursar la carrera de licenciatura en Salud Pública.

Siempre se distinguió por ser buen estudiante, por lo que terminó su carrera y se graduó como licenciado en Salud Pública, al tiempo que se dedicaba a la actividad periodística. Inició como aprendiz de reportero en la redacción de este Diario, posteriormente se le concedió la oportunidad de trabajar como redactor deportivo.

Juan Manuel comenzó a brillar con luz propia en su tarea de informar sobre los acontecimientos deportivos locales, si bien tenía una marcada inclinación por la fiesta brava.

Por necesidades internas del Diario, el director de ese entonces, don Francisco Gamboa López, lo asignó como coordinador de redacción, de tal suerte que entraba a trabajar muy entrada la tarde y hasta después de la medianoche.

Sin embargo, Juan Manuel tenía muy presente su espíritu reporteril, por lo que aceptó una oferta de Radio Grupo para formar parte de su equipo de reporteros y no dudó en renunciar al periódico para lograr una superación profesional.

En Radio Grupo fue reportero y cronista deportivo, con intervenciones en los programas informativos y en la cobertura de numerosos eventos. Por méritos propios logró incorporarse también a BI Televisión, en la cadena Gigacable, donde tuvo su propio programa taurino.

A la vez, Díaz Andrade no abandonó su profesión de licenciado en Salud Pública, toda vez que ya tenía tiempo de trabajar en el Instituto de Salud del Estado de Aguascalientes (ISEA). Su tarea la hizo tanto en la jurisdicción sanitaria de esta ciudad capital como en el municipio de Calvillo a donde se trasladaba todos los días, de lunes a viernes.

Con bombo y platillo celebró el jubiloso aniversario de su programa taurino a través de BI Televisión, incluso con un festejo taurino en el Coso San Marcos, con la asistencia de importantes figuras de la tauromaquía y numerosos invitados especiales.

Desafortunadamente no supo controlar su gusto por ingerir bebidas embriagantes, que le ocasionó diversos trastornos en su organismo. A causa de ello, dos o tres veces fue internado de urgencia pues ya padecía enfermedades a causa del excesivo alcohol.

Los médicos le advirtieron que dejara de consumir bebidas espirituosas, recomendación que acató solamente algunos meses. Y volvió a las andadas, pues constantemente se le veía en un bar ubicado al sur de la ciudad.

Su salud se deterioró rápidamente y aunque recibió atención médica inmediata, la ciencia médica ya no pudo hacer mucho y días después de estar, internado en un nosocomio, Juan Manuel partió de este mundo terrenal, ante la consternación y pesar de sus familiares, numerosas amistades, colegas, compañeras y compañeros de Cruz Roja y del ISSEA.

Juan Manuel había crecido como periodista deportivo y se había convertido en buen crónista taurino. Aunque le faltaba mucho por hacer, Juan Manuel dejó huella en el periodismo local, tanto en el público lector como en sus radioescuchas y televidentes.

Lo recordamos con gran emoción y cariño. Un abrazo fraterno a sus deudos.