La conversión a que debe conducirnos la cuaresma, que este miércoles da inicio, es el inicio del camino para vencer el mal, no solo el que se encuentra a nuestro alrededor, sino también el que habita dentro de todos nosotros, ya sea en nuestra relación con Dios o con los demás.
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Todo aquello que alguno de nosotros deje de hacer, o haga negativamente para los demás, es representación del mal y debe ser combatido, considera el presbítero Roberto Torres Valenciano, al presidir, en la Catedral basílica, la ceremonia de imposición de la ceniza.
No queramos ver al diablo con cuernos y cola. No queramos ver al diablo solamente con todos los asesinatos o todos esos crímenes terribles que hay en nuestra sociedad, en el mundo entero. Veámoslo también en nuestra vida diaria, como por ejemplo la relación entre padres e hijos. La educación no viene por arte de magia, aquí se necesita educación, atención
Podemos ver el mal en nuestra colonia, en nuestra patria, nuestro estado y nuestra familia, pero debemos ver el mal que hay en cada uno de nosotros al no tener la respuesta de acuerdo a los valores que tenemos como cristianos.
Se trata de que descubramos lo que nosotros tenemos, luchar por superarlo y llegar a un acuerdo en relación con Dios. Debemos procurar hacer el bien, no el mal, sobre todo el mal que está en nosotros. Si cada uno lucháramos y lográramos vencer el mal en nuestra propia persona, creo que el mundo cambiaría, pero a veces queremos sólo que los demás cambien, que se haga en nosotros el cambio y la conversión
Como cada año, al inicio de esta temporada de reflexión, miles de fieles aguascalentenses se dieron cita en templos y parroquias de todo Aguascalientes, para recibir en la frente este signo que nos recuerda que, a pesar de las diferencias entre cada uno de los habitantes de esta tierra, al final de la vida nuestro cuerpo mortal terminará, invariablemente, convertido en polvo y sólo serán nuestras obras las que valgan ante el Creador.
La cuaresma, explica el padre Torres Valenciano, deber ser el inicio de nuestra propia conversión, para que tengamos la fortaleza de vencer al mal como Jesús lo hizo, y podamos convertirnos en nuevas y mejores personas.
La conversión se traduce en tratar de rectificar en aquellas cosas que hemos fallado. Los cristianos que no fuéramos con esta intensión a recibir la ceniza, estaríamos desubicados, porque no es un ritual más dentro de la vida cristiana, sino que es el principio de comenzar un proceso de conversión. Todos somos pecadores, todos estamos limitados, todos de alguna manera fallamos. A veces en nuestra relación con Dios, que no hacemos los actos religiosos y a veces los hacemos por rutina o tradición. Se trata de darle sentido y vida a los acontecimientos de nuestra fe, a nuestras relaciones con los demás, especialmente con los pobres.
Roberto Torres Valenciano, Presbítero de la Catedral basílica de Aguascalientes
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De abril se realizará el Domingo de Resurrección, que dará fin a esta temporada cuaresmal
