Los niños Karen Anahí, de 11 años de edad y Brandon Eudiel, de siete años, quienes habían sido reportados como extraviados, lo que generó una Alerta Ámber a nivel nacional, en realidad huyeron de su casa donde eran víctimas de constantes agresiones por parte de su padrastro.
En su afán, llegaron hasta el municipio de Loreto, en el vecino estado de Zacatecas. Para logarlo, aprovecharon que uno de ellos cumplió años y recibió como regalo por parte de uno de sus tíos cierta cantidad de dinero que de común acuerdo, decidieron utilizar para alejarse de la casa donde solo recibían maltratos.
En las primeras horas del pasado miércoles, se dio a conocer la Alerta Ámber, en la cual se pedía la colaboración de la ciudadanía para localizar a los menores, quienes salieron de su domicilio en el fraccionamiento Fundadores, sin que se supiera nada de ellos y se consideraba que su integridad se encontraba en riesgo y podían ser víctimas de un delito.
Afortunadamente, el mismo miércoles por la noche los niños fueron localizados por almas caritativas en el municipio de Loreto, quienes los trasladaron a la comunidad de Crisóstomos, Asientos, donde los entregaron a elementos de la Policía Estatal.
Ya a salvo, los niños relataron que salieron de su casa porque ahí eran víctimas de agresiones por parte de su padrastro, quien incluso los amarraba con cadenas, por lo que, tras una enésima golpiza, decidieron escapar de tal tormento.
Los niños mencionaron que uno de ellos había cumplido años y su padrino les dio dinero, por lo que tomaron un taxi que los llevó a la central de combis en el fraccionamiento Guadalupe Peralta; de ahí se trasladaron a la comunidad de Ciénega Grande en Asientos y con la ayuda de una persona de la tercera edad, tomaron un camión que los llevó a Loreto, donde buscarían la casa de sus primos.
Tras ser localizados, los niños fueron atendidos por paramédicos del ISSEA, quienes detectaron varias lesiones en el cuerpo de ambos, por lo que se determinó trasladarlos al Hospital General de Rincón de Romos a fin de ser evaluados por un médico antes de ser llevados al Centro de Atención de Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA) de la Fiscalía General.
ANGUSTIA
Durante varias horas los habitantes de Aguascalientes se angustiaron ante la desaparición de los menores, de quienes temían les hubiera pasado lo peor.