En México y grandes regiones de países como España, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Argentina, Colombia y Venezuela, entre otros, es común observar una cruz de madera en lo alto de las fincas en construcción, colocada por los trabajadores del lugar como signo de devoción y en espera que los proteja contra accidentes laborales.
Hay quienes también lo hacen con el afán de pedir que nunca les falte trabajo.
Según la Iglesia católica, la fiesta de la Cruz de mayo o Fiesta de las Cruces, tiene sus orígenes en el antiguo Jerusalén, donde Santa Elena, madre del emperador Constantino, encontró, luego de mucho buscarla, la Santa Cruz en la que murió Jesucristo, misma que llevaron en procesión hasta Tierra Santa.
Si bien existen muchas versiones del por qué se adoptó esta fiesta como la fecha para celebrar a los albañiles, se sabe que, durante la colonia, se aprovechaba esta fecha para pedir con devoción se concediera un año de mucha lluvia y abundantes cosechas.
A partir del siglo pasado, con la urbanización de las grandes áreas poblacionales y el crecimiento de la actividad de la construcción, la petición anual derivó hacia la industria de la construcción.
Durante este día, quienes se dedican a esta ardua y agotante actividad, llevan a cabo diferentes festejos, desde misas “en la obra”, hasta festejos con cohetes, todos encaminados a agradecer un año de trabajo y pedir se realicen.
No pueden faltar la carne asada, sin instrumentos especializados y solo con aquellos que utilizan en su diaria labor, cervezas y mucho tequila, el cual suele ser patrocinado por los propietarios de la obra en edificación.
De acuerdo con cifras del INEGI, 95.2% de los albañiles es alfabeta y el restante 4.8% no sabe leer ni escribir un recado. En promedio tienen 6.9 años aprobados en la escuela, lo que significa que alcanzan prácticamente una escolarización del primer año de secundaria.