La pérdida de empleos y la reducción de sueldos en algunos casos más los problemas económicos que ya se manifestaban antes del inicio de la pandemia, han propiciados también la reducción del volumen de ventas en las aproximadamente 12 mil tiendas de abarrotes que hay en la ciudad.
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A lo anterior debe de sumarse que los propietarios de algunos establecimientos bajaron sus cortinas por miedo a contagiarse por coronavirus y aunque muchos ya reiniciaron actividades aún no logran recuperarse y es que nuestros clientes son fundamentalmente obreros y empleados que ya no tienen trabajo
Así lo refirió Antonio Hernández Esparza, dirigente de la Asociación de Abarroteros, quien añadió que “al no haber circulante tampoco hay ventas, si acaso la gente se limita a comprar lo más indispensable, incluso se redujo la compra de refrescos y lo peor es que no sabemos hasta cuando se vaya a normalizar la situación”.
Un problema que enfrentamos no únicamente los abarroteros sino todos los negocios en todo México y el mundo, además de que la información que ofrece el Gobierno Federal está generando confusión porque se nos dice que según el semáforo sanitario se permite la movilidad y por otro lado vemos que el número de muertos por coronavirus sigue ascendiendo
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Está también “la desobediencia de muchas personas que no creen que la pandemia sea algo real y no sólo no permanecen en sus casas, sino que se niegan a usar el cubrebocas, hacen fiestas y el problema es que las autoridades no se han mostrado firmes, tienen miedo de imponer multas por los problemas políticos que pudieran surgir, se protegen intereses, pero no la salud del pueblo”.
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