Además de los ornamentos clásicos de Navidad, como el árbol, la corona en la puerta, las luces y el Nacimiento, hay uno en particular que si bien no se adopta en todos los hogares, sí está cargado de un fuerte simbolismo espiritual y de tradición.
Se trata de la Corona de Adviento, representación del periodo del mismo nombre, que se celebra cinco semanas antes de la Navidad.
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La palabra “Adviento”, proviene del término “Adventus”, que significa “llegada”, y se refiere, precisamente, a la llegada del Niño Jesús. Comenzó a celebrarse alrededor del siglo VI, en Italia, durante la contemplación de las primeras Navidades, como un tiempo de preparación para el Nacimiento de Jesús. Es decir, durante las cinco semanas previas a la Navidad, se abstenían de ciertos placeres y ayunaban, como una forma de disponer su espíritu y su mente para recibir al Mesías.
Simbólicamente, se representa con una corona, conocida como “Corona de Adviento”, en donde se colocan velas de diferentes colores. La primera y la segunda, que se colocan el primer y segundo domingos de Advientos, son de color morado, que simbolizan penitencia y preparación; la tercera, en el tercer domingo, es de color rosa, que representa la alegría por la llegada de Jesús; y la cuarta, que se coloca el cuarto domingo, nuevamente es de color morado. La base o corona, representa por su forma circular, el amor de Dios por sus hijos, que no tiene fin.
Cada año se contempla en fechas distintas, por ejemplo, en este 2022, iniciará el domingo 27 de noviembre y concluirá el sábado 24 de diciembre.
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