En el emocionante mundo del fútbol rápido, la velocidad y la destreza se unen para ofrecer a los aficionados una experiencia única llena de acción. Este deporte, derivado del fútbol tradicional, ha ganado popularidad en todo el mundo gracias a sus reglas dinámicas que fomentan un juego rápido y emocionante.
En el fútbol rápido, dos equipos compuestos por seis jugadores cada uno se enfrentan en un campo de juego más pequeño que el de su contraparte tradicional. La alineación incluye un portero y cinco jugadores de campo. Esta estructura permite una mayor interacción entre los jugadores y aumenta la intensidad del juego. A diferencia de los partidos de fútbol convencionales, los encuentros de fútbol rápido se dividen en cuatro tiempos de hasta 15 minutos, deteniéndose el reloj cuando la pelota no esté en juego.
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Los equipos tienen derecho a solicitar al árbitro hasta tres tiempos fuera durante el encuentro, además que los cambios son ilimitados, eso sí, el balón debe de estar en juego para realizarlo.
A pesar de que las dimensiones de la cancha son menores a la de soccer, se requiere de buena condición física y habilitad, pues se juega sobre alfombra. Otra de las diferencias es que los jugadores que cometan falta pueden ser acreedores a una tarjeta preventiva, ya sea amarilla o incluso azul, con lo cual tendrán que salir algunos minutos del juego a manera de castigo. La sexta falta también se marca un tiro especial, es decir un penal en movimiento, siendo un mano a mano con el portero y teniendo el cobrador cinco segundos para rematar a gol una vez que haya realizado el primer contacto con el esférico.
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