/ viernes 8 de septiembre de 2023

Taza de soles | “La dramaturgia y la poesía son primas hermanas” Hasam Díaz Fierro

En días pasados asistí a un curso, para el que no me habían preparado mis incursiones en otros géneros. ¿Quiénes están preparados para escribir dramaturgia? No lo sé, pero estuvimos cerca de treinta personas de distintas edades, a quienes nos interesa la posibilidad de escribir una obra de teatro. Hasam Diaz Fierro, el maestro, que impartió la Clínica de Dramaturgia el fin de semana pasado, nos habló de libros, de teoría, de definiciones pertinentes, de conceptos clave. Insistió en la “Premisa” como el sustento filosófico de una obra literaria; en el “Título” como la frase que tiene la función de atraer al espectador. Nos instó a tener claridad en el tema o los temas de la obra, y en que el “Argumento”, es un resumen muy escueto de los acontecimientos, por tanto predominan en su redacción las formas verbales y las descripciones precisas. Pero su curso adquirió una notable vitalidad porque habló honestamente de sus experiencias, de sus errores, de sus descubrimientos y también de sus aciertos. Lo primero que me llamó la atención es que expuso su entusiasmo por poetas que ha leído en estos últimos años. Como fuentes de inspiración se refirió a Elisa Diaz Castelo y a Cristian Peña, poetas que han recibido el Premio de poesía Aguascalientes. Obvio, no son los únicos poetas, pero la idea de que los géneros lirico y dramático estén tan cerca, y nos podamos retroalimentar con la lectura de poesía para escribir obras de teatro, resulta enriquecedora.

Un punto central fue la exposición y comentarios que se suscitaron en relación con el tema del “Viaje del héroe”. La alusión fundamental fue que “El héroe de las mil caras” de Joseph Campbell es un estudio antropológico, traducido por la dramaturga Luisa Josefina Hernández al español. Nos quedó claro que estas narraciones, presentes en todas las culturas, son los mitos fundacionales que narran el salto del ser humano. de un estadio individualista a un nivel de conciencia y preocupación comunitaria. Estos mitos, con más o menos variantes coinciden en que el héroe es un ser común, que atiende a un llamado. El llamado puede ser una enfermedad, la entrada al ejército o la búsqueda de algún familiar, quizá primordialmente la búsqueda del padre, como en el paradigmático ejemplo de Telémaco en “La Odisea”. Generalmente, aparece en el “viaje del héroe” la función del Ayudante: que puede ser su mentor, o un amigo. El héroe se enfrenta a varias pruebas, o a una gran prueba; al final hay un regreso a casa, al mundo ordinario. Pero algo ha cambiado para siempre. Esta historia nos atrae a todos- De alguna manera la llevamos inscrita en nuestros ADN.

Asimismo, el maestro Hasam fue exponiendo la idea, con variados ejemplos relacionados con sus propias experiencias, de que cada escritor debe conocerse, para aceptarse y manejar su propia voz. Hizo hincapié en que cada persona debe seguir, sin vergüenza ni temor, aquellos géneros, técnicas, tonos y estilos con los que sienta mayor afinidad. Y que estas consideraciones tienen validez en las obras que elegimos leer, en el teatro al que decidimos asistir y naturalmente- en la escritura de las obras literarias que deseamos crear.

Me encantaron algunas de sus afirmaciones que rompen barreras y prejuicios. Fierro declara: “El hecho de que tú seas más barroco no significa que seas mejor” . O: “La escritura lineal de una historia no significa que no pueda ser buena, atrayente o significativa”. Y que apuntale tales afirmaciones con ejemplos como el de Emilio Carballido, cuya reciente puesta en escena de “Rosalba y Los Llaveros” en Jalapa, hubiera llenado un auditorio de gran aforo, pese a ser una obra de teatro costumbrista.

En consecuencia: la motivación de los participantes se mantuvo en un alto punto durante los tres días del curso presencial. Nunca bajó la asistencia y el maestro generó una dinámica muy ágil de participación. Surgieron variados ejemplos de películas, libros y obras de teatro, que se comentaron para ilustrar algunos conceptos vistos en clase. Muchos de nosotros y nosotras regresamos a casa con deseos de volver a ver películas que ya habíamos visto antes, sin haberles encontrado todo su sentido. A mí me pasó con la película titulada “La historia extraordinaria” o “La historia de Pi”.

En síntesis, esta clínica de dramaturgia abrió o confirmó a los asistentes el panorama y los recursos para abordar la escritura de obras dramáticas. Que lo logremos ahora o más adelante, depende de muchos factores. Pero es innegable que nos ha aumentado a todos el deseo de lograrlo. Porque avizoramos que las posibilidades están vinculadas a la disciplina y el talento que cada uno imprima a su trabajo. Y porque un maestro -al que podemos seguir- ha estado entre nosotros.

En días pasados asistí a un curso, para el que no me habían preparado mis incursiones en otros géneros. ¿Quiénes están preparados para escribir dramaturgia? No lo sé, pero estuvimos cerca de treinta personas de distintas edades, a quienes nos interesa la posibilidad de escribir una obra de teatro. Hasam Diaz Fierro, el maestro, que impartió la Clínica de Dramaturgia el fin de semana pasado, nos habló de libros, de teoría, de definiciones pertinentes, de conceptos clave. Insistió en la “Premisa” como el sustento filosófico de una obra literaria; en el “Título” como la frase que tiene la función de atraer al espectador. Nos instó a tener claridad en el tema o los temas de la obra, y en que el “Argumento”, es un resumen muy escueto de los acontecimientos, por tanto predominan en su redacción las formas verbales y las descripciones precisas. Pero su curso adquirió una notable vitalidad porque habló honestamente de sus experiencias, de sus errores, de sus descubrimientos y también de sus aciertos. Lo primero que me llamó la atención es que expuso su entusiasmo por poetas que ha leído en estos últimos años. Como fuentes de inspiración se refirió a Elisa Diaz Castelo y a Cristian Peña, poetas que han recibido el Premio de poesía Aguascalientes. Obvio, no son los únicos poetas, pero la idea de que los géneros lirico y dramático estén tan cerca, y nos podamos retroalimentar con la lectura de poesía para escribir obras de teatro, resulta enriquecedora.

Un punto central fue la exposición y comentarios que se suscitaron en relación con el tema del “Viaje del héroe”. La alusión fundamental fue que “El héroe de las mil caras” de Joseph Campbell es un estudio antropológico, traducido por la dramaturga Luisa Josefina Hernández al español. Nos quedó claro que estas narraciones, presentes en todas las culturas, son los mitos fundacionales que narran el salto del ser humano. de un estadio individualista a un nivel de conciencia y preocupación comunitaria. Estos mitos, con más o menos variantes coinciden en que el héroe es un ser común, que atiende a un llamado. El llamado puede ser una enfermedad, la entrada al ejército o la búsqueda de algún familiar, quizá primordialmente la búsqueda del padre, como en el paradigmático ejemplo de Telémaco en “La Odisea”. Generalmente, aparece en el “viaje del héroe” la función del Ayudante: que puede ser su mentor, o un amigo. El héroe se enfrenta a varias pruebas, o a una gran prueba; al final hay un regreso a casa, al mundo ordinario. Pero algo ha cambiado para siempre. Esta historia nos atrae a todos- De alguna manera la llevamos inscrita en nuestros ADN.

Asimismo, el maestro Hasam fue exponiendo la idea, con variados ejemplos relacionados con sus propias experiencias, de que cada escritor debe conocerse, para aceptarse y manejar su propia voz. Hizo hincapié en que cada persona debe seguir, sin vergüenza ni temor, aquellos géneros, técnicas, tonos y estilos con los que sienta mayor afinidad. Y que estas consideraciones tienen validez en las obras que elegimos leer, en el teatro al que decidimos asistir y naturalmente- en la escritura de las obras literarias que deseamos crear.

Me encantaron algunas de sus afirmaciones que rompen barreras y prejuicios. Fierro declara: “El hecho de que tú seas más barroco no significa que seas mejor” . O: “La escritura lineal de una historia no significa que no pueda ser buena, atrayente o significativa”. Y que apuntale tales afirmaciones con ejemplos como el de Emilio Carballido, cuya reciente puesta en escena de “Rosalba y Los Llaveros” en Jalapa, hubiera llenado un auditorio de gran aforo, pese a ser una obra de teatro costumbrista.

En consecuencia: la motivación de los participantes se mantuvo en un alto punto durante los tres días del curso presencial. Nunca bajó la asistencia y el maestro generó una dinámica muy ágil de participación. Surgieron variados ejemplos de películas, libros y obras de teatro, que se comentaron para ilustrar algunos conceptos vistos en clase. Muchos de nosotros y nosotras regresamos a casa con deseos de volver a ver películas que ya habíamos visto antes, sin haberles encontrado todo su sentido. A mí me pasó con la película titulada “La historia extraordinaria” o “La historia de Pi”.

En síntesis, esta clínica de dramaturgia abrió o confirmó a los asistentes el panorama y los recursos para abordar la escritura de obras dramáticas. Que lo logremos ahora o más adelante, depende de muchos factores. Pero es innegable que nos ha aumentado a todos el deseo de lograrlo. Porque avizoramos que las posibilidades están vinculadas a la disciplina y el talento que cada uno imprima a su trabajo. Y porque un maestro -al que podemos seguir- ha estado entre nosotros.