Actualmente México atraviesa por uno de sus peores momentos de descomposición social y situaciones tanto o más dolorosas que aquellas naciones con problemas enquistados de guerrillas o guerras civiles.
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Nuestro país atraviesa por su grave estado de descomposición por factores provocados directamente por la ambición del dinero y la despiadada lucha por tener siempre más.
El obispo de la Diócesis de Aguascalientes, José María de la Torre Martín advierte que por esta situación no puede responsabilizarse sólo a gobiernos presentes y pasados, sino que todos somos corresponsables.
El dinero siempre corrompe, a los de antes y a los de ahora. La ambición de tener y disfrutar más está en la base de los narcotraficantes, de bandas de extorsionadores, secuestradores, ladrones, asesinos y contrabandistas
El país entero, y Aguascalientes no escapa a ello, se ha descompuesto también por la destrucción de muchas familias, ausencia de padres, hogares incompletos y mal conformados, embarazos que no son arropados por el amor conyugal y malos ejemplos de padres de familia alcohólicos que consienten a sus hijos en sus irresponsabilidades y les dan dinero para que lesionen los derechos de los demás.
El prelado lamentó que las familias desintegradas sean el principal caldo de cultivo para toda clase de delincuentes y excesos destructivos.
Quienes no lo quieren reconocer es porque son parte del mismo desequilibrio. Con esto nunca alcanzarán los policías, ejércitos, nuevas leyes anti crimen y cámaras de vigilancia. Sin familias educadas y sin valores, todo lo demás será insuficiente y deficiente
Ante ello, refiere De la Torre Martín, hay que exigir a las autoridades que hagan lo que les toca, que combatan al crimen organizado aunque no le llamen guerra y no dejen más desprotegidos a los ciudadanos.
Pero también hay que hacer lo que nos toca: cuidar más a nuestra propia familia, que no se deshagan los hogares por nimiedades y pretextos, que los padres sean responsables y cariñosos, eduquen, formen, controlen ayuden, protejan y corrijan.
Pero también debemos fortalecer nuestra fe cristiana, que sea firme y coherente, no sólo en prácticas piadosas, sino en rectitud y solidaridad.José María de la Torre Martín, Obispo de la Diócesis de Aguascalientes