/ martes 8 de octubre de 2019

Muy precaria la vivienda urbana

Sus espacios tan reducidos generan malas relaciones en el seno familiar, falta de privacidad y áreas para recibir actividades académicas y recreativas

Los problemas que enfrenta la vivienda urbano-popular en el país son la precariedad y la pobreza de la construcción, así como espacios reducidos, lo cual genera malas relaciones en el seno familiar, falta de privacidad y áreas para realizar actividades académicas o recreativas, aseguró ayer la investigadora Carmen Romo Solís, egresada de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista, señaló que ese tipo de vivienda está dirigida principalmente a sectores de bajos recursos económicos, y en su mayoría fue producto de la autoconstrucción, por lo que no cuenta con proyecto arquitectónico ni planeación adecuada, y las condiciones de estructura “dejan mucho que desear”, lo que representa peligros en materia de seguridad.

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La investigadora expuso que las características “mínimas” -avaladas a escala internacional- que debe tener una vivienda para garantizar el goce de los derechos de sus habitantes son privacidad, higiene, seguridad y confort, lo cual, en la mayoría de los casos, no se cumple en México.

Foto: Karla Barba

En ese sentido, subrayó que en el país 60 por ciento de viviendas es producto de la autoconstrucción, debido a que no han existido adecuadas políticas gubernamentales. Ello genera, añadió, que

la edificación no se realice bajo supervisión técnica correcta, no haya aprobación del proyecto de vivienda y que los espacios interiores sean inadecuados, pues en la mayoría de los casos la familia comparte áreas reducidas,

lo cual genera condiciones de hacinamiento y problemas intrafamiliares.

Señaló que, contrario a ello, los espacios para habitar de manera adecuada deben generar que la familia tenga una

sana convivencia, basada en relaciones de comunicación, respeto y tolerancia

Aseveró que no debe confundirse la vivienda urbano-popular con la de interés social, pues mientras la primera es a la que tienen acceso principalmente familias no asalariadas y de escasos recursos económicos, en el caso de la segunda es una prestación que reciben los trabajadores mediante instituciones como el Infonavit y el Fovissste.

Romo Solís consideró que la planeación de la vivienda en el país es errática, “pues se hace al revés”, porque las construcciones se realizan sin considerar el espacio mínimo que requiere una familia y el número de integrantes que la componen; por ello, expuso:

Autoridades, organizaciones y desarrolladores deben partir a la inversa: conocer qué es lo que necesita realmente una familia en particular y con base en ello edificar.

Carmen Romo Solís, Egresada de la Escuela de Trabajo Social de la UNAM

Dijo que la problemática generada por la construcción de vivienda urbano-popular se presentó debido a la migración de la gente de los estados hacia la ciudad de México, en las décadas de los 60 y 70, lo cual generó asentamientos irregulares, por lo que actualmente ya no existe reserva territorial para desarrollar proyectos para ese tipo de hogares, situación que, dijo, debe ser atendida.

Foto: Karla Barba

Por último, la investigadora mencionó que labora en un proyecto en el que realizará un análisis sobre cómo repercute en las relaciones intrafamiliares y sociales de los jóvenes universitarios el vivir en espacios físicos no adecuados, como en la mayoría de las viviendas urbano-populares.

EL DATO....

La planeación habitacional sigue siendo errática con espacios mínimos e insuficientes

Los problemas que enfrenta la vivienda urbano-popular en el país son la precariedad y la pobreza de la construcción, así como espacios reducidos, lo cual genera malas relaciones en el seno familiar, falta de privacidad y áreas para realizar actividades académicas o recreativas, aseguró ayer la investigadora Carmen Romo Solís, egresada de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista, señaló que ese tipo de vivienda está dirigida principalmente a sectores de bajos recursos económicos, y en su mayoría fue producto de la autoconstrucción, por lo que no cuenta con proyecto arquitectónico ni planeación adecuada, y las condiciones de estructura “dejan mucho que desear”, lo que representa peligros en materia de seguridad.

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La investigadora expuso que las características “mínimas” -avaladas a escala internacional- que debe tener una vivienda para garantizar el goce de los derechos de sus habitantes son privacidad, higiene, seguridad y confort, lo cual, en la mayoría de los casos, no se cumple en México.

Foto: Karla Barba

En ese sentido, subrayó que en el país 60 por ciento de viviendas es producto de la autoconstrucción, debido a que no han existido adecuadas políticas gubernamentales. Ello genera, añadió, que

la edificación no se realice bajo supervisión técnica correcta, no haya aprobación del proyecto de vivienda y que los espacios interiores sean inadecuados, pues en la mayoría de los casos la familia comparte áreas reducidas,

lo cual genera condiciones de hacinamiento y problemas intrafamiliares.

Señaló que, contrario a ello, los espacios para habitar de manera adecuada deben generar que la familia tenga una

sana convivencia, basada en relaciones de comunicación, respeto y tolerancia

Aseveró que no debe confundirse la vivienda urbano-popular con la de interés social, pues mientras la primera es a la que tienen acceso principalmente familias no asalariadas y de escasos recursos económicos, en el caso de la segunda es una prestación que reciben los trabajadores mediante instituciones como el Infonavit y el Fovissste.

Romo Solís consideró que la planeación de la vivienda en el país es errática, “pues se hace al revés”, porque las construcciones se realizan sin considerar el espacio mínimo que requiere una familia y el número de integrantes que la componen; por ello, expuso:

Autoridades, organizaciones y desarrolladores deben partir a la inversa: conocer qué es lo que necesita realmente una familia en particular y con base en ello edificar.

Carmen Romo Solís, Egresada de la Escuela de Trabajo Social de la UNAM

Dijo que la problemática generada por la construcción de vivienda urbano-popular se presentó debido a la migración de la gente de los estados hacia la ciudad de México, en las décadas de los 60 y 70, lo cual generó asentamientos irregulares, por lo que actualmente ya no existe reserva territorial para desarrollar proyectos para ese tipo de hogares, situación que, dijo, debe ser atendida.

Foto: Karla Barba

Por último, la investigadora mencionó que labora en un proyecto en el que realizará un análisis sobre cómo repercute en las relaciones intrafamiliares y sociales de los jóvenes universitarios el vivir en espacios físicos no adecuados, como en la mayoría de las viviendas urbano-populares.

EL DATO....

La planeación habitacional sigue siendo errática con espacios mínimos e insuficientes

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