Sin el menor respeto o temor, delincuentes comunes se introducen, cada vez en mayor medida, a los templos católicos para apoderarse ya no solo del dinero de las alcancías, sino especialmente de cálices y copones utilizados en las ceremonias religiosas, en la creencia que éstos son de oro.
El vocero de la Diócesis de Aguascalientes, Felipe Gutiérrez Rosales, lamentó que, especialmente en colonias con altos índices delictivos y drogadicción, sujetos suelen invadir las sacristías y en ocasiones violentan los sagrarios, destruyen closets, escritorios y se llevan lo que encuentran.
Piensan que los cálices y copones son de oro. No saben que generalmente son de latón. Se han robado objetos de liturgia, abren los sagrarios y, en los casos más recientes no se han llevado las hostias, solo las vierten en el mismo sagrario, pero no se llevan las hostias.Felipe Gutiérrez Rosales, Vocero de la Diócesis de Aguascalientes
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