/ martes 27 de agosto de 2019

Estado de impunidad

Han pasado más de 12 años y nada se sabe de las víctimas del Maverik

Una herida que no cierra, desesperación, tristeza, impotencia, mucha impotencia.

Para Javier Espinosa Granados, padre de Francisco Javier Espinosa, secuestrado el 24 de abril de 2007 mientras laboraba en el antro Maverick, es un hecho que la autoridad de ningún nivel de gobierno moverá nunca un dedo para dar con el paradero no solo de su vástago, sino de ninguna de las personas desaparecidas en Aguascalientes o en el resto del territorio nacional.

Durante 12 años y cuatro meses, ha visto pasar tres gobernadores y seis procuradores de justicia y fiscales estatales. No sólo no le han ayudado, sino que ha sido objeto de toda clase de amenazas e intimidaciones de parte de la propia autoridad, que le obligaron a tomar la decisión de cambiar su residencia a la Ciudad de México, ante el temor por la integridad de su familia y a suya propia.

La propia autoridad, esa que debería ayudarles a resolver su problema, les impidió, con amenazas, manifestarse como lo veían haciendo cada año.

Foto: Ricardo Martínez

Con una fortaleza que en ocasiones parece quebrarse, al tornarse acuosos sus ojos, recuerda que su hijo, el menor de la casa y único varón, estudiante sobresaliente de nivel medio superior, se empleó como chalán en las obras de remodelación de ese lugar porque requería de dinero para llevar a pasear a su novia. El día mencionado, un comando fuertemente armado arribó al sitio para llevarse a nueve personas en total, entre ellos al propietario, el contador y el jefe publicitario del antro. También cargaron con los albañiles que en ese momento tuvieron la mala suerte de encontrarse en el lugar y la hora equivocados. De ellos nada se ha vuelto a saber.

Javier mantiene viva la esperanza de volver a ver a su hijo, pues, dice, nadie le ha dado pruebas de su fallecimiento. Ha ofrecido una recompensa de 50 mil pesos a quien le proporcione alguna información que le permita dar con su paradero.

Pero también está convencido que a los 232 aguascalentenses de cuyo paradero nadie sabe nada no le importan ni a la Fiscalía, ni a los defensores de los derechos humanos, ni a los gobernadores que han tenido conocimiento del caso, a los que ha enviado sendas cartas que nunca han merecido respuesta.

No se realizó una investigación seria, ni en su momento ni ahora. Tristemente me doy cuenta que sigue desapareciendo gente. Es un hecho que la autoridad está rebasada y que los desaparecidos no les importan. Yo veo el dolor de la gente cuyos familiares han desaparecido actualmente, veo que le echan ganas, que quieren manifestarse, que se entrevistan con la autoridad y yo sé que deben tener mucha paciencia, porque no va a pasar de ahí, tristemente no pasa de ahí. No van a arreglar las cosas porque no hay voluntad. Es desesperante.Javier Espinosa Granados

Dos de los padres de los desaparecidos ya fallecieron, “y parece que apuestan a que con el paso del tiempo los demás también muramos para enterrar definitivamente el caso”, dice, con un pesar que sale de lo más profundo de su alma.

Una herida que no cierra, desesperación, tristeza, impotencia, mucha impotencia.

Para Javier Espinosa Granados, padre de Francisco Javier Espinosa, secuestrado el 24 de abril de 2007 mientras laboraba en el antro Maverick, es un hecho que la autoridad de ningún nivel de gobierno moverá nunca un dedo para dar con el paradero no solo de su vástago, sino de ninguna de las personas desaparecidas en Aguascalientes o en el resto del territorio nacional.

Durante 12 años y cuatro meses, ha visto pasar tres gobernadores y seis procuradores de justicia y fiscales estatales. No sólo no le han ayudado, sino que ha sido objeto de toda clase de amenazas e intimidaciones de parte de la propia autoridad, que le obligaron a tomar la decisión de cambiar su residencia a la Ciudad de México, ante el temor por la integridad de su familia y a suya propia.

La propia autoridad, esa que debería ayudarles a resolver su problema, les impidió, con amenazas, manifestarse como lo veían haciendo cada año.

Foto: Ricardo Martínez

Con una fortaleza que en ocasiones parece quebrarse, al tornarse acuosos sus ojos, recuerda que su hijo, el menor de la casa y único varón, estudiante sobresaliente de nivel medio superior, se empleó como chalán en las obras de remodelación de ese lugar porque requería de dinero para llevar a pasear a su novia. El día mencionado, un comando fuertemente armado arribó al sitio para llevarse a nueve personas en total, entre ellos al propietario, el contador y el jefe publicitario del antro. También cargaron con los albañiles que en ese momento tuvieron la mala suerte de encontrarse en el lugar y la hora equivocados. De ellos nada se ha vuelto a saber.

Javier mantiene viva la esperanza de volver a ver a su hijo, pues, dice, nadie le ha dado pruebas de su fallecimiento. Ha ofrecido una recompensa de 50 mil pesos a quien le proporcione alguna información que le permita dar con su paradero.

Pero también está convencido que a los 232 aguascalentenses de cuyo paradero nadie sabe nada no le importan ni a la Fiscalía, ni a los defensores de los derechos humanos, ni a los gobernadores que han tenido conocimiento del caso, a los que ha enviado sendas cartas que nunca han merecido respuesta.

No se realizó una investigación seria, ni en su momento ni ahora. Tristemente me doy cuenta que sigue desapareciendo gente. Es un hecho que la autoridad está rebasada y que los desaparecidos no les importan. Yo veo el dolor de la gente cuyos familiares han desaparecido actualmente, veo que le echan ganas, que quieren manifestarse, que se entrevistan con la autoridad y yo sé que deben tener mucha paciencia, porque no va a pasar de ahí, tristemente no pasa de ahí. No van a arreglar las cosas porque no hay voluntad. Es desesperante.Javier Espinosa Granados

Dos de los padres de los desaparecidos ya fallecieron, “y parece que apuestan a que con el paso del tiempo los demás también muramos para enterrar definitivamente el caso”, dice, con un pesar que sale de lo más profundo de su alma.

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