El papa Francisco emprende esta noche una visita a Birmania (Myanmar) y Bangladesh, que empezará mañana y concluirá el 2 de diciembre, para llevar su apoyo a las pequeñas comunidades católicas, al diálogo y la reconciliación en pleno drama de los rohinyá.
Francisco afronta uno de sus viajes diplomáticamente más difíciles que incluye Birmania, un país acusado incluso por Estados Unidos de estar realizando una "limpieza étnica" contra la minoría musulmana de los rohinyá, a la que discrimina y persigue, lo que ha obligado a cientos de miles de ellos a huir a los países limítrofes.
Esta semana, los gobiernos de Dacca y Naipyidó firmaron un memorando de intenciones que abre el camino para el regreso de los mas de 650.000 desplazados rohinyá, pero sin dar detalles de cómo regresaran ni en qué condiciones, ya que Birmania no les reconoce como ciudadanos.
Una situación tan delicada que incluso la Iglesia local ha pedido a Jorge Bergoglio que no pronuncie el término rohinyá, a pesar de que el pontífice ya ha denunciado su situación en varias ocasiones, para evitar problemas y brotes de violencia entre los más extremistas.
El pontífice comienza a las 21.40 hora local (19.40 GMT) este viaje definido "al viejo estilo" por el portavoz del Vaticano, Greg Burke, debido a las dificultades de comunicación y la falta de directos televisivos como eran antes de las visitas papales.
Llegará al día siguiente a las 13.30 hora local (06.00 GMT) al aeropuerto internacional de Rangún y no hay previsto nada en su agenda, pero Francisco podrá sorprender con algún acto no oficial.
El primer viaje de un pontífice a Myanmar, país con quien firmó las relaciones solo el pasado mayo, comenzará oficialmente con su visita a la capital, Naipyidó, para reunirse con las autoridades en el palacio presidencial.
Se encontrará con el presidente birmano, Htin Kyaw, y con la líder de facto del Gobierno y premio Nobel de la Paz en 1991, Aung San Suu Kyi.
Posteriormente, pronunciará su primer discurso tras reunirse con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, y después volverá a Rangún.
Se trata de un viaje pastoral, como recuerdan en el Vaticano, por lo que Francisco manifestará su cercanía a la pequeña comunidad cristiana en Birmania integrada por apenas 650.000 personas.