Contrario a lo que se esperaba, al parecer todos los puestos del tradicional tianguis de La Purísima se instalaron el día de ayer y así se mantendrán de manera permanente hasta el próximo día 27 de este mes.
Pero además, el sitio lució como en sus mejores momentos: lleno de clientes y en todos los puestos personas interesadas en la adquisición de algún producto, porque había de todo.
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En efecto, desde codornices, cuyos, conejos, películas, perfumes, comida, churros, plantas, zapatos, juguetes y mayoritariamente ropa de todo tipo, mercancías de todos los precios y gustos, y por supuesto, nadie se acordaba de la sana distancia ni había un control de aforo, lo que sí, un cartel, que a nadie interesaba en el que se recomendaba guardar el distanciamiento entre las personas, el problema es que en este lugar, a las 12:00 horas de ayer domingo había cientos de clientes.
Ningún control de acceso, ni tampoco vigilancia policiaca y menos aún elementos de la Guardia Sanitaria, por lo menos no, al medio día cuando visitamos este famoso tianguis, el más grande de esta capital.
Se colocaron también, cada 30 ó 35 metros, módulos con gel y agua para lavarse las manos, los cuales eran ignorados por los clientes y al parecer también por comerciantes, eso sí, todo mundo tocaba los objetos en venta.
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Era tal la cantidad de personas que en ocasiones se dificultaba el poder caminar o detenerse ante los puestos. Había niños, adultos, ancianos, de todo, la mayoría de los clientes con su respectivo cubrebocas, a excepción de los vendedores, en este caso, muchos de ellos sin esa medida de protección.
Los puestos de comida, por supuesto, eran los que más clientes tenían, todos llenos de comensales y por lógica, sin el recomendado cubrebocas.
Pero como se dijo, al medio día de ayer domingo, el tianguis ya estaba lleno de cliente, sin embargo los comerciantes esperaban que por la tarde y noche la presencia de compradores se incrementara un poco más y para eso, los puestos estaban a reventar de mercancía.
El coronavirus, era al parecer lo que menos importaba, lo que todo el mundo deseaba era comprar el regalo de Navidad, los contagios que se pudieran presentar no preocupaban a nadie.
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Afuera de este tianguis, sobre la avenida Héroe de Nacozari y a un costado de la glorieta de La Purísima, “los taxistas hacían su agosto”, tan pronto como los vehículos eran desocupados, un nuevo servicio era ya demandado por personas cargadas de todo tipo de artículos, y tampoco faltó el congestionamiento vial.
RIESGO
Sin control de aforo, el tianguis de La Purísima lució el día de ayer repleto de clientes
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