De la esperanza se pasó al nerviosismo y luego a la euforia que no apagó ni siquiera el gol coreano en tiempo de compensación.
Un triunfo que se albergaba en los corazones de los mexicanos y que no dejó de ser sorprendente para muchos de los aguascalentenses, acostumbrados siempre al “ya merito” de los seleccionados nacionales.
Desde temprana hora, familias enteras literalmente se apoderaron de las mesas de restaurantes, merenderos y sitios de esparcimiento donde, a ratos, los asistentes se unían al coro de miles de mexicanos que, a 11 mil 443 kilómetros de distancia en la ciudad de Rostov entonaban el Cielito Lindo con la esperanza de que nuestro país amarrara su pase a la segunda fase del Mundial de Futbol de Rusia 2018.
Cerveza, alcohol, refresco o café. De todo se consumió para hacer más ameno el momento.
Atrás quedaron las preocupaciones, las campañas y hasta el precio del litro de la gasolina, que rebasa ya los 20 pesos. Durante dos horas la atención de los comensales se centró sólo en torno a las acciones de 11 hombres que en ese momento representaban a nuestro país, y quienes no los defraudaron.
Fueron muchas las personas que, al no encontrar una mesa disponible, no les importó permanecer de pie durante todo el partido, con tal de mirar las pantallas de televisión y no perder una sola jugada ni lo que ocurría en el lejano país europeo.
No fueron pocas las familias que prefirieron reunirse en familia en torno al aparato televisivo y sumarse desde tierras aguascalentenses al encuentro internacional.
Tras el triunfo, 2 a 1, la emoción contenida estalló.
Los “¡viva México, cab...!”, “¡sí se pudo!”, aplausos y toda clase de manifestaciones se dejaron escuchar en sitios públicos y privados por toda la ciudad. Siendo ya mediodía, muchos se quedaron en los merenderos a seguir el festejo.
Otros salieron de inmediato a tomar las calles, se congregaron en torno a la glorieta en honor a Benito Juárez o simplemente ondearon banderas a bordo de sus autos mientras hacían sonar el claxon.
Y el festejo se prolongó durante todo el día.
Dato
La ciudad de Rostov del Don, sitio donde se celebró el encuentro, se ubica a 11 mil 443 kilómetros de Aguascalientes. En ruso se identifica como Ростов-на-Дону.