A pesar de que cada día se agudiza la pobreza a nuestro alrededor, nos hemos vuelto ciegos ante las carencias de nuestros semejantes y padecemos de la globalización de la indiferencia que nos hace insensibles al dolor y el sufrimiento ajenos.
El vocero de la Diócesis de Aguascalientes, Carlos Alberto Quezada Alvarado, lamentó que a todos los niveles estemos ocupados en crear acciones e iniciativas dirigidas más a complacerlos a nosotros mismos que a acoger el clamor de quienes menos tienen.
Afirmó que, desgraciadamente, la prosperidad que se vive en algunas áreas de la población ha endurecido el corazón de los aguascalentenses, quienes hemos caído en la indiferencia y al tener que comer no les interesa la situación de los demás.
Una de las plataformas políticas prometía en campaña crear comedores comunitarios, ¿dónde están? A mí me extraña dónde quedó esa iniciativa de bancos de alimentos y comedores que se prometió. Hay tanta gente con hambre en la actualidadEn el marco de la conferencia de prensa semanal del Obispado, Quezada Alvarado reconoció que no sólo en la zona oriente de la ciudad se concentran las familias con menos recursos y posibilidades, sino que éstas pueden ser localizadas en prácticamente toda la ciudad, incluso en la zona centro, donde aún existen vecindades.
No escuchamos el clamor de los pobres ni el grito de los más necesitados y no sólo es escucharlos, sino que le respondamos al pobre. La pobreza la podemos remediar, pero qué tan dispuestos estamos a elloHizo un llamado a los aguascalentenses a encontrarse realmente con las necesidades de los desprotegidos, verlos, atenderlos y no darles solamente lo que nos sobre, sino satisfacer a este sector que crece cada día más.
