El consumidor sale ganando cuando el comercio le ofrece precios más bajos, mayor variedad, mejor calidad y servicio, así como menores costos para abastecerse de bienes y servicios para el sustento familiar. Por tanto, es necesario eficientar el comercio para mejorar el bienestar de los consumidores.
Esto fue puesto de manifiesto ayer por el ejecutivo mercantil Arturo Venegas Méndez, quien dijo que lo anterior es particularmente relevante considerando que los hogares mexicanos destinan un tercio de su gasto a la alimentación y una cuarta parte a vestido, enseres electrónicos y al cuidado personal.
En conjunto, el gasto en estos productos representa alrededor del 60% del gasto de las familias. Por ello, cualquier política de gobierno que afecte el precio y las condiciones de este gasto, afecta enormemente las condiciones de vida de la población.
El estudio “Eficiencia en el Comercio y el Bienestar de los Consumidores”, elaborado por el IMCO, señala que, en los últimos cinco años, los hogares más pobres han visto incrementos netos en su ingreso cercanos al 25%, con lo cual ha aumentado su consumo, específicamente en formatos modernos que les ofrecen ventajas en precio, calidad y servicio. Por ello, el papel de las políticas del gobierno debe ser el de procurar que el consumidor siga ganando en precio, calidad, variedad y servicio, para hacer rendir su gasto.
Durante los últimos 10 años la apertura comercial y la mayor disponibilidad de información han favorecido la competencia entre proveedores que buscan ganar la preferencia de los consumidores. En consecuencia, el comercio y los consumidores mexicanos están mejor que antes.
Sin embargo, todavía existen barreras al comercio eficiente que se traducen en mayores precios y en menor variedad de productos y calidad en el servicio, al compararse con países desarrollados. Los electrodomésticos comúnmente hallados en los hogares mexicanos nos cuestan entre un 33% y un 110% más que en Estados Unidos. La falta de información fácilmente accesible para comparar y decidir promueve que en México existan grandes diferencias en precios, calidad y servicio entre distintos proveedores. Las diferencias en precio oscilan entre un 19% y un 36% en electrodomésticos y entre un 20% y un 34% en productos básicos, apuntó enseguida.
La incipiente competencia e información accesible sobre las condiciones de crédito para estos productos se traduce en costos de financiamiento más altos. El Costo Anual Total (CAT) de los productos financieros para bienes de consumo oscila entre un 41% y puede llegar hasta 246%.
Además, los costos para el comercio se incrementan por obstáculos en la regulación federal, estatal y municipal. Los costos adicionales incluyen desde retrasos en las aduanas hasta permisos y trámites ante autoridades municipales y proveedores de servicios públicos. A lo anterior se añaden los elevados costos ocasionados por ineficiencias en el sistema logístico.
Dichas ineficiencias se agravan en los centros de población más aislados y de menor tamaño, por lo que los consumidores más pobres terminan pagando mayores precios por aparatos electrónicos, enseres domésticos, alimentos, ropa y artículos para el cuidado personal, finalizó Venegas Méndez.
EL DATO:
Todavía existen barreras al comercio eficiente que se traducen en mayores precios y en menor variedad de productos y calidad en el servicio
