Durante los últimos meses se ha detectado un fenómeno que ha llamado la atención: pequeños negocios que surgieron gracias a un préstamo autorizado por alguna institución crediticia han tenido que cerrar por las bajas ventas, al no poder competir con los grandes comercios.
El ejecutivo financiero Raymundo Cruz Ramos dijo que diariamente acuden a las oficinas locales de la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) al menos dos personas que cerraron sus negocios y buscan la reestructuración de su deuda al no poder pagar los intereses de sus créditos.
Y es que las cajas de ahorro y crédito popular se los autorizaron en un momento en que los solicitantes eran solventes, pero ahora se enfrentan con que ya no les pueden pagar. Se trata de negocios de comida, abarrotes, papelería, tiendas de regalos, calzado y ropa.
Desafortunadamente esos negocios han ido cerrando porque se vuelven insostenibles. No pueden competir con los grandes comercios, las utilidades que generan no les permiten obtener los gastos de administración, como renta o luz
Tampoco logran una utilidad suficiente para el sustento propio y para pagar lo que se les prestó. "Son negocios en los que, con el tiempo, las mercancías que venden ellos mismos las van consumiendo, si son otro tipo de mercancías, cada día adquieren menos y como consecuencia los precios que consiguen son más altos y si ellos suben el costo al público están fuera de competencia", concluyó.
“Llama la atención porque no hay un día que no venga una persona a pedir la intervención de Condusef", admitió Cruz Ramos en entrevista con este Diario, al referirse a las dificultades por las que atraviesan los usuarios al no poder pagar los créditos que se les otorgaron.
“Lo peor del caso es que las instituciones intermediarias están obligadas por la Ley de Ahorro y Crédito Popular a recuperar el dinero que haya otorgado en crédito", agregó.
Refirió que los intereses no llegan al 2% pero aun así, no los pueden pagar. No pueden condonarlos y desafortunadamente a veces los usuarios lo ven como una actitud voraz pero no es así, tienen que cuidar el dinero de los socios ahorradores que también exigen el pago de sus intereses
Por ello, la Condusef interviene gestionando plazos de pago que dan tiempo a los afectados para que puedan vender alguna propiedad y eviten el embargo y la contratación de abogados. También se condona el pago de intereses moratorios. Lo más lamentable es que esas microempresas terminan cerrando.
Todo esto deriva de las bajas ventas en los pequeños negocios por la competencia con las grandes cadenas comerciales y los bajos salarios.
“También influye que los propietarios no tienen formación empresarial”, añadió Cruz Ramos.
Montar un negocio es conseguir un local y llenarlo de mercancía, pero hacer prosperar un negocio es muchas otras cosas. Tres cualidades son básicas para que, de un negocio, pueda decirse que es bien atendido y para que, en consecuencia, pueda prosperar:
1. Calidad en la labor que se hace y/o en los productos que se comercializa. Esta calidad no puede darse sólo en principio para hacer clientela. Ojo con esto: cuando usted decida bajar la calidad, comenzará a bajar la demanda. Es ley indefectible.
2. Honestidad. Para tener un negocio sostenible hay que mantener los precios al nivel de la competencia y quizás un poco más bajos... o dar un valor agregado real que justifique el sobrecosto. Hay que cobrar lo justo y devolver lo correcto. Una moneda que usted no devuelva, pareciera que pasa indiferente, pero créame que pesa en el sentir de la gente. Cada producto debe llevar su precio en forma visible, legible y comprensible. Y, en los abarrotes, la mercancía debe ser revisada diariamente para evitar la venta de vencidos o de productos en mal estado.
3. Cumplimiento. Todo negocio que prospera es puntual en los horarios. Cumple al máximo con las fechas de entrega pactadas y garantiza los productos a satisfacción del cliente.
EL DATO:
Muchos propietarios de negocios en pequeña escala no tienen formación empresarial
