Desde hace más de 70 años, Pepetoño, conocido entre sus clientes como “el Barradas” o “el Hijito”, da brillo a los zapatos de funcionarios, diputados, servidores públicos y todo aquel que aún tiene el gusto por lucir un calzado brillante e impecable.
De rostro y figura cansadas, pero con remembranzas muy vivas, casi a flor de piel, se le ilumina el rostro al recordar que a su bolería han llegado figuras de la altura del presidente Adolfo López Mateos y prácticamente todos los gobernadores en turno que ha tenido Aguascalientes en las décadas que se ha dedicado a este oficio.
Durante estas siete décadas, la plaza principal ha cambiado su fisonomía, pero no su labor. Fue en los sexenios de Rodolfo Landeros Gallegos y Carlos Lozano de la Torre cuando se registró una remodelación integral, que los obligó a él y a sus compañeros de oficio, a reubicarse temporalmente, sin que por ello perdieran clientela.
Yo tuve la ocasión de bolear al presidente Adolfo López Mateos y hasta a –Francisco- Labastida. Hasta le dije que si llegaba al poder, que no se olvidara de Aguascalientes, hasta me dijo ‘y voy a venir contigo, güey’, pero pues perdió, ni modo evoca, con la mirada perdida en el fondo de sus recuerdos y una sonrisa que tarda en borrarse de su rostro.
Recuerda la época de oro del hotel Francia, cuando en temporada de Feria, a los toreros triunfadores los cargaban en hombros desde la vieja plaza de toros San Marcos hasta ese sitio, donde iniciaba el festejo. No fueron pocas las grandes figuras de la tauromaquia a quienes ayudó a lucir una figura impecable.
Ese mismo hotel, que era administrado por don Juan Andrea, era el asignado para los artistas y cantantes que actuaban el Palenque de la Feria, a quienes también él daba lustre, según recuerda emocionado.
“Me acuerdo mucho de Vicente Fernández, era la década de los 70, venía y caminaba por la plaza, se boleaba y no le ponían atención. Quien iba a decir que sería el sucesor de Pedro Infante, el gran ídolo que es”.
Reconoce que en 70 años muchas cosas han cambiado en la ciudad, unas modas van y otras vienen, se dejó de usar traje y la moda tiene a veces tintes estrafalarios, pero lo que nunca se hará a un lado es el gusto por un zapato limpio, brillante y bien lustrado.
TRADICIÓN
Los constantes cambios en la Plaza de la Patria no han afectado la labor de los boletos que ahí laboran