Los cinco principales acuíferos que alimentan de agua potable a la entidad están catalogados como sobreexplotados, los cuales son Aguascalientes, Calvillo, Venadero, El Llano y Chicalote, ante lo cual la disponibilidad del vital líquido es responsabilidad de todos, no solamente de las autoridades o de los concesionarios.
Daniel Enrique Menéndez, gerente de Comunicación Corporativa de la empresa Concesionaria de Agua Potable de Aguascalientes (CAASA), señaló que tan sólo el acuífero del Valle de Aguascalientes registra una sobreexplotación anual de 144 millones de metros cúbicos por año, por lo que los usuarios de esta capital y sus zonas conurbadas, no estamos exentos de los riesgos del complejo problema de abastecimiento, tomando en cuenta que sólo el 68% del agua regresa a las reservas por medio de la infiltración derivada de las lluvias.
En la actualidad el planeta vive una severa escasez y deterioro de los recursos naturales, entre ellos el agua. Hoy en día 2,100 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso al agua, y en México, dicha cifra representa al menos 10% de la población.
Las campañas ambientalistas, las empresas socialmente responsables y el marketing verde, son ejemplos tangibles de la preocupación de diversos grupos de la sociedad por visibilizar acciones concretas que contribuyan al mejoramiento del entorno social, económico y ambiental.
De ahí emana la importancia de proteger las zonas de recarga natural como son los bosques y humedales, sin embargo, sólo el 8% del total del territorio en el estado está constituido por bosques, lo que se traduce en 561 mil hectáreas.
Aquí es donde nace la necesidad imperativa de proteger las reservas naturales, ya que son potenciales recargas para que el agua se infiltre de regreso al subsuelo, por ello la presencia y preservación de la flora local como los mezquites y huisaches, ya que constituyen un indicador de recarga del acuífero del Valle de Aguascalientes, manteniendo en equilibrio el ciclo del agua.
En este panorama surge la interrogante sobre ¿qué papel juega la ciudadanía?, puesto que la participación ciudadana es pieza clave en el uso eficiente del agua, una herramienta al alcance de todos para garantizar su disponibilidad del recurso en calidad y cantidad óptimas para la presente y futuras generaciones.
Paralelamente al cuidar el agua, estamos cuidando otro elemento de gran valor como lo es la energía, la cual está presente desde el proceso de extracción a través de la utilización de complejos equipos electromecánicos de bombeo, así como en el tratamiento del agua, y la operación de las redes que se canalizan hasta el usuario final, pudiendo distribuirse principalmente en el sector urbano, rural, comercial e industrial y servicios públicos.
El hecho de que más de 900,00 habitantes del municipio de Aguascalientes cuenten con el abastecimiento garantizado del agua potable en sus hogares es el resultado de un arduo esfuerzo y trabajo en conjunto entre las autoridades municipales y la actual concesionaria.
Al cierre de 2017, el municipio capital contaba con 2,681 kilómetros en redes de agua potable, algo así como la distancia que existe entre la ciudad de Hermosillo, Sonora y Villahermosa, Tabasco, atendiendo un padrón de más de 270,000 usuarios, lo que representa una responsabilidad mayúscula tomando en cuenta las condiciones del recurso en la entidad: ya que la mayor parte del agua extraída en el Estado, así como a nivel global, se destina al uso agrícola, seguido del abastecimiento urbano y finalmente el uso en la industria.
Se necesita un empuje más contundente por parte de la sociedad para poder plantear un escenario favorable en cuanto a la disponibilidad del agua a corto, mediano y largo plazo, como la puesta en marcha de programas sociales que en conjunto con la población ejecuten estrategias para la salvaguarda de este recurso primordial.
Un plan integral de mejora en la gestión hídrica en el que participen diversos grupos de la sociedad civil, la iniciativa pública y privada, podría ser un esfuerzo eficiente en la protección del derecho humano del acceso al agua potable y saneamiento.
LA CIFRA:
El municipio capital contaba con 2,681 kilómetros en redes de agua potable, algo así como la distancia que existe entre Hermosillo, Sonora y Villahermosa, Tabasco
