La autonomía universitaria ha visto en los últimos años menguar su libertad de cátedra y sus planes de estudios por la lógica del mercado neoliberal, ya que buscan ahora algo que antes se les había escapado de las manos: la mercancía del conocimiento
Señaló que lamentablemente “ya hay injerencia en contra de nuestras universidades, y que incluso la vemos como muy normal”.
Tenemos el caso de los fondos que el Gobierno Federal destina para la investigación, que los entregan con una serie de condiciones a cumplir, lo que estipulan sobre una injerencia directa sobre el investigador, que pierde así su propia libertad; además, los organismos acreditadores de las carreras imponen condiciones al uso y destino del dinero que entregan, de acuerdo con perfiles que dictan los burócratas sentados detrás de los escritorios
Agregó que también los fondos especiales que provienen del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), vienen etiquetados para un tipo de investigación que ellos consideran “pertinente”, lo que “deja en detrimento la investigación básica que debería hacer nuestro país, para que la hagan investigadores en otros países. Por eso me pregunto: ¿todo el conocimiento y actividad humana debe estar sometida a lo que dicte el mercado?”.
Subrayó además la necesidad de preservar una universidad “sin condiciones, con el derecho de decir la verdad y, sobre todo, con la libertad para cuestionar, porque debe preservarse el derecho de decir públicamente todo lo que exige decirse, por encima de cualquier interés. La universidad debe ser el último espacio de una resistencia crítica”.
Alvarez Terrones hizo un repaso histórico a las luchas de quienes hicieron posible que en estos tiempos hasta estén garantizadas en la Constitución Mexicana. “Eso ha hecho posible que tengamos libertad para administrar nuestros recursos, y no nos vengan a decir dónde o cómo invertirlos, así como el derecho de autogobernarnos de acuerdo a nuestros propios intereses”.
Luego detalló:
Hoy fue un performance, mañana será un libro, luego una clase, después una carrera. Hay en estos momentos focos amarillos en torno a nuestra autonomía, porque tenemos el riesgo de perder las libertades ganadas. Eso no es algo abstracto, sino que nos pueden cuestionar qué es lo que vamos a enseñar o qué es lo que se va a investigar en los laboratorios
El académico universitario comentó que para llegar a un verdadero conocimiento, es necesaria la libertad, que es también para pensar. “La autonomía no es algo que está a la regalía de una autoridad. No podemos permitir lo que con tanto sacrificio ha sido logrado. Debemos defender la libertad de cátedra, y no que venga nadie de fuera a decirnos qué es moral o inmoral
En suma, la autonomía universitaria es la condición en la cual la universidad (como un individuo) conserva, con entera libertad e independencia, aquello que constituye su manera de ser esencial, característica y propia. La autonomía universitaria, a menos que sea declarada en la Constitución de un país, no es un territorio dentro del Estado de Derecho, sino un organismo colectivo social con fines eminentemente científicos y sobre ello es que cae el concepto de autonomía.
La universidad nunca es cien por ciento autónoma por cuanto dependerá siempre del presupuesto nacional para su subsistencia y de los demás órganos estatales para su control y orden como es el caso de la policía. La autonomía universitaria como concepto filosófico no tiene parte en las actividades políticas de un Estado, su “territorialidad” no es mayor que el área asignada para su actividad. No puede calificarse a la autonomía como entera libertad e independencia del Estado, puesto que vive y convive dentro de él.
EL DATO:
La autonomía no es una dádiva por parte de la autoridad y no tiene tintes políticos de ninguna clase