Ése sábado se cumplen tres décadas de una de las mayores tragedias que se han vivido en Aguascalientes: el inesperado derrumbe de una parte de la fábrica de mueves tubulares JM Romo, que en ese momento se encontraba en construcción.
Eran las 16:40 horas de una calurosa tarde del jueves 12 de mayo de 1988, cuando en la esquina que conforman las calles Colón y Vicenta Trujllo, sin previo aviso, cinco pisos de la ampliación de la factoría y dos más correspondientes al sótano se vinieron abajo sepultando en su interior a más de 80 trabajadores que realizaban sus labores habituales dentro de la fábrica, además de otros 20 que laboraban en la construcción de la misma.
La cifra oficial de personas fallecidas fue de 18, quienes fueron sacadas de entre los escombros, así como más de 70 lesionados, si bien siempre se aseguró por lo bajo que el número de personas fallecidas había sido mucho mayor.
De acuerdo a las crónicas de la época, plasmadas en El Sol del Centro por los reporteros Mario Mora Legaspi, Sandra Luz Muñoz Santana y Javier Macías, tras los primeros minutos de pasmoso silencio e incertidumbre, por fin se dio aviso a los servicios de emergencia y de inmediato acudieron elementos del Ejército Mexicano, bomberos municipales, Cruz Roja Mexicana de Aguascalientes, Salamanca, León Guanajuato y Guadalajara coadyuvaron en las labores de rescate.
Menos de 24 horas después de los hechos, arribaron a esta ciudad los “hombres topo”, grupo de rescatistas especializados en buscar gente entre los escombros y que se formó en los entonces recientes terremotos de 1985 en la Ciudad de México.
A pesar de que la tragedia cimbró a toda la sociedad de Aguascalientes, ninguna persona fue sancionada y meses después se decretó que la misma obedeció a fallas en los materiales.
Ingenieros denunciaron en su momento que el responsable de la obra, Roberto Aceves, utilizó una novedosa técnica de amarre de varilla para formar los castillos mediante tiras de lámina que sustituían al alambre de acero que comúnmente se usa.
En el sitio actualmente no existe placa alguna en memoria de los fallecidos, como si se apostara a que el tiempo borrará estos hechos de la memoria colectiva.